Con los gringos (¿malditos o benditos?)
Breves recuerdos de un país que se procastiniza
Washington Abdala
La primera chance de enganche la tuvo Jorge Batlle, por vocación, por inteligencia y por sentido común. Allá en abril del 2001 en Quebec le dijo a Bush -con Chavez a su lado- que Uruguay lo que desearía era integrar una gran zona de acuerdo comercial en todo el continente. Con ese estilo entre quijotesco y político punzante, dejó claro que quería que el gigante le abriera las puertas a la carne uruguaya. ¿Cuántas estaciones de gasolina tienes tú (le pregunta a Chavez mientras le dirige la palabra al presidente norteamericano)? En corto le dice Chavez: algo más de 5000. Sigue hablando Batlle: bueno, nosotros queremos tener bocas de venta -carnicerías- de nuestra carne, así como ustedes tienen las gasolineras.
(Esta sería la reunión que aproximaría a Jorge a Bush y que a posteriori le permitiría al Uruguay salvar su economía por el buen vínculo que se creó en ese momento. Bush vino y lo felicitó a Jorge y éste -ni corto, ni perezoso- le pidió reunión en la Casa Blanca. Lo de Milei tiene este precedente. Lo recuerdan poco. Una pena)
La segunda chance es con Tabaré Vázquez que recibe la oferta de un TLC con Estados Unidos. Tabaré (tuve y tendré miles de discrepancias con él y varios de sus procederes morales, pero acá estoy juzgando ese momento) la vió y no dudó. Quien no quería por nada del mundo ese matrimonio fue el canciller Reinaldo Gargano (socialista demodé) que supo dinamitar los puentes con el Frente Amplio por detrás y bloqueó la chance.
El cartero pasó dos veces y por una razón u otra no se recogió la carta.
Ahora Milei fue a buscar el balón. Cada 50 días viajó a Estados Unidos. He visto lo que ha hecho en cada oportunidad que pisó suelo gringo. Remó, sudó, aguantó, se reunió, lo plantaron alguna vez, volvió, mordió y quebró el cerco endogámico norteamericano que es mucho más profundo de lo que se cree. Es verdad, ligó, porque el presidente norteamericano (que divide al mundo en amigos y enemigos) divide las aguas y Milei tomó la apuesta neta y así supo que podía sostener el respaldo de su moneda. Yo creo que los argentinos no captan la magnitud de lo que es tener al secretario del tesoro gringo haciendo de respaldo bancario por detrás de su economía, casi que eso no se ve en ningún lugar del mundo. En fin, vivir es ver cosas surrealistas.
¿Y Uruguay? Lejos de la jugada, con una política exterior clásica, sin tomar apuestas como hizo Enrique Iglesias en su momento con China, básicamente jugando con todos y todas.
¿Es buena opción esa?
No.
¿Cuál sería el mejor camino?
El que le mejore la inversión al país y en consecuencia generara más trabajo.
¿Se ofendería China por ser más insistentes con EEUU?
Somos demasiado pequeños para eso y no sería ser descortés con ellos, solo buscar más juego con los gringos sería obvio.
¿Se buscará entonces más aproximación con Estados Unidos a lo Milei?
No, porque los ideologismos, lo que requiere de esfuerzo y empuje ante semejante hazaña implica remar a mil adentro del gobierno de Trump. No se hizo, no se quiso, no hay vocación y listo. Nadie asume un riesgo, eso no es muy uruguayo. No hagan olas gente.
En fin, otra oportunidad más perdida para mejorar la vida de los uruguayos. Como acá son del club de Lula, así nos va.
Luego no digan que se hizo todo lo que se pudo.
Esto -con los gringos- se pudo hacer, pero requería de tirarse a la piscina con todo, y claro, sintonía con Milei al que consideran facho.
El gobierno no lo quería y muchos otros, -inclusive- tampoco.
Yo me hubiera tirado de cabeza y con el primer short de baño que encontrara.
No importa nada lo que pienses de Estados Unidos, sigue siendo hoy el país más rico del mundo y resulta que compran todo lo que producimos nosotros. Eso era platita para el más humilde, y para todos.
Pero como acá la ideología está por encima de todo, pasan las bolas, pasa todo y seguimos creyendo que somos unos “crá”. El cartero pasó tres veces. Es joda.
Es realmente decepcionante ser como somos.
Porque no poder es una cosa, pero dejar de meter goles porque no pedís para patear con el arco libre, es increíble.
Verdaderamente increíble. Claro, hay que querer ser Suarez, tener hambre de gol, si solo querés hacer banco y que todo salga más o menos, estás jodido. Rejodido.