Un ícono del republicanismo uruguayo ESCUCHA: Baltasar Brum se suicidó por tu libertad
Manuel Flores Silva
Baltasar Brum no llegaba a cincuenta años cuando puso fin a su vida el 31 de marzo de 1933. Muerto Batlle, más de tres años antes, Brum era el líder batllista más relevante. Era para empezar, junto a José Serrato, uno de los dos batllistas vivos que había sido Presidente de la República (1919-1923). También había sido Ministro de Instrucción Pública de Batlle desde el día en que cumplió 30 años (junio de 1913), la edad constitucional que se lo permitía. Ministro del Interior después (1915) y luego Canciller (1916). E integraba desde 1931 el Gobierno Colegiado –el Consejo Nacional de Administración- a quién ese día el Presidente Gabriel Terra le daba un Golpe de Estado y barría con la democracia y con las instituciones republicanas.
La Constitución que Terra avasallaba ese día tenía en Brum a uno de sus redactores. Cómo se sabe dicha Carta Magna fue redactada por la “Comisión de los 8” que se formó por fuera de la Asamblea Constituyente en 1917. Esa Comisión que lograra el acuerdo constitucional estaba integrada por cuatro colorados (Baltasar Brum, Domingo Arena, Ricardo Areco y Juan Antonio Buero), todos en entendimiento permanente con Batlle aunque Areco era vierista (por lo tanto también colegialista) no batllista, y cuatro nacionalistas (Leonel Aguirre, Carlos A. Berro, Martín C. Martínez y Alejandro Gallinal). Así se hizo la Constitución llamada de 1918, aunque fue plebiscitada en 1917 y empezó a regir en 1919.
Salteño -Brum había nacido no lejos de la ciudad de Artigas, entonces perteneciente al Departamento de Salto- se educó en su Instituto Politécnico. Allí enseño Literatura. Luego se recibió de abogado. Llevaba, como todos los salteños, el Salto en el alma.
No se puede entender el suicidio de Brum si no se entiende antes el compromiso de los líderes batllistas con la idea de República. El 31 de marzo de 1933 caía el sistema republicano y la única prioridad para Brum, el líder de los republicanos en el país, era que la dictadura durara lo menos posible. Eso fue lo que conversó con los amigos las largas horas en que revolver en mano, en la puerta de su casa en Rio Branco 1394, esperaba a la Policía del nuevo régimen, a la que había repelido a los tiros en la mañana.
Fue eso lo que lo convenció de suicidarse. Si se iba del país, como ya el Gobierno de facto había ofrecido, la dictadura no quedaría manchada de sangre. Si manchaba de sangre la acción de los liberticidas entonces los abreviaba. Como los abrevió. Se le devolvería más rápido la dignidad a los ciudadanos. Tiempo de libertad y de república bien valen una vida, es el mensaje sustancial de Brum. Al promediar la tarde, caminó hacia el medio de la calle y se pegó un tiro en el corazón. Una serie de fotos del diario El Día testimonia el suceso. La ilegitimidad del régimen de facto quedaba estampada para siempre por la sangre libertaria que corría aquella tarde por la calle Rio Branco.
La libertad para un republicano no es un valor abstracto. Está hecha de derechos, garantías, normas constitucionales, normas legales, deberes, transparencias, controles, equilibrios, división de poderes, contención de poderes fácticos, rendición de cuentas públicas, etc.. Todo lo que hace a que un sujeto pueda ejercer su dignidad en la vida o todo lo que evita que se instale la indignidad en una sociedad. Si se quiebran las normas, la Constitución, la ley, el respeto …. y no pasa nada, no hay ningún reflejo social, entonces el cuerpo del soberano está muerto. Si no había reacción al Golpe de Estado el Uruguay se degeneraba. Brum lo entiende claramente y con su muerte Brum nos reivindica a todos. Uruguay será República o no será, nos dice con su gesto final.
El régimen terrista haría una nueva Constitución al año siguiente. El modo de hacerla votar fue que toda lista que se presentara a la elección debía tener obligatoriamente un renglón debajo de adhesión a la nueva Constitución. Es decir salvo los batllistas y los blancos independientes que estaban proscriptos, todos los demás al presentar e imprimir sus listas debieron adherir a la nueva y autoritaria Constitución. Los socialistas y los comunistas, por ejemplo, que integraron las Cámaras terristas, pagaron ese precio. El no ser republicanos lo explica.
La República
La Constitución de 1918 había consagrado para empezar que pasáramos a llamarnos República (antes Estado Oriental del Uruguay). Había establecido un Poder Ejecutivo bicéfalo (Presidencia con Relaciones Exteriores, Defensa e Interior a su cargo, Consejo Colegiado, con toda la administración económica y productiva bajo su responsabilidad) de modo de despersonalizar el poder. Eso era central para un republicano, la despersonalización del poder. En el Consejo Nacional de Administración los integrantes eran nueve, la Presidencia rotativa y estaba representado también el Partido de la minoría. Es decir, un Ministro, por ejemplo, no despachaba con un Presidente sino con un Consejo colegiado donde estaba la oposición representada.
La Constitución de 1918 fue la Constitución que le daba más participación a la ciudadanía. El Presidente se elegía cada 4 años, Los Consejeros Nacionales (duraban 6 años) se renovaban por tercios (3 consejeros) cada 2 años. Los Senadores (duraban 6 años) se renovaban por tercios cada 2 años. Los Diputados se elegían cada 3 años. Los gobiernos departamentales también cada 3 años.
De este modo había 8 elecciones cada 12 años. A los 2 años de empezado el ciclo se elegían un tercio de los Consejeros Nacionales (tres) y un tercio de los Senadores (seis). Al tercer año los Diputados y los Gobiernos Departamentales. Al cuarto año el Presidente, un tercio del Consejo de Administración y un tercio de los Senadores. Solo al quinto año, al primero desde luego y al onceavo año no había elecciones. El sexto y el doceavo año del ciclo se elegía mucho (un tercio de los Consejeros, un tercio de los Senadores, todos los Diputados y los Gobiernos Departamentales).
En suma, el cronograma electoral estaba armado por ingenieros políticos republicanos. Pues al haber más elecciones habría más control ciudadano, más deliberación ciudadana, más participación ciudadana. Más república.
Para empezar pues, despersonalización del poder y participación ciudadana.
Entre 1913 y 1916 Batlle había publicado en El Día artículos que relataban la historia del pensamiento y de la acción republicana. Desde Grecia y Roma, desde las repúblicas medievales (Venecia, Florencia, Génova, etc.), desde la revolución y la república francesas, desde la revolución y la república de los Estados Unidos de América.
Ser batllista pasó a ser el modo local de ser republicano radical. Pues buena parte de la agenda del Batllismo tenía que ver con las ideas de los republicanos radicales franceses cuya experiencia Batlle y Ordóñez había recogido en sus dos largas estadías en Francia. Tal era esa pertenencia que hasta la década del 20 –cuando se difunde el himno del Partido Colorado con música de Fabini y letra de Casaravilla Lemos- era La Marsellesa la que hacía de himno del Partido Colorado en todos sus comités partidarios. Yo llegué a conocer gente que lo recordaba.
La Constitución de 1918 avanzaba en todos los frentes: organización de la Justicia, separación de la Iglesia y el Estado, descentralización (autonomía departamental y elección local de sus autoridades hasta entonces nombradas desde Montevideo). Esa República era la que se buscaba tumbar.
Al promediar la tarde, decíamos, Brum caminó hacia el medio de la calle Rio Branco y se pegó un tiro en el corazón. Antes gritó con una fuerza que ha atravesado siglos, tiranos y prepotencias de todos los signos: ¡Viva Batlle, Viva la libertad!
El reloj de la dictadura había empezado esa tarde en que se inauguraba su cuenta regresiva. Su ilegitimidad hería ya desde el comienzo los corazones de los uruguayos. Pues llevábamos el corazón roto de Brum latiendo en el corazón de cada uno.
Pues el país se hizo más muriendo que matando, a lo republicano. También lo dijo Brum con su decisión.
Escribo esto no pensando en el pasado sino en el futuro. Las amenazas a la libertad y a la República nunca terminarán. Todos tienen que saber que hay gente que entrega todo por defenderlas. Que los uruguayos llevamos un Brum adentro.