Política nacional

Conmemoración, reflexiones y oportunismos

Marcelo Gioscia

Un nuevo Día Internacional de la Mujer, nos invita a conmemorar con sumo respeto, un trágico acontecimiento ocurrido un 8 de Marzo, pero de 1908, en Nueva York. En un clima de huelga general del sector, un empresario pretendió poner fin al diferendo a través del fuego y ese día, perdieron la vida más de 120 trabajadoras de una fábrica textil, que reclamaban por el reconocimiento de sus derechos laborales. A más de cien años de ese hecho histórico, muchas -sino todas- las reivindicaciones reclamadas, en materia laboral, tuvieron sanción legislativa.

No sólo en los EE.UU., sino en muchos países del mundo, entre los que, nuestro país tuvo un especial destaque, con el voto de la mujer (aún antes que en Italia y Francia), la limitación de la jornada laboral, la ley de la silla, el salario vacacional, las licencias por maternidad, la indemnización por despido abusivo, las asignaciones familiares, las primas por presentismo y productividad, por recordar sólo algunos de esos derechos. Se trata pues de una “conmemoración”, (esto es, desde la etimología de la palabra, una “evocación”, un llamado, a poner a algo o a alguien en la mente, ya sea para celebrar o para recordar, lo que significa ni más ni menos, en nuestro idioma español: “volver al corazón”) que debe llevar a reflexionar sobre el camino recorrido desde entonces. En consecuencia, no debe agotarse en un “feliz día de la mujer”. Sino por el contrario, debiera ser útil para tener presente lo logrado, a fuerza de muchos sacrificios y dedicación, para advertir lo que aún falta alcanzar y poder construir -desde la inclusión y participación en igualdad de oportunidades- un mayor bienestar social, que permita la realización personal, dentro del marco normativo que la legislación establezca. Se ha tratado y trata de un camino de largo aliento, en el que no debieran conculcarse derechos, ni atribuir al “patriarcado” todos los males de las diferencias que aún existen. Nuestra Constitución establece la igualdad entre los habitantes de este suelo, sin considerar género, sino sólo los “talentos y las virtudes” de cada quien, como causales de distinción. Resulta imperioso, corregir las ilegalidades e inconstitucionalidades contenidas en la llamada “Ley de Género”, que consagró la desigualdad entre el hombre y la mujer. Recordemos que, en los casos de denuncias por “violencia doméstica” o de “genero”, prevalece la declaración de la mujer, sin que prácticamente se escuchen los argumentos de defensa del hombre, en todo caso, siempre previo y potencial culpable, por el hecho de serlo. Si habrá que tener cuidado en el uso de los términos…muchos oportunistas han politizado estos reclamos y en las marchas que convocan a diversos colectivos, se han advertido consignas ciertamente agresivas y disruptivas, que van desde la “muerte al macho” a la total libertad para interrumpir embarazos, por ser “dueñas de su cuerpo”. Estos pequeños grupos, que en muchos casos, han empañado la conmemoración que la fecha impone, suelen hacer más ruido del que provendría de su real número de adeptos y en ocasiones, obtienen más prensa que aquellos otros, que sí pugnan por obtener reales mejoras en los derechos que entienden, aún les limitan su crecimiento.

Compartir

Deja una respuesta