Soberbios, matones, e hipócritas, en el poder
Lorenzo Aguirre
En el Despacho Oval tuvo lugar un episodio lleno de vulgaridad – ¡en otros tiempos, por lo menos ocurrían sucesos estimulantes a la imaginación! -, donde una conversación con expresiones matonescas por parte del presidente norteamericano Donald Trum – acompañado de un adulón J.C. Vance, convertido en un deplorable vicepresidente patotero –, fue lanzada al mandatario ucraniano Volodímir Zelenski. Al parecer, el soberbio de Trump se ha pasado al enemigo – no solo de Estados Unidos, sino también de Europa, aunque el viejo continente no hace lo suficiente para defender las libertades, y son vejados en buena medida por los burócratas de Bruselas -, apoyando a un hipócrita desequilibrado como el presidente Vladímir Putin, el cual, todavía, se burla diciendo estar “dispuesto a mediar” para calmar las aguas, aunque el asesino de la KGB, a lo largo de tres años de invasión a Ucrania ensangrentó esas aguas llevando la vida de cincuenta mil hombres, y en los últimos días ha lanzado una serie de ataques aéreos, después que Estados Unidos cortara el respaldo militar a Ucrania. Junto a los maleducados en el Despacho Oval, también “brillo” el “cubanito” Marco Rubio, un lustra escritorio que exigiera a Zelenski, “pedir disculpas por su actitud en la Casa Blanca”. Pero, el presidente de Ucrania – otrora también fue “cuatro machos” – mantuvo su posición, aunque sería oportuno dejar constancia que, días después, demostrando una vez más su tontería, expresó “estar dispuesto a un acuerdo para ceder los minerales que exige Estados Unidos, a cambio de apoyo en el conflicto bélico.
Donald Trump, haciendo alarde, y con su corte burda, grabó para los medios de comunicación – ¡todo planeado! – ese encuentro en el cual tenía ensayado humillar públicamente a Zelenski, pero, el tiro salió por la culata, y una vez más afloró sus invalores, intolerancia, perfil fascista, cháchara autárquica, dejando alrededor de la coqueta mesita en el living del Despacho Oval, un aire tóxico, al destilar la ordinariez que no ha podido combatir (¡tampoco le interesa!) pese a los millones de dólares que llenan sus arcas.
La patética actuación premeditada por parte de Trump, no solo buscando fortalecer su perfil político, sino proyectar una diplomacia dura al adueñarse de las negociaciones diplomáticas – mandando suficientemente lejos al Cuerpo Diplomático de los Estados Unidos, los cuales son los canales convencionales adecuados -, dejó bien claro que, el preparado “round” transmitido en directo, en realidad no trataba de lograr la paz entre Moscú y Kiev a través de un camino del medio, más bien, lograr bajo prepotencia, un “acuerdo” económico que evidencia explotación a un pueblo sufrido, destruido, necesitado.
¡El Trato!
Compromete a Ucrania con el 50% de todos los ingresos de la futura monetización de activos de recursos relevantes, metales estratégicos – minerales, petróleo, gas natural – para desarrollo tecnológico y la industria de Estados Unidos, para ser volcados a un “fondo de reconstrucción”, administrado por Washington.
Más allá de lo narrado, también Trump amenazó retirar el acceso a internet, suministrada por la empresa de Elon Musk.
Después del altercado en la Casa Blanca, líderes europeos como el presidente francés Emmanuel Macron, el Canciller de Alemania, Olaf Scholtz, y Ursula von der Leyen, Presidente de la Comisión Europea, brindaron apoyo a Volodímir Zelenski, y manifestaron total rechazo a una serie de expresiones por parte de Trump: “¡haces el trato, o estamos fuera!” … “tienes que estar más agradecido con la Casa Blanca” … “no tienes cartas, están enterrados, estás quedando sin soldados… estás jugando a la III Guerra Mundial, y eres un irrespetuoso y mal agradecido”.
Francia y Reino Unido propusieron otra tregua de un mes en el conflicto, pero Macron sugiere negociar en una misma tabla con Trump, y Putin, además de señalar que, Rusia, debe respetar el “Alto el Fuego”.
Una de las cosas más importantes ahora, es, que, Occidente, no se divida, no pierda fuerza, porque sin lugar a dudas el mandatario norteamericano ha llevado a la alianza trasatlántica, a la incertidumbre, y como si fuera poco, ha coqueteado ante los avances bélicos de Putin.
Por su parte, la “Organización del Tratado del Atlántico Norte” (“OTAN”) prevé un aumento del gasto de defensa, y Reino Unido se compromete a financiar a Ucrania, más de 5.000 misiles.
Lo acontecido, echa por tierra todo intento de finalizar el conflicto Rusia – Ucrania, mientras en Moscú, el genocida Putin se regodea, e hipócritamente manifiesta estar dispuesto a mediar entre Trump, y Zelenski … ¡tanta grosería … es demasiado! … pero, Sergei Markov – ex asesor del Klemlin -, agrega leña al fuego, al decir: “Zelenski, es un obstáculo para el fin de la guerra, y debería renunciar a la presidencia”.
La reunión en el Despacho Oval – transmitido en directo – deja en claro los errores muy serios de la estrategia diplomática Trump, complicando asimismo la proyección geopolítica.
Los procesos de paz llevan largo tiempo, y para desarrollarse, es necesario que, de ambas partes existan concesiones, y estar dispuestas a encontrar puntos de equilibrio.
También, es necesario establecer garantías de seguridad, y no se debe tomar a la paz como un negocio para Estados Unidos, y menos enfatizar de forma burda que, la “inversión estadounidense va a disuadir futuras confrontaciones, y la exclusión de la Unión Europea, y de la “Organización del Tratado del Atlántico Norte”, en el proceso de paz”.
Lo señalado, sin lugar a dudas puede ocasionar nefastas consecuencias, desencadenando una sufrida escalada en el conflicto. Si cae Ucrania, no sería de extrañar que, luego, podría seguir Polonia, para más tarde el sicópata de Putin, ir por más, pues la invasión a Ucrania más allá de ser una verdadera revancha por la aplastante derrota sufrida en la Guerra Fría – la cual mutilara las ambiciones imperialistas, provocando la pérdida de soberanía sobre los países que reflotaron de la destrucción de la Unión Soviética -, es una forma de acabar con esa especie de “orden internacional” consolidado luego de la Segunda Guerra Mundial.
Disparar la invasión a Ucrania fue crear el principio de un programa – llamémosle “neo imperialista” – que pretende en buena medida descomponer la relación transatlántica, y guste, o no, Donald Trump ha demostrado afinidad al “00” de la KGB – también a China comunista -, entonces, desde allí, queda poco trayecto para llegar a Teherán …¡ y por supuesto, dejar en el olvido, a Israel!