Política Internacional

Ni derechas, ni izquierdas…

“¡extrema ultra centrista!”

Lorenzo Aguirre

Los “macronetes”, grupo “progresista” pro Macron, exponencialmente proyectándose en Paris – en buena medida desprecian a los franceses de provincia -, están contentos porque con su líder no solo ganó Francia, sino toda Europa, y ha perdido Putin. A decir verdad… ¡me puedo descostillar de risa hasta el 14 de julio! ¿Ganó, Europa? El respaldo que continúa teniendo Putin en el viejo continente sigue siendo Alemania – al financiarle en gran escala la guerra porque le  paga por suministro de gas -, cuya política exterior tuvo como candidato en las nacionales francesas, a Emmanuel Macron, que embretó a su país con un 113% del PIB – deuda que no podrán pagar en treinta años – , y además, deberán soportarlo otros cinco, para más tarde llegar a unos comicios donde la extrema izquierda, y ultraderecha, se convertirán en “extrema ultra centrista”, y de regalo en las urnas, un tercio de abstención, algo prácticamente no visto desde 1969 en un país cuyos hijos, desde el parto mamaron la política, la libertad, y la igualdad.

Hay bastantes tontos en el mundo, y por supuesto también de derechas, que están contra el “sistema Marine Le Pen”, pero esos chavales no se han dado cuenta que, la ultraderechista pro nazi que apoyó a Putin cuando este anexó Crimea, siendo retribuida con 9.000.000 de euros para su campaña electoral, es en realidad la coartada del “sistema”, porque Marine Le Pen – tiene su “casi” doble en el “tercer mundo”, a través de Keiko Fujimori -, era archisabido que no ganaría, y como si fuera poco, sin importar para que lado hiciera fuerza, pues, por demostración, es incompetente.

Esos “virtuosos” de derecha, apoyan a Macron, pero resulta que, la ultraizquierda… – ¡perdón!… la izquierda… ¡no se puede decir “ultra” porque esa palabra se aplica solo a la derecha! -, con su líder Jean – Luc Mélenchon, en la segunda vuelta dio todo el auxilio a Macron, y todavía la nebulosa derechista dice que, Marine Le Pen, no se detendrá y seguirá haciendo campaña.

Emmanuel Macron, un estudioso – ¡como si esa condicionante fuera modelo, y no importara entonces si es un gran mentiroso patológico!, y acaso, ¿es tener superioridad moral? -, multimillonario de la banca Rothchild, elitista, soberbio, puesto como ejemplo de virtudes cívicas, en sus cinco años de mandato – gracias a un partido político inexistente formado por François Hollande, un socialista cuya ética ha dejado mucho que desear – disparó la deuda pública, dejando de cara al barranco, a sus conciudadanos.

Uno de los referentes de Macron, es Jacques Attali, argelino, economista, banquero, Presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y Desarrollo – organismo que busca “estimular” la economía en países de la Europa Oriental -, y por supuesto, fanático socialista.

Francia, tiene – como señaláramos – una deuda pública del 113% del PIB, la cual, la muchachada francesa no podrá pagar en treinta años. En cuanto a seguridad pública, hay zonas convertidas en intocables – donde no entra la policía -, con comunidades integradas por alrededor de seis millones de musulmanes franceses, y votando a Macron.

El joven Emmanuel seguirá sin hacer nada, y todos felices y contentos dentro de un país que, en los pasados cinco años, se ha deteriorado en picada.

Ahora, con un Estado casi dinosaurio, y la deuda de referencia, no se llega a buen puerto, menos, sin un firme programa por delante. Aunque parezca absurdo, Marine Le Pen tenía una propuesta más socialista que el propio mandatario millonario, más allá que, aquello de romper con el Euro, y dejar la Unión Europea, fuera plataforma de otro tiempo.

Así, pues, de seguir con el “estilo” en el cual venimos, en cinco años tendremos comicios con, extrema izquierda y ultraderecha, transformándose en “extrema ultra centrista”, en un aquelarre único donde, quizá, se abstenga un tercio de votantes.

Mientras, infelices se masacrarán por las calles, y vivos fascistas, nazis, comunistas, oligarcas, y millonarios, seguirán engordando, facturando, apoyando al “asqueroso capitalismo”, y pergeñando alguna otra guerrillita en cualquier parte del planeta para equilibrar la “dinámica bursátil”, a través de cierto “balance” en los números de seres humanos que “molestan” habitando este mundo vapuleado. Estamos por encima de siete mil millones y medio; para algunos siniestros engendros, somos demasiados, y sería oportuno hacer alguna resta.

Por supuesto, esas “mentes brillantes” no se ofrecerán para bajar la estadística…. ¿no?

Mientras gran parte de las comunidades se corrompen, se vienen abajo, el autócrata Vladímir Putin – supuestamente deteriorado en salud a consecuencia de Parkinson invasivo, y con diagnóstico fatal respecto a un cáncer – con su aire de “emperador”, y colonialista, ayudará el “regreso a casa” de lituanos, letonios, y estonios, pero muy especialmente, a suecos y finlandeses, porque don Vladímir quiere renovación, poderío económico, aquella Europa del Este – comunismo en tiempos de Stalin -, proyectar su potencial para unificar los movimientos ultranacionalistas en una acción para desestabilizar la Unión Europea, pero sin molestar a los burócratas de Bruselas, y con una “Nueva Internacional” establecer un “Orden Mundial Moderno”, reflejado en concepciones de viejos tiempos imperiales, amalgamando un zarismo articulado de sensibilización financiera -¡léase capitalismo! -, y potenciar a su país provocando revolución social y desarrollando una propuesta internacionalizada.

Tal, es así, que, Finlandia, el próximo sábado 14 – día que coincide con el encuentro parlamentario -, si el Partido Democrático de la Primera Ministro Sanna Marin declara su posición de incorporación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el gobierno iniciaría los trámites de ingreso, pues, para el Presidente de Finlandia, Sauli Niinisto, es una decisión urgente.

En forma paralela se estaría en unión con Suecia, a efectos de tomar la misma resolución para lograr protección ante una posible invasión rusa.

Jens Stoltenberg, Secretario General de la institución de referencia, manifestó que, el bloque atlántico acogerá “con los brazos abiertos” a los dos países, si presentan su candidatura de adhesión, pues, además, son democracias fuertes, y miembros de la Unión Europea.  

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