Editorial

La nueva educación híbrida digital

Claudio Rama

La educación está marcada por una serie de procesos estructurales, siendo uno de ellos su tendencia estructural hacia una diferenciación, al ser esta una dinámica de todos sus componentes.

Es incluso un proceso que se sustenta en causas particulares, pero que se retroalimenta entre las diversas áreas educativas, y que impulsa diferenciaciones en los aspectos institucionales, pedagógicos o curriculares, así como también de estudiantes, docentes, gestores, también modalidades, tipologías o de formas de gestión y de gobernanza.

La diferenciación es la base que sustenta el crecimiento de la matrícula y que al tiempo da cabida a la propia expansión del conocimiento que impulsa la diferenciación de las formas de organización y transmisión de los contenidos.

La diferenciación es entonces un componente estructural de toda la educación, pero su intensidad es más marcada en la educación superior, por las propias complejidades y articulaciones de este nivel dada por mayores niveles de conocimientos, más preponderancia de enfoques por competencia y más articulación a los diversos mercados de trabajo.

Cuando más diferenciados son los estudiantes o los conocimientos, más diferenciados son los docentes, las pedagogías y los currículos, y sin dudas las instituciones, las modalidades o las formas de gobernanza en una dinámica confusa de huevo o gallina respecto a la precedencia o la génesis.

Más que una lógica de causa y efecto, es un proceso de retroalimentación complejo entre los múltiples componentes del proceso educativo. Sin la diferenciación no se produciría la expansión de la demanda, y esta a su vez se incrementa a medida que los sistemas son más diferenciados.

Tal dinámica ha introducido un marco conceptual de la diferenciación como un momento inicial de esa dinámica y a la diversidad como un momento posterior con un mayor grado de amplitud en las características distintivas y singulares diferenciadas de los componentes educativos.

Tal situación remite a la complejidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje y a la vez impulsa el desarrollo de los conceptos de multicurrículo, multimodalidades, multipedagogías, o multiversidades, como expresión de esas diferenciaciones en los distintos ámbitos y componentes de los procesos educativos.

Esta diferenciación y diversificación se constituye en la base del desarrollo de la educación e impulsa la conformación no solo de dinámicas educativas más complejas, sino de la propia construcción de sistemas educativos más amplios para responder a las múltiples demandas socioeconómicas y técnicas.

La diferenciación, la diversificación y la conformación de sistemas con múltiples tipologías institucionales es el resultado de esa lógica expansiva de los sistemas educativos impulsados tanto por la propia expansión del conocimiento como por el aumento de las demandas de formación desde las estructuras productivas.

Los propios sistemas facilitan la especialización y la segmentación de los procesos educativos y al tiempo impulsan la creación de recorridos singulares de las personas al interior de los propios sistemas y de las instituciones, atravesando y aprovechándose de esas diferenciaciones o diversidades.

Esta realidad se visualiza como un aumento de la división social y técnica del trabajo y de la expansión del conocimiento. Ambas están en el centro de esos procesos y son los impulsores de las permanentes diferenciaciones y diversificaciones educativas, y con ello de dinámicas educativas más complejas.

Como el aumento de la división social y técnica del trabajo está a su vez impulsado por la tecnología y los conocimientos, se puede derivar que es el aumento y la complejización de los conocimientos el elemento finalmente impulsor de la diferenciación y diversificación institucional en el ámbito educativo.

En uno de sus componentes educativos, aquel que refiere a las modalidades de enseñanza, se ha ido pasando desde dinámicas educativas centradas en una enseñanza y aprendizaje unimodal hacia una diferenciación de las modalidades educativas que llamamos multimodalidades.

Ello expresa no solo la existencia de una diversidad de modalidades de enseñanza, sino el uso diferenciado de ellas y su articulación en función de alcanzar un óptimo de eficiencia en los procesos de enseñanza y aprendizaje, permitiendo a los estudiantes que los procesos de enseñanza sean los más eficientes e incluso los más idóneos dadas sus propias características como sujetos.

Esta diversidad crea además mayores oportunidades personales y permite conformar más amplias y distintas trayectorias de aprendizaje a partir de la realización de recorridos diferenciados de los propios estudiantes entre las diversas modalidades.

El aumento de las modalidades de enseñanza actualmente está directamente asociado a las tecnologías de comunicación e información. La educación a distancia como modalidad descansa en el libro, la televisión, la radio o en recursos de aprendizaje analógicos.

Igualmente la educación virtual ha descansado en los procesos de digitalización, bien sea a través de internet o de equipamientos de grabación y transmisión digitales.

En el actual contexto de innovación continua en los componentes de comunicación digitales, la enseñanza sincrónica a través de redes de internet se ha constituido en una nueva frontera tecnológica que abre una nueva modalidad de enseñanza virtual, y que al mismo tiempo que aumenta la diferenciación de las modalidades educativas, permite aumentar la frontera de la educación híbrida digital.

Compartir

Deja una respuesta