Política nacional

No apartarse de los principios – los límites.

Zósimo Nogueira

Primeros actores de la C.R. ansiosos por sacarse culpas y entregar “la batuta”.

De tener casi todo ganado, a tener casi todo perdido.

Y en nuestro partido otro escenario, a capturar pequeños espacios de poder a como dé lugar. Abrazos con desconfianza.

Búsqueda de capacidad negociadora para participar del control de organismos públicos. Directorios, Juntas y otros incorporando a técnicos y dirigentes no electos.

En la campaña electoral hubo posiciones encontradas y muy encontradas; Eso hace imposible participar prima-face de las planificaciones del nuevo gobierno.

Para mantener vigencia, para luchar por nuestra forma de vivir en sociedad queda la gran batalla de mayo por las intendencias y gobiernos municipales. Conservándolas nos mantendremos fuertes.

Hacia ahí, hay que destinar el esfuerzo, canalizar la bronca de la frustración electoral.

La lucha continúa, y la victoria está bien cerca.

Montevideo nunca estuvo tan mal administrado como ahora.

A nivel Ejecutivo nacional. La nueva y reemplazante administración viene con su esquema de trabajo armado posicionando a actores que participaron del esquema político anterior.

Ese esquema que la concertación dijo querer modificar. 

En el caso de la seguridad notorio retroceso, retorno de antiguos protagonistas.

Esto supone el continuismo de estrategias y líneas de acción que fracasaron y  que éste gobierno poco modifico. La tibieza de cambios lo facilita y hasta justifica.

Impronta operativa que impidió alcanzar los estándares de eficiencia prometidos y necesarios. En seguridad hubo poco de “Uruguay un pequeño gran país”.

Arranque con la LUC. Mucho impulso a cambios imperiosos y necesarios previamente elaborados, pero los vientos de cambio a poco se fueron atenuando.

Los blancos que condujeron el ejecutivo monopolizaron la gestión del Ministerio del Interior, nuestras ideas coloradas fueron interpretadas y aplicadas a su manera.

Las políticas de cercanía con repoblación de comisarias quedaron a medio camino.  La prevención no alcanzo las metas programadas. El retiro de los marginales de las calles, liberando espacios no se ha logrado.

La sensación de mayor   inseguridad surge de ese trajinar de consumidores en el entorno a bocas de droga y de los mal emplazados refugios de acogida y dormitorio para esta población marginal.

Aumenta superlativamente la inseguridad de transeúntes y vecinos. 

La ciudadanía dijo. Reprobado-puede y debe rendir más.

Y no hablemos solo de la función policial, poco se reparo del mal funcionamiento del sistema procesal, de la marginalidad y de las cárceles.

De la atención sanitaria de toda esa población de consumidores con problemas de salud mental. Teníamos la solución, pero no alcanzamos el poder para asumir esa responsabilidad.

Los homicidios, se han disparado. Nos acercamos a guarismos anteriores.

En conflictos entre criminales resulta muy difícil impedirlo, quien lo comete estudia la movilidad de su oponente y solo lo puede impedir el propio destinatario de la agresión.

Los otros pueden disminuir sensiblemente con políticas de prevención, patrullaje y auxilio ante situaciones presuntamente riesgosas.

La disuasión del crimen esta en relación con su castigo, con la capacidad del esclarecimiento y enjuiciamiento. Debe reducirse al máximo la sensación de impunidad.

La policía con su reducida capacidad de iniciativa en las investigaciones ha sido muy efectiva, pero luego sigue esa intrincada forma de aplicar justicia en ese proceso penal que habitualmente finaliza con un regateo de culpas y sanciones.

Antiprofesional sistema de los juicios abreviados con reiterados descuidos en el respecto al principio de inocencia y el remplazo de la prueba por la aceptación negociada de culpas.

Pese a todo lo negro que he pintado y que es real, también es cierto que bajaron los delitos, que aumento la eficiencia traducida en mayor cantidad de presos.

Se invirtió mucho en seguridad, en tecnología; los resultados de su aplicación se verán en breve, los tiempos electorales no han permitido una justa evaluación de la gestión.

El ministro Martinelli se compenetro de la función, pena que no pueda cosechar los frutos de su intenso compromiso. Le dio una impronta, diferente a la de sus predecesores, tenia carta de crédito político pero la ciudadanía dijo no. Dejara un Ministerio mejor.

Pero en actualidades; otra sombra en ciernes de envolvernos.

Como sabemos el crimen no conoce de fronteras, ni de idiomas.

Las barreras se derriban, las modalidades delictivas se interrelacionan y uno de los ejes principales de la actualidad es el crimen organizado en torno al narcotráfico.

Interactúan en robos, muertes, delitos económicos, trata de personas, contrabando y todas las actividades comerciales lícitas que usan para desviar o blanquear dineros mal habidos.    

La investigación de cualquiera de estas actividades puede terminar develando u ocultando en gran maniobra criminal.

La sombra de la que hablamos tiene que ver con el país más poderoso de la región, con quien tenemos fronteras terrestres vulnerables, de fácil pasada.

El presidente de Brasil Luis Ignacio Lula Da Silva muy afín al MPP, Mujica y a nuestro electo presidente Yamandú Orsi legislo sobre competencias de la policía, limitando a casos extremos el uso de armas de fuego.

Prensa y opositores dicen que el gobierno federal invierte prioridades y dicta normas para controlar y vigilar a la policía.

Con el argumento de humanizar a la policía reglamenta el uso de la fuerza. Gobernadores y parlamentarios dicen que eso compromete la eficacia de la policía y pone en riesgo la seguridad pública con riesgo físico y jurídico de los propios agentes.

Consideran un obstáculo e invasión de competencias estaduales y preguntan donde están las medidas contra el narcotráfico y las facciones. Anuncian recurrir al Supremo Tribunal Federal y al parlamento para anular el decreto.

Insisten en que se limita la acción policial contra traficantes y facciones generando aumento de violencia convirtiendo a la policía en blancos de los criminales, limitando, dificultando el trabajo de quienes protegen.

Lo catalogan como enemigo de quienes usan uniforme.

Nuestras autoridades partidarias y nuestros legisladores han de estar alertas en cuanto a influencias y modificaciones de la legislación y los protocolos policiales. Es necesario un posicionamiento partidario firme. Gobierno y oposición coinciden en que el blindaje de nuestras fronteras es vital para combatir al narcotráfico y al delito trasnacional. Que estos criterios permisivos no traigan cambios, no influyan en nuestra seguridad. 

No obstante, estos nubarrones. Espero un gobierno de concordia, honesto y austero.

Seguiremos batallando y aportando al partido. Sin palos en la rueda, pero con todos los sentidos en alerta.

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