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Las requisas, una “expresión” de poder de corta duración

Zósimo Nogueira

Son necesarias; pero en el contexto actual solo revuelven el avispero. Una demostración de fuerza. La sumisión de los presos por la fuerza, a veces con excesos y destrato. Pero los hombres de negro con los rostros cubiertos se van, y queda la guardia y el personal de siempre; con sus carencias y con sus miedos. Sin mucho espacio de interrupción vuelve el dominio y la hegemonía narco criminal con su entramado de miedos y corrupción. La autoridad no se ejerce debidamente por temor, por connivencia o por corrupción; o hasta, quizá, por simple omisión. Todo esto ocurre con la valida justificación de falta de recursos humanos.

Justificación muy redituable para unos pocos, que ya están mimetizados con la forma de vida carcelaria. Se crean vínculos afectivos fuertes entre presos, entre funcionarios y entre presos y funcionarios.  Complicidad y vista gorda.

Y así la cárcel vive y crece día tras días con sus olores de comida, hacinamiento y desaseo.

Como cambiar esta precaria y vergonzosa situación.

Para reducir este crecimiento de la población carcelaria hay que focalizarse en penas alternativas, modificación del código de proceso penal y la no prisión de quienes hoy están con la sola acusación fiscal, terminar con los procesos abreviados.  Modificar tiempos procesales y darle más potestades a la policía.

Muy aleccionador y recomendable es el mensaje que pretende dar la película Roman J. Israel – Un hombre de principios.  Sobre la imperiosa necesidad de derogar o reformar el actual Código de Proceso Penal.

Magistral actuación del actor Denzel Washington que en su rol de Abogado y activista por los derechos Civiles lucha y batalla contra este sistema procesal injusto.

Con claridad meridiana podemos transpolar sus dichos a nuestra realidad.

La Constitución nos garantiza un juicio justo, pero el 95% no llega a un juicio. Los casos criminales nunca llegan a un tribunal.

Demanda sobre reformar los acuerdos de culpabilidad que obligan a la gente a declararse culpables. Dice. Los fiscales tratan de inventar sentencias con amenazas de sentencias crueles y duras. La gente tiene miedo de pasar un día en la cárcel.

Otros factores determinantes para reducir la reincidencia y criminalidad son orientación y apoyo a la familia del preso y la ayuda para reinserción de los que están próximos a ser liberados.

 Hay que evitar el contagio y criminalización de la familia al caer el sostén económico.

Es un componente que puede influir en la recuperación o reincidencia al momento de su liberación e incluso en su comportamiento carcelario.

Para evitar esa reincidencia tempranera de los liberados hay que orientarlos e incentivarlos para la búsqueda de una actividad laboral, y si tiene oficio u habilidades para trabajar como independiente asistirlo con asesoramiento e incluso con alguna asistencia crediticia.

Ayuda y albergue de medio camino a quienes carecen de apoyo familiar, un plato de comida, una cama donde dormir y un pasaje de ómnibus le pueden cambiar la vida. 

Luego de esta horripilante muestra de crueldad y violencia con los presos quemándose ante el regocijo de sus enajenados asesinos. 

La muestra de inacción e imposibilidad de impedirlo de parte de la autoridad. La presta pero tardía llegada de apoyos y las repercusiones políticas y de prensa.

La respuesta de las autoridades. Lo usual, estaba cantado.

Hace unos días una gran requisa de cientos de cortes y lanzas carcelarias.

Mucha conmoción e impacto, pero seguro que los “capos” ya tienen nuevos implementos de defensa, sin ellos no pueden subsistir y siempre están los proveedores.

 Otros presos, y con complicidad o vista gorda del personal de vigilancia, policías y operadores penitenciarios.

Es la realidad que queremos y debemos cambiar. Hay que invertir en cárceles, en personal, en adiestramiento, tecnología, salarios y comodidades físicas para presos, custodias y todo otro recurso necesario para la tarea.  Misión; rescate de gente.

Con guardia cárceles y técnicos profesionales en la operativa penitenciaria.

 Creación de los cargos necesarios. Uniformizando una carrera jerárquica especializada en cárceles.

Lo de los operadores penitenciarios no ha dado resultado, no es conveniente.

Los vínculos con la población carcelaria han sido muy intensos, se ha perdido la distancia necesaria que implica el ejercicio de autoridad. Hacen lo suyo y se van.  Para las verdes están los policías penitenciarios.  Siempre aguantando como pueden el palo de la carpa.  Cambien su nombre y/o dependencia de ellos es que depende la mejora o el empeoramiento del servicio.

Son los ojos y los músculos del Estado, como conservarlos, como protegerlos del miedo, la venalidad, la corrupción si no les damos los medios y acompañamiento necesario para que puedan ejercer sin presiones su actividad.

Falla el sistema, el sistema está enfermo necesita urgente atención. Sin rebuscamientos ni delirios académicos. Atención humana y paternal de parte del Estado.   

La tarea del guardia cárceles es la alerta y vigilancia, para lo otro están los profesionales universitarios, especializados en cada una de sus áreas, conocimiento terciario. Salud, derecho, asistencia social, educativa etc.

 Y para la indecisión operativa los superiores y los protocolos. Para iniciarse como Guardia cárceles o como se denominen, con ciclo básico, buena evaluación sicológica y estado físico es suficiente. Expectativa de ascensos, de hacer carrera y poder desarrollar un proyecto de vida.

Compromiso con la honradez, declaración jurada patrimonial al ingreso, y buena retribución, bien pago.  Vocación de servicio. Régimen jerárquico sometido a código disciplinario.

Hay mucho que hacer, pero el camino hay que comenzar a transitarlo.

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