No es verdad que hay que crear una universidad
para ofertar posgrados a maestros y profesores
Claudio Rama
Los promotores de la creación de una Universidad Nacional de la Educación (UNED), fundamentalmente el Frente Amplio y los sindicatos del CFE – ANEP, han esparcido una “fake news” que sostiene que los maestros, profesores y educadores no se pueden formar en el cuarto nivel de postgrados salvo en la UDELAR, en convenio o creando la UNED. Eso no es verdad, y ha limitado por años crear posgrados propios de la ANEP, y mejorar a fondo la formación de los docentes y no solo hacerlo con un débil y dificultoso sistema de actualización.
Ello lo planteamos cuando presentamos y sostuvimos nuestra candidatura en el primer concurso abierto el año 2023 para el cargo de director del Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores (IPES) del Consejo de Formación en Educación de la ANEP. Cuando asumimos el cargo como resultado de la evaluación de jurado externo y con requisitos muy elevados de experiencia, títulos e investigación, iniciamos un camino claro: formular una Ordenanza de Posgrados que amparara y sustentara un verdadero programa de Posgrados académicos para docentes y formadores educativos de todos los niveles y de todo el país, junto con un cambio en la infraestructura pedagógica, hacia lógicas virtuales de oferta.
La ANEP puede dictar posgrados por varios elementos académicos, legales e internacionales. Los estudios terciarios y los estudios profesionales en la Clasificación Internacional Normativa de la Educación (CINE) de la UNESCO, se han ido homogenizando y borrando sus diferenciaciones.
No son terminales, tienen los mismos años, créditos, de requisitos de ingreso y de formación de los docentes y de estándares. Incluso los estudios profesionales incorporaron prácticas y los llamados terciarios, más teorías, mostrando similitud de muchas competencias.
Ambas son de hecho y de derecho formaciones profesionales universitarias: una en la docencia, y la otra en otros ámbitos profesionales.
En la propia Ley General de Educación (LGE) del 2008 (promovida por el Frente Amplio), estaban igualados incluso en una categoría común y se propendía a la movilidad.
En lo legal y académico todos los estudios superiores permiten continuidad a los niveles de maestría y posteriormente doctorado a nivel global y local. Ello chocó con equipos y técnicos tradicionales e ideologizados, que solo buscaban que la ANEP desarrollara postgrados con la UDELAR.
Sin embargo, con la propuesta de Ordenanza y el empuje del CFE anterior encabezado por el Magister Víctor Pizzichilo (incluso con los aportes de la Asamblea Técnico Docente que lo consideró), se aprobó, y con la homologación de CODICEN (increíblemente los sindicatos no lo votaron) se publicó en el Diario Oficial en diciembre pasado y tomo fuerza legal, sin ninguna observación legal ni académica. Ahora es norma que la ANEP puede ofertar postgrados (especializaciones, maestrías y doctorados).
Sin falsa vanidad, me honro de haber visto esta oportunidad en el marco normativo, académico y político, y de haber tenido la posibilidad de formular ese marco específico en el año 2024. Es un avance histórico que no será desmantelado tan fácil como algunos quisieran. Fue una pena que los tiempos no dieron para imprimir y difundir la Ordenanza como se merece en tanto oportunidades concretas para la formación docente.
Por suerte, gracias a que el CFE anterior renovó mi cargo (que es por tres años) al haber llegado a los 70 años, pudimos encarar en este año la formulación de 6 ofertas de distintas maestrías y especializaciones, así como una parte de la arquitectura legal periférica como el reglamento del Suplementario del Título, de llamados Docentes de Posgrado, de Estándares de Educación Virtual e incluso de un Reglamento de Estudios Posdoctorales, además de impulsar el fortalecimiento institucional de la gestión académica del IPES, para avanzar en toda la ingeniería académica que implica conformarse como un Centro de Posgrados propio. En la mesa de trabajo tengo el armado de un Reglamento de Doctorado, y en el tintero ya diversas ofertas académicas más.
Todos esos expedientes oportunamente elevados están hoy inmóviles en escritorios del CFE, ya que el proyecto político central de las nuevas autoridades políticas ha sido focalizarse en la creación de una Universidad Nacional de la Educación (UNED), desechando los avances enormes alcanzados.
Por ello, y varias acciones, parecería que la Ordenanza y el actual equipo de dirección molestamos a los nuevos administradores políticos, y que el objetivo central no es la calidad y formación docente, sino demoler el andamiaje académico, tecnológico e institucional construido previamente y focalizar que todo pase por crear una Universidad propia, la cual parece visualizarse por los actos como un modelo político de homogeneidad ideológico y de enfoque, y no como un espacio de diversidad intelectual, integración territorial nacional, con múltiples protagonistas diversos aportando, nombrados por concursos exigentes de calidad, y no endogámicos.