Política Internacional

¡El mundo…no alcanza!

Lorenzo Aguirre

Al parecer, tenemos “pocos” conflictos bélicos en nuestro planeta, así que dejemos atrás los imperios terrenales. Olvidemos aquellos Caballeros Teutónicos, esa orden militar, religiosa, alemana del siglo XII durante la Tercera Cruzada, ayudando a peregrinos, estableciendo hospitales, y más tarde en la Europa del Este luchando para cristianizar a paganos de Prusia y países bálticos. También, abandonemos los “tiempos del Señor”, con su leyenda artúrica, la simbólica mesa redonda como mensaje de igualdad, y escritos sobre el aura celta durante la Edad Media. Asimismo, tampoco nos inmolemos con Jacques de Molay (siglo XIII – XIV), noble franco y último Gran Maestre de la Orden del Temple, cuyo propósito era proteger a los penitentes cristianos en Tierra Santa, y pongamos buena cara a los acontecimientos del momento, disfrutando con aire “patriótico” la posibilidad de convertirnos en “colonos – conquistadores orbitales”.

Sería plausible existiera una postura diferente – ¡en realidad, no tengo esperanza! – a la transitada a lo largo de dos mil años de cristianismo, los cuales sirvieron poco a la humanidad, y no soportar a unos 220 millones de kilómetros de distancia, dentro de polvorientos anillos y nebulosas dinámicas, nuevos césares con sus imperios, tampoco británicos, mogol, ruso, español, francés, aqueménida, la dinastía Qing de China, el Califato Omeya, Jemer, surgido en la antigua civilización de Chenia, dedicado a engullir 600 años de historia (802 – 1431) al someter a gran parte del sudeste asiático continental gracias a que, el príncipe Jayavarman II demostrara su “humildad”, declarándose “gobernante universal”.

A decir verdad, ese período en los anales camboyanos, al igual que otros, demostraron a lo largo y ancho en este insignificante puntito en medio del inconmensurable cosmos, todas las pasiones, miserias, y una fecunda producción de trastornados mentales llevando de la nariz a civilizaciones enteras, con pueblos convertidos en “menú” para leones en los “divertidos” week end de “campos deportivos” de la época, crucifixiones, más tarde en el tiempo sometimiento a indígenas a través de conquistas despiadadas y colonización en nombre de Dios.

¡Todo, no quedó allí!; llegaría la “bendita” Inquisición Medieval, Pontificia, española, portuguesa, y romana, para poner “orden” a desprolijos con la fe, y por el delito de oposición al dogma católico, “purificarlos” a través de sesiones de tortura.

Por supuesto no faltaría en el siglo pasado los dementes sueltos con su hereditario napoleónico, y entonces “para gloria del Señor” encargarse de “nivelar el ambiente”, salvando al planeta, de superpoblación.

Así, un engendro llamado Iósif Stalin, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, entre 1922, y 1952, con su “bondadosa democracia” mandó millones de ciudadanos a campos de concentración – modelo más tarde desarrollado por Hitler – del “Gulag”, y otro montoncito de rusos fueron deportados a “zonas olvidadas”.

Más tarde, el “botija” Iósif elaboró una campaña contra supuestos enemigos del gobierno, y culminó su purga – conocida como “Gran Terror” – donde la represión comunista, “limpiando el camino de elementos saboteadores”, pasó por las armas a una sumita considerable de rusos, sirviendo esto para consolidar el poder.

En 1939, Stalin entregó a la Gestapo nazi, a polacos, alemanes, y húngaros que habían buscado refugio en la Unión Soviética, “acontecimiento honorable” para el pacto de no agresión germano – soviético, la amplitud de la invasión alemana a Polonia, como asimismo la ocupación soviética a los países bálticos, y mandar un voucher de transferencia a sobrevivientes del Gulag, para que quedaran cero quilómetro pasando vacaciones de invierno en los campos de exterminio dirigidos por la “SS”, servicio responsable de ejecutar la política racial de Alemania nazi.

Posteriormente, llegaría el horror de la Segunda Guerra Mundial con el trastornado Hitler…. y por último, a modo de postre… la Guerra Fría – tensión geopolítica y competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética -, las Guerras de Descolonización por Asia, y África, Corea, Vietnam, de los “Seis Días” en Oriente Medio, del Golfo, y en el siglo actual poniendo la cereza a la torta para acompañar el café, nos mandamos, Irak, Franja de Gaza, Ucrania – Rusia, etc, etc.

GUERRA EN LAS GALAXIAS Ahora, no perdamos tiempo, y dediquémonos a levantar polvareda entre una colección de estrellas, gas, materia oscura y sus sistemas solares, para poder desfilar con nuevos carruajes y “banderas con símbolos de paz”, por la Vía Láctea.

Para ello, en la tan recordada Pearl Harbor – famosa por el sorpresivo ataque aéreo de la Armada Imperial Japonesa en diciembre de 1941, provocando la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial -, actualmente las Fuerzas Espaciales de Estados Unidos no solo están elucubrando, sino poniendo sobre la mesa el programa militar más ambicioso de la historia.

En el denominado “Resolute Space 2025” trabajan alrededor de 750 “mentes ejemplares” en “simulación para el futuro”, y poniendo “puesta a punto” para un eventual conflicto orbital.

Pero el edicto de referencia viene con guarnición, porque, el despliegue para surcar los cielos asciende a más de 12 mil militares protagonistas en “tácticas avanzadas para desarrollo de la humanidad”.

En efecto, la muchachada está entrenando sobre tecnología espacial, de cara a una guerra electromagnética, y abocada a varios ítems entre los cuales aflora interferencia y protección de señales, monitoreo sobre amenazas, y por supuesto poniendo realce en maniobras de guerras “entre el cielo y el infierno”, con análisis a enfrentamientos de vehículos espaciales y “condiciones” de navegación.

Para el General Chance Saltzman, jefe de Operaciones Espaciales, es una de las tantas maneras de dejar claro las “ansias” de paz, a través del “control” ante cualquier amenaza.

Ahora, bien, la base central está en Pearl Harbor, y desde allí elaborar juguetitos para comparar catalizadores y diseñar reactores, entre otras “cosillas menores” – nada que ver con arte cinético – para eventuales conflictos … ¡especialmente con fuerzas espaciales chinas y rusas!

Por supuesto todo el edicto está amalgamado con buena parte de desinformación, además de divulgarse contenidos polarizadores que, a gran escala, ayudan a degenerar no solo mensajes, sino influir en la percepción internacional, crear divisiones, desestabilizar procesos democráticos para adueñarse del escatológico poder, y pasar a ser coronados con laurel y olivo haciendo memoria a 2000 años, dejar el “Imperio” y convertirlo en “Corporaciones”, pero estableciendo – para “tranquilidad de los ciudadanos siderales”- que no existirán más guerras….

Pero, si … ¡Rollerball!

Los “salvadores universales” marcarían el inicio de la “civilización espacial”, probablemente a través de un astronauta comercial y empresario, designado por el presidente Donald Trump – luego de la aprobación del senado – como próximo Administrador de la Agencia Espacial (“NASA”) – la cual reorganiza y concentra el potencial y frecuencia de tránsito -, Departamento que ha tenido su ajetreo y protagonismo desde la Guerra Fría.

Más allá quien ocupe el cargo de referencia, “la misión” perseguida será que, el ser humano viva y trabaje en el espacio, conformando una “civilización neo terrícola”.

Al parecer, futuras generaciones se convertirán en “nuevos marcianos” – no quiero decir “jupiterianos” porque sería un insulto al “Dios Protector del Estado, la Ley, y Garante de Justicia”, y Minerva me podría mandar al ostracismo -, los cuales manejarán la “naciente y próspera economía espacial” que creará oportunidades a innumerables personas.

¡Colón… quedará en el olvido!

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