Aproximación histórica al modelo tributario uruguayo
Miguel Lagrotta
Las políticas tributarias no solo recaudan recursos: expresan modelos de sociedad. Como sostiene Stiglitz (2012), “la estructura fiscal revela las prioridades reales de un país”. En Uruguay, estas prioridades han tomado forma a través del batllismo, el progresismo y las tensiones contemporáneas frente a modelos más radicalmente liberal‑libertarios como los propuestos por Javier Milei. Este trabajo amplía y profundiza la comparación entre las propuestas tributarias de John Maynard Keynes, Joseph Stiglitz y Javier Milei, integrándolas a la tradición histórica uruguaya.
Keynes (1936) planteó que los impuestos debían cumplir una doble función: financiar el gasto público y permitir que el Estado actuara como estabilizador de la economía en momentos de crisis. Para el economista británico, la progresividad fiscal no era solamente un mecanismo de justicia distributiva, sino también una herramienta macroeconómica que sostenía el nivel de demanda agregada. La experiencia histórica del New Deal y el Estado de bienestar europeo confirmó en gran medida esta tesis: impuestos progresivos, alto gasto público y políticas contracíclicas capaces de evitar crisis prolongadas.
Joseph Stiglitz retoma y profundiza estas ideas. Desde su visión neokeynesiana, argumenta que los mercados, cuando quedan librados a su propia lógica, tienden a producir concentraciones de riqueza que distorsionan tanto la economía como la democracia (Stiglitz, 2012). En “Economics of the Public Sector”, Stiglitz y Rosengard (2015) sostienen que los sistemas tributarios progresivos mejor diseñados son también los más eficientes, porque reducen desigualdades extremas sin frenar la innovación. Para Stiglitz, gravar al capital financiero, a las rentas monopólicas y a los patrimonios elevados es esencial para corregir las fallas del mercado. Desde esta perspectiva, la política tributaria es inseparable del proyecto de sociedad.
En el extremo opuesto, Javier Milei expresa una visión tributaria anarcocapitalista, inspirada en la Escuela Austríaca y en autores como Rothbard (1998). Su posición sostiene que los impuestos son una forma de “expropiación coercitiva” y que deben reducirse al mínimo. La propuesta de Milei implica un Estado extremadamente pequeño, financiado por un sistema de baja o nula progresividad. Para el libertarismo mileísta, los impuestos “distorsivos” —como las retenciones o los tributos al consumo interno— deberían eliminarse; y el gasto estatal, recortarse drásticamente. Este modelo, que promete eficiencia del mercado, también conlleva un repliegue del Estado en áreas fundamentales como educación, salud y protección social, lo que ha generado un debate profundo en la región.
Uruguay siguió un camino muy diferente gracias al batllismo. José Batlle y Ordóñez entendió que el Estado debía asumir un rol activo en la economía. Como señalan Barrán y Nahum (1978), el batllismo financió su proyecto de modernización mediante impuestos al comercio exterior y el desarrollo de empresas públicas, más que a través de impuestos directos sobre la renta. La UTE, los ferrocarriles, el puerto, los seguros estatales y más tarde ANTEL permitieron que el Estado generara recursos propios que sostuvieron políticas de bienestar pioneras en América Latina. En términos tributarios, el batllismo apostó a la captura de rentas a partir del comercio exterior y los monopolios públicos, y no a un sistema de renta personal como el actual.
El progresismo uruguayo (2005–2020) actualizó esta lógica desde una visión más cercana a Stiglitz. La reforma tributaria de 2007 marcó un antes y un después: se creó el IRPF, un impuesto altamente progresivo; el IASS, para jubilaciones elevadas; se redujo el IVA a productos de consumo básico, y se ajustaron los tributos al capital. La evidencia del Instituto de Economía de la UdelaR (2008–2015) mostró que esta reforma redujo significativamente la desigualdad y volvió más progresivo el sistema. En términos comparados, Uruguay adoptó así un modelo similar al de las democracias sociales europeas: impuestos directos más altos para financiar un Estado de bienestar amplio.
Las diferencias entre estos paradigmas son claras. Para Keynes, Stiglitz, el batllismo y el progresismo, los impuestos son el precio de construir una sociedad más cohesionada y estable; para Milei, son una carga que debe minimizarse para liberar al mercado. Uno concibe al Estado como garante de oportunidades; el otro, como un obstáculo para la libertad económica.
En un Uruguay que históricamente apostó por la inclusión social, la discusión tributaria sigue siendo un campo donde se disputan proyectos de país: entre quienes plantean un Estado fuerte y redistributivo, y quienes defienden uno mínimo, orientado a la desregulación y a la competencia irrestricta. Como recuerda Stiglitz (2012), las decisiones fiscales revelan no solo cómo se recauda: revelan quiénes somos y hacia dónde queremos ir.
Los gobiernos son necesarios para ayudar a la sociedad a conservar el medioambiente, la salud pública y tambi{en para mantener la macroeconomía. Por ejemplo, John Maynard Keynes y Franklin D. Roosevelt desarrollaron un modelo que consistió en un capitalismo moderado donde el gobierno desempeñaba un papel importante, pero limitado que buscaba la estabilidad, la eficiencia y la búsqueda de la equidad con mayor éxito que el capitalismo liberal. El concepto de humanizar el capitalismo lo había llevado a la práctica unas décadas antes José Batlle y Ordóñez durante el denominado primer batllismo. Siguiendo el análisis de Rilla el reformismo batllista vio en la política impositiva los instrumentos para transformar la realidad logrando, en parte, una mejor redistribución de la riqueza mediante propuestas estatales.
Bibliografía: Barrán, J. P., & Nahum, B. (1978). Historia Uruguaya: El Uruguay Batllista. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental. Instituto de Economía (IECON-UdelaR). (2008–2015). Informes sobre desigualdad y reformas tributarias en Uruguay. Keynes, J. M. (1936). The General Theory of Employment, Interest and Money. London: Macmillan. Rothbard, M. (1998). The Ethics of Liberty. New York: NYU Press. Stiglitz, J. E. (2012). The Price of Inequality. New York: W.W. Norton & Company. Stiglitz, J. E., & Rosengard, J. (2015). Economics of the Public Sector. New York: W.W. Norton.