Puertos para un apocalipsis
Lorenzo Aguirre
Según quienes “saben”, un conflicto bélico a nivel mundial – cuyos protagonistas serían Europa y Rusia – podría llegar en un año y medio. Alemania, pasaría a ser centro principal de la “Organización del Tratado del Atlántico Norte”, teniendo en cuenta que, además del poderío, su territorio es una coordenada ineludible en cuanto a desplazamiento militar con proa a Europa del Este, independientemente de la zona de inicio del caprichoso choque provocado por enajenados, apoyados por fanáticos bastardos y seguidos por tontos a tiempo completo. Ahora, están colocando las piezas de ajedrez sobre el tablero cuadrilátero con “baldosas de la dualidad” – las cuales se moverán para “comer” a “buenos y no tan buenos” … también, a “malos, y peores” -, y mapear los puertos estratégicos que servirán para trasladar y abastecer tropas.
Más allá de manifestarse que Alemania tiene intermitencias en su infraestructura militar, está llevando adelante la realización de un programa con proyecciones sustanciales respecto a la defensa de Europa, moviéndose con un perfil de Guerra Fría, pero modelándose a las posibles intimidaciones que “marcan las tendencias”.
Los pilares del plan vienen desde 2023, y ahora se estimula acelerar su instauración teniendo presente que, al “Bond” de la “KGB”, Vladímir Putin, se le erosionó la neurona y en cualquier momento goza de un destello “cósmico” motivándolo a expandir su delirio, haciendo que, Rusia, se lance a pretender engullir los otrora países de la vieja patética Unión Soviética, y reordenar el mundo.
Para entendidos en “juegos de patriotas”, servicios de inteligencia, veteranos comandantes de guerra, e “inocentones y apenados” socios de corporaciones de armamentos, dispuestos a “colaborar por la paz” ofreciendo un Black Friday para poner en catálogo sus fuegos de artificio, el inicio de la contienda sería alrededor de 2028 – ¡drones más, misiles menos! -, aunque para otros, la campana llamando a primer round estaría sonando a mediados del año anterior.
La apreciación viene por los entrelazamientos de “ingredientes”: atentados, bloqueos, sabotaje, espionaje, adiestramiento de mercenarios, como, asimismo, la aparición de “posgrados” panfletos callejeros lanzados con posología moderada pero ininterrumpida, para drogar y anestesiar por la imbecilidad, a gran parte de la humanidad.
Por lo narrado, se podría decir que, el calendario marcando un colapso, estaría adelantado, y podríamos escuchar “jaque”, un poco más allá del mañana, porque las planificaciones para enfrentamientos, protección de datos, regulación de coordenadas, y sincronización en puntos neurálgicos, se están disparando.
Berlín, señala que, alrededor de 25% de puentes deben ser reparados de manera inmediata, y sería obligatorio retornar a infraestructuras de doble uso, con autopistas sirviendo como pistas de aterrizaje de emergencia, una movilidad fundamental pero adormilada tras la Guerra Fría.
Lo expresado no solo implicaría por un lado marcar una positiva dinámica, sino además pautar una especie de estrangulamiento de suministros al tránsito ruso, y debilitar rutas ferroviarias.
Ahora, bien, si Alemania llegara a convertirse en el principal eslabón de la “Organización del Tratado del Atlántico Norte”, Rusia buscaría supuestamente – de acuerdo a lo apreciado – obstruir los puertos, y entre los principales se encuentra Rotterdam – segunda ciudad de los Países Bajos, situada en la desembocadura del Río Rin, y el Mar del Norte -, el cual está acondicionando y reservando espacios para barcos militares, además de pautar canales para desvío de carga.
Por otro lado, Amberes – tercer puerto más grande de la “Unión Europea” – está llevando a cabo operaciones para arribo de equipamiento militar proveniente de Reino Unido, pues, en medio de tensiones financieras, e incremento vertiginoso en cuanto a gastos de defensa dentro de la comunidad, Bruselas ha salido de su modorra, y la dinastía burócrata parlamentaria de tontos a tiempo completo que miraba hacia otro lado cuando parte del resto del mundo se quedaba sin cena de año viejo, estaría poniendo las barbas en remojo, como así también sus pertenencias, e impertinencias.
Tal es así, que, la muchachada está abocada a la estrategia de almacenamiento de insumos médicos, como también a la urgente construcción de refugios, mientras, al mismo tiempo, Rusia construye bases militares y concentra tropas en la frontera con Finlandia – ampliando infraestructura y aumentando la producción de armamento -, pues, el Kremlin, considera que, la adhesión del país nórdico como Miembro Número 31 de la “OTAN”, es un comportamiento “ruso fobia”, y dicha comunión podría convertirse en un elemento desencadenante de la Tercera Guerra Mundial. “Esa unión, es una verdadera e inaceptable violación a nuestra seguridad, e intereses nacionales”, expresó Dmitri Peskov, Secretario de Prensa del presidente Putin.
En forma paralela, Moscú también lo hace con Polonia a través del enclave de Kaliningrado – región en el Báltico entre la mencionada Polonia, y Lituania -, donde realiza movimientos militares conjuntamente con Bielorrusia, como asimismo despliegue y ensayos con drones.
Al parecer, el demencial Vladímir quiere modificar el resultado de ajustes territoriales posteriores a la II Guerra Mundial, y retornar a los tiempos cuando Kaliningrado fuera anexada por la “URSS”, en 1939, con la invasión a Polonia.
Da la sensación que, este aquelarre, es un residual de la Guerra Fría, retroalimentándose, y no importa si todo llega a colisionar porque a fin de cuentas el reumatismo viene desde tiempo, y lo tóxico se desbordó gracias al sismo geopolítico ocasionado en gran escala por el conflicto ruso – ucraniano.
Pero, bueno …. estamos en época con falta de rituales de paz, democráticos y humanos, donde al parecer la estupidez todavía no tocó fondo porque siguen escavando, buscando lo bueno para erosionarlo, navegando en buques fantasmas por un tiempo donde disentir cortésmente quedó en el olvido, e impera vulgaridad, desvalores, prepotencia, y locos sueltos confundidos con los cuerdos.