Violencia de alto voltaje
Zósimo Nogueira
Como la figurita sellada para combatir el narcotráfico el gobierno impulsa una reforma en la Ley de lavado de activos. El colegio de abogados a cuyo frente se encuentra el Dr. Florencio Macedo, dice que este proyecto no encaja en nuestro derecho liberal. Estamos en contra de un derecho penal que fomenta la traición. Estamos en contra de beneficiar al informante, en lunfardo “ortiva, batidor” y en lenguaje del pueblo, traidor. Tampoco compartimos lo del agente encubierto, o el infiltrado. Veamos. El funcionario público es un asalariado para desarrollar una tarea honorable, que tiene la obligación de denunciar ilegalidades. El espionaje que se pretende legalizar, no se lo puede exponer ni al peligro ni impulsarlo a la comisión de actos delictivos. La propuesta legislativa otorga beneficios al delincuente que aporta información sobre la organización a la que pertenece. Se fomenta la traición, esta nueva redacción viola casi todas las garantías del derecho penal liberal.
El Ejecutivo dice que apunta a debilitar la solvencia económica de las organizaciones criminales. Incorpora nuevos delitos, refuerza el decomiso y amplia las herramientas de investigación.
Coincido con el colegio de abogados, el colaborador es un delincuente.
Las cúpulas tienen mayor información, esto fomenta beneficiar a alguien de la cúpula a cambio de incriminar a terceros.
Otra aberración es lo de potenciar a la figura del agente encubierto.
Sabido es que para ganarse la confianza de los mandos criminales debe dar prueba de fidelidad cometiendo delitos. Hasta donde lo puede tolerar la justicia. En el caso de la policía la propia LOP lo prohíbe, no puede dar cumplimiento a órdenes que a sabiendas son ilegales.
Al engaño, a la traición, a ocasionar lesiones, a robar, rapiñar a matar.
Esta ley es invasiva, permite que la secretaria de anti-lavado obligue a todos aquellos sujetos que hayan tenido participación directa “o indirecta” a exhibir todo tipo de documentos propios o “ajenos”. Y faculta a inspeccionar.
La disposición es demasiado amplia “involucra a cualquiera” aunque su participación no esté regulada por la ley de anti-lavado.
Hay una nueva desvalorización de los derechos individuales y las garantías del debido proceso. Este peligroso e invasivo proyecto de ley no es más que una muestra de lo que pretende ese organismo de contralor y del rol protagónico de la Inteligencia estratégica del Estado.
Otra prueba de porque insistir en designaciones de Jerarcas priorizando su probada fidelidad partidaria sobre malos resultados en seguridad pública.
Y en ese combo reflotan lo del Ministerio de Justicia. Idea descabellada que en su momento fue propuesta por algunos dirigentes de la actual oposición.
“Cruz diablo”, como dice Caetano Veloso; “afasta de mim ese calice”
Cabildo Abierto propone al gobierno más comisarias, trabajo obligatorio para presos y libertad para presos de más de 65 años. No se lo llevaron la administración anterior y ahora en coqueteos con este gobierno lo vuelve a intentar.
El ejecutivo hace sondeos para demostrar buena voluntad, pero no encuentra eco. Mientras tanto logra la aprobación de algunas leyes y resoluciones a cambio de promesas y muestra de buenas intenciones. Seguramente también acompañado de algún nombramiento
A todo esto, el Ministerio del Interior elaboro un documento con 92 propuestas que surgieron de encuentros con autoridades y técnicos de diversas actividades. Puro preparativo, puro “Perogrullo”.
No hay cambios significativos. La prueba está en actual estructura jerárquica y administrativa del Ministerio del Interior.
Se cuestionaron las políticas en materia de seguridad, pero sigue Diego Sanjurjo con sus análisis de situación y recomendaciones sobre violencia y reinserción social, que solo en los papeles son exitosas.
El director de la Policía Nacional sigue siendo el Comisario General (r) José Manuel Azambuya. O todo funcionaba bien, o hay algo raro. Continúa instalado el criterio de que Ministerio es sinónimo de policía.
Los ministros no son la policía, no saben de policía, con administradores políticos.
Deberían haber aprendido la lección y escapar de las responsabilidades cuando no se logran las metas, pero el poder seduce. Es el ministerio con mayor visibilidad.
Muchos se sienten generales de división pasando revista y recibiendo honores con saludo militar.
Es humano, y como se dice, errar es humano.
Últimamente hemos visto algunos éxitos policiales: se ha logrado capturar a destacados y peligrosos criminales. Luis Alberto Suarez Correa, conocido como el “Betito” y Luis Fernández Albín extraditado de la República Argentina.
Han caído y se procura la captura de otros individuos sindicados también como cabecillas y mandos medios.
Están presos, pero para que se les pruebe todo lo que se les acusa hay un trecho. Pese a sus aureolas de criminalidad el sistema debe velar por que tengan un juicio justo.
La prueba de los delitos corre por cuenta de la policía, fiscales y jueces.
Deben tener, como todos, las garantías del debido proceso. Si les conviene podrán aceptar un acuerdo de proceso abreviado, pero son gente difícil y con amenazas de -más o menos cárcel- no los asustan.
Y aquí vemos al desnudo nuestra realidad criminal y lo acertada o equivocada que es nuestra política en materia de seguridad.
La violencia campea, balaceras acá, balaceras allá, dos muertos acá, otro allá. Ayer fue algo parecido, autos incendiados y en alguno de estos un cuerpo quemado. Y mañana será igual o parecido.
Vaya sorpresa; un par de días de calma, pero vuelven los tiros, a veces sin muertes, disparos intimidatorios o le erraron al blanco.
Tampoco falta alguno que cansado de denunciar se calzo un chumbo o una matraca en la cintura y salió en busca del que le robo. “Ta difícil”
Y en el centro aún con las calles vacías de noche continua la movida de zombis rumbo a alguna boca o nerviosos buscando algún hueco para tirarse a dormir.
Y que decimos. Los capos están presos, ahora va a estar mejor, más calma. Cuanto error.
El crimen no bajo las cortinas, está más vivo que nunca, solo cambio de domicilio. Están sumando adhesiones, cambiando roles.
Se pregona de qué el ministerio del Interior avanza en ocho medidas urgentes para el Comcar.
La eficiencia policial sin una buena política carcelaria no reduce en mayor grado la criminalidad El delito se traslada y los actores son reemplazados. Lo más efectivo es la prevención.
La inspección y control de ciertas actividades propensas al delito han sido descuidadas.
La policía pese a sus continuos éxitos y aciertos opera a media máquina y se sigue sin corregir o suprimir este código nefasto que ha quitado el sentido de justicia.
Hay más inocentes presos que con el código anterior.
Lo dice aunque en otros términos el propio presidente Yamandú Orsi pero todo sigue como esta. Como desandar caminos si el mentor del Código y los poderes fiscales está a su lado.
Mientras se sueña y especula con ubicar un cargamento de drogas en el puerto nuestras fronteras terrestres, aéreas y fluviales siguen permeables. Antes que impedir circule la droga hay que impedir que ingrese. Hay que tomar medidas impopulares, terminar no solo con el tráfico, apuntar al consumo. Sin comprador no hay proveedor.
Y atender las denuncias y situaciones delictivas de menor entidad, una cosa lleva a la otra.
Como es posible que se reciba una denuncia y no sea tratada hasta que se le asigne un fiscal, y una vez asignado sea acelerada o postergada su atención según la gravedad.
Como se ha retrocedido, siempre hubo un juez de turno, esto es actividad delictiva.
El delito no descansa, no tiene feriados, es dinámico, sus acciones y sus actores están en continua movilidad: “¡Qué tiempos eran aquellos!”