Política Internacional

Anthony Albanese; reelegido

Primer ministro de Australia

Lorenzo Aguirre

El candidato por el “Partido Laborista de Australia” – ideología socialdemocracia, progresismo, posición centro – izquierda, izquierda -, Anthony Albanese, fue reelegido como primer ministro, ganando a la “Coalición Conservadora Liberal” (“Partido Liberal de Australia”) – ideología liberalismo económico, conservadurismo, posición centro, centroderecha -, quien recibiera una contundente derrota. Tal es así, que, el líder de dicho movimiento político, Peter Dutton, perdió su banca luego de estar veinticuatro años en el Parlamento. Ahora, Anthony Albanese deberá continuar luchando contra el alto costo de vida, como asimismo solucionar de una vez por todas la posibilidad que, el pueblo, acceda a centros de salud, y vivienda, ítems a los cuales dejó relegados en su anterior gobierno.

La campaña electoral para los comicios de referencia fue alevosa, incentivando guerras culturales, y política contra “trumpistas”, con una estrategia laboristas que arrojara un grosero caudal de tierra a Peter Dutton, figura totalmente polarizada, de duro perfil conservador, y que no supo ser flexible.

Dutton, tampoco manejó los tiempos, fatigando a lo largo de cinco meses a gran parte de la población, con discursos perimidos, alejado de las actuales relaciones internacionales, y la forma en sostener una diplomacia moderada. Más allá de lo expresado, el líder mencionado –fue ministro de Defensa, Asuntos Internos, e Inmigración- había expuesto la necesidad de recortar más de cuarenta mil puestos de trabajo, y levantar la prohibición de desarrollar energía nuclear civil.

La propuesta fue una equivocada concepción y manifestación del “camino intermedio”, posición que, para la ultraizquierda, jamás existiría.

En su pasado mandato, Albanese manejó una postura ambivalente respecto a la inmigración, como también marcada poda en cuanto a beneficios al sector público.

En este momento, Albanese reitera su promesa hacia la ciudadanía para que, ella, acceda a atención médica, facilidad de vivienda, además de defender el medio ambiente y desarrollar energías renovables.

El primer ministro busca también una reconciliación con los pueblos aborígenes e isleños del Estrecho de Torres, luego que, en 2023, se llevara adelante un referéndum cuyo resultado no aceptó reconocer en la Constitución los derechos de esas comunidades, ni establecer con ellos un órgano consultivo parlamentario.

Vale poner énfasis que, Australia, es el único país de la “Commonwealth” que jamás quiso firmar el “Tratado” con sus pueblos indígenas, y dichas sociedades han gritado a los cuatro vientos, sus deseos y necesidades.

La propuesta a consideración de la ciudadanía consistía en crear un organismo que diera voz ante el Legislativo y Ejecutivo, a la mencionada población indígena, pero los australianos rechazaron en la consulta popular, modificar la Carta Magna.

El “No”, ganó por 60%, contra 40%, imponiéndose en cinco, de seis estados del país.

Para ganar el “Si”, se debía tener mayoría de papeletas, y como mínimo triunfar en cuatro, de los seis estados. La población indígena es el 3.8% de los 26 millones de habitantes, algo así como 1.000.000 de personas.

Propuestas para un nuevo período

El nuevo primer ministro habló en contra del capitolio porque en medio de múltiples crisis – en particular de vivienda, por la cual se pagan impuestos siderales -, no regula los necesarios artículos para solucionar los temas, pero, en forma paralela, Albanese, – poco y nada hizo al respecto -, compró una multimillonaria “toldería” en una “playa humilde”, provocando verdadera ira a nivel ciudadano.

Ahora, la propuesta para los próximos tres años de gobierno se proyecta a no limitar el número de estudiantes internacionales – como exponía la “Coalición Liberal Conservadora” de Peter Dutton -, apoyar la diversidad cultural, e inversiones en escuelas comunitarias de idiomas, además de detener lo más posible la disparada inflación, e intentar de alguna forma equilibrar las tasas de interés.

Como si fuera poco, don Antonio también deberá tomar posición en algunas otras “pequeñas cosas”; desde hace largo tiempo la circunnavegación sin precedentes por parte de buques de guerra chinos, con reiterados simulacros y fuego real, se ha convertido en moneda corriente, pero, Albanese, ha guardado silencio.

Hablando de China … el nuevo mandatario australiano tendrá que afrontar una férrea guerra comercial; por un lado, el gigante asiático pretendiendo devorar todo lo que encuentra a su paso, y por otro, Estados Unidos, con delirantes aranceles pautados por Donald Trump.

El Primer Ministro británico, Keir Starmer, aplaudió el triunfo de Albanese, y manifestó: “ahora, ambos países están más unidos que nunca”, pero Reino Unido pierde potencia comercial a nivel mundial, y no ha podido concretar totalmente el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, como tampoco con India, mientras los realizados con Nueva Zelanda, y la propia Australia, son extremadamente reducidos, no existiendo compensación en relación a la pérdida por el abandono del mercado único europeo.

Starmer, repite cargosamente que, la situación es alarmante, peor de lo imaginado, y deberá recortar todavía más, los gastos. A modo de ejemplo, en Reino Unido la inflación está por encima del 12%, con aumentos desorbitados en el costo de electricidad, gas, y canasta familiar …  por otro lado, el tema de salud pública tiene lo suyo; más de 400 mil personas esperan un año, para ser atendidas, y huelgas permanentes reclaman descongelar sueldos.

El Brexit ha provocado que funcionarios especializados en salud – procedentes de la Unión Europea – abandonen Reino Unido, y si bien ahora se está incorporando de manera urgente una fuerza laboral de África, y Asia, la misma se encuentra muy alejada de idoneidad.

Anthony Albanese, y Keir Starmer pretenden fortalecer los partidos laboristas conformando un bloque sólido para manejar una situación cómoda con la Unión Europea, y lograr un vínculo más comprometido, pero, lo expresado, no lleva a regresar a Reino Unido al mercado único, ni siquiera a resetear relaciones. Por tanto, en lenguaje diplomático los laboristas podrían quizá tener mayor amplitud de alineamiento con Bruselas, pero probablemente el término más apropiado sería «un nexo menos conflictivo”.        

Compartir

Deja una respuesta