Política nacional

Celebraciones históricas con errores inaceptables

Marcelo Gioscia

En el presente año, en que celebramos el Bicentenario de dos hechos históricos de gran significación para nuestro país, nada menos que el Desembarco de los Treinta y Tres Orientales con que comienza la Cruzada Libertadora, así como la Declaratoria de la Independencia, debieran haberse cuidado al máximo todos los detalles.

Más aún cuando se emiten comunicados desde el Gobierno Nacional, en los que se recurre a la tecnología disponible de Inteligencia Artificial, como a la intervención de prestigiosos historiadores.

En el material referido a la Declaratoria de la Independencia, se deslizaron errores que por fortuna fueron advertidos y corregidos, como fue el caso de modificar la obra del artista nacional Amézaga que presenta la Asamblea celebrada en la Piedra Alta de la Florida, presidida por el sacerdote Juan Francisco Larrobla, a quien inexplicablemente, le quitan su hábito religioso, esto es la sotana, y lo presentan de frac en esa instancia tan emblemática.

Otra fue la desafortunada intervención de un connotado docente de historia y politólogo, quien desliza una afrentosa afirmación sobre Don Fructuoso Rivera, Fundador del Partido Colorado y Primer presidente Constitucional de nuestra República.

En este segundo “error” (horror histórico) este profesional ubica inaceptablemente a Rivera, nada menos, que del lado de Carlos Federico Lecor, el Barón de la Laguna, esto es del lado del Imperio del Brasil…cuando ya se había producido (según este historiador el “controvertido”) el Abrazo del Monzón, que selló la alianza con Juan Antonio Lavalleja, y permitió se produjeran inmediatas adhesiones a esta Cruzada Libertadora que, sin su apoyo (propio de un verdadero caudillo con ascendencia personal y sólido prestigio en todo el territorio de la Provincia Oriental)  no hubiera fructificado.

Quien inexplicablemente incurre en este “error” o “inexactitud”, debía conocer incluso los intercambios previos al inicio de la Cruzada, entre Lavalleja y Rivera. Como también que, ese Abrazo del Arroyo Monzón, tuvo lugar a pocos días del Desembarco, por cierto, anterior a la Declaratoria de la Independencia de la Florida.

Es por ello por lo que, resulta inaceptable que haya manifestado lo que dejó grabado en ese material conmemorativo y más incomprensible, es su reacción al señalárselo. En vez de aceptar humildemente que se había equivocado, predominó evidentemente su perfil ideológico, e inmediatamente prefirió manifestar su desagrado ante “la existencia de un grupo de derechas que lo odia”. Afirmó que, advierte una “hipersensibilidad de algunos dirigentes colorados entorno a la figura de Rivera” y que no se retracta, pues no fue un “error garrafal” como se pretende desde esas filas partidarias.

Es una postura que no podemos compartir y que no contribuye a nuestro leal entender, al respeto con que debieran considerarse los hechos históricos y la memoria de sus protagonistas, en el ideario colectivo.

Esto no resulta menor al momento de fortalecer los valores en que se sustenta nuestra joven República.

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