Historia

La crisis económica argentina en la historia

Jorge Nelson Chagas

En 1890 estalló una crisis económico-financiera en Argentina, conocida como el “Pánico de 1890”. ¿Cómo se originó? En la época de Julio Roca, Argentina había tomado crédito, principalmente, para la construcción de ferrocarriles, la modernización de la ciudad y el puerto de Buenos Aires. Esto hizo que el país creciera de manera sorprendente con el modelo agro-exportador.

Pero las políticas del gobierno del Presidente Miguel Juárez Celman (1886-1890)- cuñado de Roca-  llevaron a un período de especulación que creó una burbuja financiera que explotó- como suelen explotar todas las burbujas financieras –  en 1890. La crisis ocasionó la quiebra del Banco Nacional que, junto con una crisis política expresada a través de la “Revolución del Parque”. Para comprender este  alzamiento cívico- militar – 26 de julio de 1890- que fue dirigido por la recién formada Unión Cívica Radical, se debe tener presente que la sociedad estaba en una rápida transición que volvió caducas  las fórmulas políticas que eran válidas años atrás. La Argentina gran aldea y provinciana se transformó en una nación cosmopolita y moderna, no todos los sectores podían disfrutar esa prosperidad. 

Curiosamente La Unión Cívica no fue concebida, en un principio, como una organización política con fines electorales. No presentó los habituales programas partidarios, no alentó a sus partidarios a votar ni propuso candidatos para el Congreso en las elecciones que se realizarían en febrero de 1890. Se trataba de una fachada para preparar el levantamiento contra el gobierno.

La Revolución del Parque fue derrotada, sin embargo el Presidente Juárez Celman se vio forzado a renunciar. El vicepresidente Carlos Pellegrini asumió el cargo hasta 1892.  Las consecuencias de estos episodios fueron enormes al producirse un cambio cualitativo en el modo de hacer política. La Unión Cívica se configuró en una organización de nuevo tipo que desplegó comités en toda la provincia de Buenos Aires en tanto se abrieron con el mismo propósito una red de diarios de alcance nacional que implicaba una nueva forma de comunicación que favorecieron el desarrollo de partidos no necesariamente tutelados por los gobiernos.

Esto puede llamar la atención a más de un uruguayo. La configuración moderna del sistema de partidos en Argentina no parece responder a una lógica bipartidista. Al menos no como lo entendemos en Uruguay. Lo cierto es que la Unión Cívica comenzó a polarizarse detrás de las dos grandes tendencias que convivían en su seno, una más conservadora y conciliadora con el sistema vigente encabezada por Bartolomé Mitre, y la otra más combativa y enfrentada con el régimen de poder, liderada por Leandro Alem. En 1891 esas diferencias llevaron a la fractura de la Unión Cívica en dos partidos: la Unión Cívica Nacional dirigida por Mitre, y la Unión Cívica Radical dirigida por Alem.

La Unión Cívica Radical utilizaría reiteradamente la lucha armada para responder a la falta de elecciones libres. En el futuro realizaría dos grandes insurrecciones armadas conocidas como Revolución de 1893 y Revolución de 1905, además de  otros varios levantamientos menores o locales. Ante la amenaza de nuevos levantamientos armados, en 1910 el recién elegido presidente Roque Sáenz Peña hizo un pacto secreto con Hipólito Yrigoyen para sancionar una ley estableciendo un sistema capaz de garantizar elecciones libres. La ley fue sancionada en 1912, estableció el sufragio secreto y universal para varones, conociéndose como Ley Sáenz Peña.

Al margen de ello, Argentina logró recuperarse de la crisis de 1890 y en 1895 – es bueno volver a repetirlo – su PBI era el más alto del mundo. En el año 1914 un nuevo empuje migratorio hizo el país alcanzara la cifra de ocho millones de habitantes. El área cultivada alcanzó el récord de 24 millones de hectáreas y el país llegó a ser el primer productor mundial de maíz y lino, y  uno  de los primeros en lana, trigo y carne vacuna. En ese entonces, Buenos Aires se convirtió en la primera metrópolis latinoamericana, exhibiendo orgullosa su subterráneo.

Es absolutamente cierto lo que han expresado y expresan los liberales argentinos sobre una suerte de Edad Dorada pasada. ( Javier Milei, en su propaganda electoral, usa imágenes de este tiempo de bonanza para contrastarlo con el presente).

Pero esta prosperidad tenía tres debilidades: una en la misma economía, otra en el plano social y la tercera en el plano político.

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