Política nacional

Montevideo sin obras. Sucio, triste y gris

Daniel Manduré

Montevideo cumplirá 300 años. Casi tres siglos de una rica historia. En diciembre de 1724 se confeccionó su primer padrón de habitantes y se la denominò San Felipe y Santiago de Montevideo, para luego en 1726 adquirir el rango de ciudad.

Una ciudad que tiene todo para brillar, 30 km de costa, más de 1000 plazas y plazoletas, con hermosos parques, que como grandes pulmones verdes, le dan a Montevideo ese estrecho vínculo de la ciudad con la naturaleza. Con una riqueza arquitectónica de gran valor patrimonial y que conjuntamente a nuestras esculturas y monumentos dispersos por toda la ciudad, hablan por sí solos de esa rica historia.

Pero nuestra ciudad, que en el 2024 cumplirá tres siglos de vida, se cae a pedazos. Si, se cae a pedazos. Hoy Montevideo es una ciudad gris, aletargada, sucia, que no avanza, no se moderniza, detenida en el tiempo.

Desde 1990 en su acto de Plaza Lafone, Tabaré Vázquez convertido en Intendente de Montevideo, lanza un discurso, para muchos, esperanzador. Con una avalancha de promesas que ilusionó, tal vez, hasta al más escéptico. Desde que la limpieza no iba a ser más un problema para los montevideanos y erradicaría los basurales de toda la ciudad en 90 días. Rebajaría el boleto. Crearìa desde la usina de disposición final de residuos, una gran planta generadora de biogás, esa nueva forma de combustible que iba a favorecer a las clases más populares. Lanzò la idea de concretar la creación de panaderías y carnicerías municipales, para los más desposeído. Iba a ser la ciudad más alumbrada de todas y con un tránsito ágil. Los pozos en la ciudad iban a ser historia.

¿Recuerdan no?  Pasaron 33 años desde ese momento. Siete períodos consecutivos de gobierno. Pasaron Tabaré Vázquez, Tabaré González, Pérez Piera, Ricardo Ehrlich, Hyara Rodríguez, Ana Olivera, Daniel Martinez, Di Candia y Carolina Cosse, para que todo siga igual… o peor.

¿Exageramos? ¿Estamos diciendo algo que no es verdad? Sin dudas que no.

Si uno recurre a artículos de prensa del año 2000, 2005, 2010, 2015 o 2020, veremos que los problemas siguen siendo los mismos y que las promesas que una y otra vez nos hicieron esos intendentes también se repiten en el tiempo.

El problema no son los nombres, el problema es de la coalición que gobierna Montevideo, el problema es el Frente Amplio, es su gestión.

Por supuesto que agravado por la soberbia de una intendenta más preocupada en alimentar su ego, en sus apetitos personales y volcando todas sus energías en los temas nacionales en vez de preocuparse por los temas para lo que fue electa. Una intendenta que desprecia al órgano legislativo y de contralor como la Junta Departamental y al propio Congreso de Intendentes.

Hoy Montevideo tiene, como decíamos, grandes problemas de gestión, no tiene planes. Una intendencia a la que le ingresan 2 millones de dólares por día. Pero que destina a obras menos de $14 pesos de los $100 que ingresan. Una intendencia que vive de préstamo en préstamo, de fideicomiso en fideicomiso. Porque no ha sabido manejar correctamente sus recursos.

Hoy no hay inversiones en infraestructura que ponga a Montevideo de cara a la modernidad que los tiempos que corren y la propia la región exige.

Una ciudad paralizada, detenida en el tiempo. Donde la gran apuesta de infraestructura en estos 33 años estuvieron en el corredor Garzón y sus ya conocidas consecuencias, el de General Flores, un par de terminales de buses y un túnel de poco más de 50 metros de longitud con una construcción eterna y costosa que contribuyó en muy poco con los grandes problemas de movilidad con los que cuenta la ciudad.

Antes le echaban la culpa al sindicato que frenaba con sus continuas paralizaciones su accionar, hoy hay casi que un idilio entre ambas, por lo que ese ya no puede ser usado como pretexto.

Arroyos sucios, cañadas repletas de basura, bocas de tormentas tapadas por falta de mantenimiento de años, desagües obstruidos, pozos por doquier, barrios humildes que son una boca de lobo, grandes problemas de movilidad en el tránsito, el boleto más caro de la región, contenedores desbordados de basura, barrios inundados ante la primera lluvia intensa, plazas y parques con falta de mantenimiento y a los que ahora le sacaron la vigilancia. Monumentos históricos y estatuas vandalizadas de las que se han olvidado y no reciben mantenimiento en años.

Ni la erradicación de la basura de Vázquez, ni los cisnes de cuello negro navegando por las cristalinas aguas del Miguelete de Arana, ni las bolsitas de color naranja de Ehrlich, ni el paraíso ambiental y el famosos plan ABC  que ahora ofrece Cosse.

Es necesario bastante más que pintar los semáforos, las columnas y las paredes de color verde. Se necesita mucho más que regalar gorritos de ese color como lo hizo Cosse en ese acto partidario, durante la visita de Lula para transformar a Montevideo en una referencia ambiental. Hay que hacerse cargo de sus problemas.

Dejar de lado los gastos superfluos, el derroche y el clientelismo. Gestionar bien, administrar mejor. Generar confianza y actuar con transparencia. Fijar con claridad las prioridades. Ideas nuevas, removedoras e imaginación.

Cero obras hasta el momento, a nadie extraña que las pocas a realizar se lleven a cabo el próximo año, que además de cumplirse los 300 años de nuestra fundación también será el año preelectoral.

Seguramente doña Carolina apronte un 2024 con una mochila cargada de espejitos de colores. Va a intentar hacer en el próximo año, lo que no ha hecho en los tres anteriores. Con una costosa campaña publicitaria, como lo hizo en cada lugar que estuvo, y estruendosos e increíbles anuncios que podrán obnubilar solo a algunos ingenuos..

Montevideo merece mucho más que eso. ¿Acaso 35 años no ha sido tiempo suficiente?

Como dice un gran relator: “A no comerse la pastilla”

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