Culturales

Un libro que merece leerse

Jorge Nelson Chagas

Acabo de terminar de leer “Demócratas y Ortodoxos. Una historia de la izquierda uruguaya (1900-1990)” de Fernando López D´Alessandro.  Un libro de casi mil páginas que, a la par de un alto nivel de erudición, tiene una prosa ágil y accesible. No pretendo hacer un resumen completo de esta obra porque me llevaría muchas notas, dadas su extensión y riqueza informativa, pero quisiera destacar algunos puntos que considero muy valiosos. Como lo indica en su introducción, recoge casi cuarenta años de investigación sobre la historia de la izquierda uruguaya con el objetivo de analizar “la dicotomía demócratas-ortodoxos” que se manifiesta desde los mismos orígenes en el país del Anarquismo, el Partido Comunista y el Partido Socialista.

D’Alessandro sostiene que en Uruguay, “el largo debate del siglo XX en la izquierda está marcado por la contradicción entre la democracia y la ortodoxia, desde sus orígenes cuando anarquistas y socialistas peleaban por un mismo espacio y, luego, cuando el comunismo instala en el país una insólita ortodoxia con mucho de fanatismo fundamentalista.” A partir de ahí,  la polémica en la izquierda, “de una u otra forma”, giraron sobre esa cuestión.

Por cierto que en este análisis aparece el batllismo (capítulo uno) que, pese a no ser revolucionario, tuvo una buena sintonía con la izquierda. Incluso fue numeroso el sector anarquista que acompañó, críticamente, la segunda presidencia de Batlle y Ordoñez. 

Un detalle muy interesante es ver como este debate entre demócratas y ortodoxos en la izquierda, repercutió en el movimiento sindical que desde muy temprana buscó la unidad, desde la fundación del Comité Pro Unidad Obrera en la década del ‘20. Por otra parte, un momento crucial fue la consolidación del stalinismo en la Unión Soviética.  Stalin “disciplinó en sus propias claves, no solo al PCUS sino a toda la internacional, aplicando los métodos y las propuestas políticas e ideológicas que funcionaban dentro del comunismo ruso”, explica D´Alessandro.

A partir de ahí,  el disciplinamiento estalinista fue permanente dentro del Partido Comunista de Uruguay. D Alessandro advierte que el sectarismo del grupo, la sólida identidad que unía a sus integrantes, así como los intereses propios de la élite partidaria que buscaba reproducirse a base de las fidelidades tanto ideológicas como personales, jugaron un rol clave en la consolidación de esta identidad. Asimismo el libro explora la construcción de la izquierda democrática, luego de la fractura de 1921 del Partido Socialista (que dio nacimiento al PCU). En su reconstrucción el socialismo armó su propia identidad. Si bien, poseía una disciplina interna y sancionó a varios disidentes, no se ejerció la verticalidad cuasi militar comunista. Por otra parte, mantuvieron la organización por centros, mientras que el PCU desde el disciplinamiento impuesto por la Internacional Comunista, se organizó por células. Independientemente de este detalle el PS necesitaba diferenciarse del PC y por ello surgió “desde su seno diversidad de tendencias y opciones, que a veces se desgajaron para dar lugar a otros emprendimientos políticos, porque el socialismo toleró tendencias internas”

Este es a mí entender uno de los hallazgos históricos del libro. Desmenuzar la raíz del debate entre democráticos y ortodoxos, generado en sus diferentes estructuras internas.

El otro punto valioso del libro es el estudio de las izquierdas dentro de los partidos fundacionales, el Radicalismo Blanco de Lorenzo Carnelli, la Agrupación Democrático Social de Carlos Quijano y el grupo Avanzar de Julio César Grauert, que buscaron “orientar los apoyos populares que las tradiciones tenían en la gente hacia otros caminos, más o menos socialistas, en el entendido de que esos cambios debían tener necesariamente apoyo popular.”  La interrelación de estas izquierdas está descrita con minuciosidad, mostrando sus posicionamientos ante los diferentes acontecimientos nacionales (actitud frente al golpe de Estado del 31de marzo de 1933, el Frente Popular, etc) e internacionales (ascenso del nazi-fascismo, la Guerra Civil Española, II Guerra Mundial y posguerra, etc.).

Pero, sin dudas algunas, el punto que más me apasionó fue la exposición, con una claridad absoluta, del pensamiento de Emilio Frugoni, uno de los politicos injustamente olvidado de la izquierda uruguaya. Un hombre que comprendió el Uruguay, el valor de la democracia y supo ver con fineza los peligros del totalitarismo.  Al margen de ello, D’Alessandro apunta al formidable impacto que tuvo la  Revolución Cubana en la izquierda uruguaya que coincidió con el apogeo de la “cultura comunista” y el ocaso de la matriz democrática del PS a inicios de los complejos años ‘60-70.

Podría decir mucho más de este formidable libro, pero creo que lo mejor es recomendar que lo lean.

Es como leer  una tesis de doctorado de las más prestigiosas universidades del mundo que ha sacado la máxima nota.

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