ANTEL ARENA
José Luis Ituño
Ocho años después, el tiempo me dio la razón. Del permiso para entrar al orgullo de pertenecer. La reciente decisión del Directorio de ANTEL de recuperar la gestión del ANTEL ARENA para la propia empresa marca un acto de coherencia institucional y de justicia con su gente.
En 2017, una decisión del directorio de la época, había cedido la administración del principal centro de espectáculos del país a la empresa ASM Global (fusionada con AEG Facilities Uruguay SA), experta en eventos internacionales, desconociendo que ANTEL —con casi seis mil funcionarios— no sólo tiene la capacidad técnica y humana para hacerlo, sino también el derecho moral de gestionar un símbolo que lleva su nombre.
HACE 8 AÑOS El 28 de setiembre de 2017, el semanario Búsqueda recogía mis declaraciones, entonces como integrante de la Mesa Directiva de SUTEL. Sobre la contratación de ASM – AEG señalé: “No lo veo como una asesoría… ¿Dónde se vio que un asesor tenga a cargo la creación de eventos o gestionar los contactos para que vengan artistas?”
Y advertí también: “Esta gente se va a instalar en el Antel Arena, y en tres años el presidente de la empresa va a tener que pedir permiso para entrar.”
SIMBOLO DEL ESFUERZO DEL TRABAJADOR DE ANTEL El Arena no es sólo un edificio moderno. Es la expresión más visible del esfuerzo de generaciones de trabajadores y técnicos que hicieron de ANTEL una empresa pública sólida, innovadora y orgullo nacional. Que su administración vuelva a manos de la empresa madre no significa cerrarse al mundo privado, sino reafirmar que el patrimonio estatal puede y debe gestionarse con eficiencia, transparencia y profesionalismo.
En tiempos donde se discute tanto sobre el papel de las empresas públicas, este paso tiene un valor simbólico enorme: demuestra que la gestión pública no es sinónimo de burocracia, sino que puede ser garantía de calidad, compromiso social y orgullo nacional.
DESAFÍO POR DELANTE El desafío que viene no es menor: convertir al ANTEL ARENA en un espacio autosustentable, abierto a la cultura, el deporte, la educación y la innovación tecnológica. Pero si hay una empresa capaz de hacerlo, esa es ANTEL. Tiene el conocimiento, los recursos y, sobre todo, a su gente.
La decisión del Directorio de ANTEL es un acto de responsabilidad, que le devuelve a los uruguayos algo que nunca debió dejar de ser suyo.
Hoy, en este mundo globalizado, no se precisa de ninguna “mágica y maravillosa” gestión internacional para contactar artistas o coordinar eventos. Basta con que ANTEL destine un grupo de funcionarios capacitados y con “expertise” para lograr una buena gestión.
ESTÁN EQUIVOCADOS Si alguien piensa que la empresa telefónica estatal uruguaya, reconocida mundialmente por su excelente gestión, no cuenta con personal altamente preparado para hacerse cargo del Arena, está totalmente equivocado.
Karina “la princesita” llenó el ANTEL ARENA el sábado. La pregunta es si para traer a esta artista argentina a dos clicks de contactarla, ¿se necesita una empresa privada…?