Política nacional

Barreras levantadas, corroídas o rotas

Zósimo Nogueira

La “sumatoria de cambios y la nueva dimensión de roles” en Seguridad Publica no han dado resultado. Se intenta corregir con agregados que no llegan a la esencia, a lo medular.  El CPP y sus agregados. Legisladores y gestores del Poder Ejecutivo introducen cambios normativos y de procedimientos que están en el limbo de lo correcto o incorrecto. Algunos pasan inadvertidos y otros son motivo de arduas discusiones, poco consenso. Generan más dudas que certezas. Se salió de lo racional, generando oportunidades de desvíos o restringiendo libertades que forman parte de nuestra idiosincrasia y forma de vida.

Por afán de protagonismo se innova con experiencias ajenas ya conocidas y oportunamente ignoradas.

Ahí tenemos, radicales trasformaciones del aparato policial haciéndolo ineficiente. Motivo; reemplazarlo en la investigación de los delitos por una fiscalía adolescente y en la práctica dependiente.

Por lógica y por su propia formación académica, sin las fortalezas y capacidades para actuar en el terreno de operaciones en donde se mueve lo criminal.

Con ese poder que se le ha asignado salen habitualmente a la opinión pública brindando información y justificando su rol en los casos puestos bajo su jurisdicción.

Están jugando una parada difícil, sin advertir que esa exposición los hace identificables y vulnerables a la crítica periodística y política; y al accionar criminal con todos los peligros que esto encierra.

Se habla de que el Estado debe ofrecer seguridad para sus vidas y para el desempeño de sus cargos y eso que suena tan justificado e imperativo es tan difícil y con el criterio actual convierte a la policía en una institución cada vez más inoperante. Demandas infinitas y capacidades finitas.

Con que sistema de medición y gradualidad se evalúa, cómo y cuando se responsabiliza.  En el día a día o cuando ocurren y salen a la luz eventos de notoriedad.

Es evidente que cuánto más exposición pública y mayor auto-asignación de responsabilidades más riesgo se asume.

Cuanto se preservaba en los juicios e intervenciones de abogados, fiscales y jueces en el sistema procesal anterior.

Cuan poco conocidas eran sus figuras y fisionomías.

Cuanto menos bronca generaban sus decisiones, siempre una apelación o un nuevo pedido de libertad.

Nunca una estadía en la cárcel antes de un auto de procesamiento.

Custodia para Jueces, para Fiscales, para mandos políticos, para denunciantes de violencia de género o violencia domestica, para visitantes extranjeros etc. etc.

O se realizan vigilancias y se toman precauciones con uso de medios electrónicos o resulta imposible brindar seguridad.  

Hay que reducir al máximo la mediatización de la función pública.  

Lo de la fiscal general Dra. Mónica Ferrero está claro que merece una atención y trato muy especial, pero los riesgos continúan luego de finalizar la función pública, lo debemos tener muy claro. Y su familia; ojo que la vigilancia también identifica, visualiza, pone en la mira.

Los policías que enfrentan el delito también están en zona de riesgo y sin embargo cada tanto se intenta poner trabas para el simple uso de un arma corta para protección cuando pasan a situación de retiro.

Sobre las barreras eliminadas me refiero a barreras anti corrupción, o reductoras de posibilidades de corrupción.

Las Comisarias Seccionales compartían responsabilidad de lo que ocurría en su Jurisdicción con los Departamentos de Investigaciones.

Patrullaban, fiscalizaban actividades como las de compra venta, reprimían el Juego y la prostitución clandestina, sustanciaban las denuncias. Mandos diferentes y responsabilidades equivalentes.

Esto actuaba como equilibrio y retro-control ante posibles desvíos, acuerdos o tolerancias con la actividad ilegal que se desarrollara en la jurisdicción.

Al disolver las Direcciones de Investigaciones, Seguridad y grupos de apoyo y concentrar todo el poder en las Jefaturas Operacionales, desapareció ese retro control anti corrupción.

Ahora el mando único concentra el poder de la información y de la operativa, todo sale de un mismo lugar.

Patrullas e investigadores interactúan y es posible saber lo que hace el otro y cuando lo va a hacer.

Hay pocas unidades con autonomía como las brigadas departamentales anti droga, y por si solas no dan abasto ni conocen los pormenores de lo que ocurre en cada barrio por la dinámica y movilidad de la actividad criminal.

Se ha perdido capacidad operativa, esto justifica la omisión. La duda está, inoperancia o corrupción.

Lo mismo ocurre respeto a dependencia operativa del fiscal; el delito en gestación solo tiene instantes de flagrancia, la omisión se justifica y esto permite connivencias con delincuentes e infractores.

No necesariamente ocurre con un policía o jerarca determinado, ni siquiera con el de la jurisdicción. Bastan los vínculos y el saber de uno sobre el otro.

Cambio de figuritas, vista gorda, tolerancia y gratificaciones, o simplemente no molesto, no me arriesgo. No sé, no vi, no estaba.

¿A quién pedir explicaciones y exigir responsabilidades?  Como hablar de tolerancia 0.

A eso agregar, policías con stress emocional y consumo problemático de sustancias. Falta de motivación y espíritu de cuerpo.

Como planificar y realizar operativos eficaces.

Los otros dos problemas ya los hemos reiterado y tienen un mayor grado de incidencia en el interior del país.

El creciente poder e incremento de personal de la Guardia Republicana y el debilitamiento y dependencia de las Jefaturas de Policía de fuera del área metropolitana.

El pedido de apoyo, ya de por sí es una alerta de una intervención importante.

No siempre se puede mantener el secreto, los vínculos y parentescos en nuestro país están a la orden del día, somos una gran familia, con los buenos y los descarriados.

La desdibujada pirámide jerárquica policial, muchos mandos sin la debida maduración en cada grado, alegrías y resentimientos por ascensos políticos.

Anti-profesionalismo justificado con aureolas académicas.    

Otra más. Las desdibujadas responsabilidades en operaciones conjuntas de diversas unidades.

Que la Comisaria, que la Jefatura, que la Republicana.

Y mirando un poco más allá, otra barrera de responsabilidad. Como en el deporte, pasando la pelota. Policía, Fiscalía, Justicia.

Todo mas laxo, una nebulosa en donde se hace difícil diferenciar inoperancia de omisión o corrupción.

Y no siempre es culpa de los actores, pero si del sistema.

Hemos retrocedido, no tengo duda.      

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