¿Arde París?
Lorenzo Aguirre
El título, se debe a la pregunta hecha por Hitler a sus generales, cuando, histérico, se negaba a perder París luego de cuatro años de ocupación, y enviara la orden de destruir la capital francesa, por medio de explosivos.
El acontecimiento dio lugar a que, en 1966 el cineasta René Clément, con un guion adaptado por Francis Ford Coppola, llevara adelante el filme con el título de referencia – interpretado por un extenso reparto encabezado por Kirk Douglas (como el general Patton), secundado por Glenn Ford, Ives Montand, Belmondo, Delon, Orson Welles, y Simone Signoret, entre otros -, describiendo la liberación de París durante los días de agosto de 1944, en los cuales un general alemán recibiera la orden de Hitler de incendiar Paris, en caso de existir la posibilidad de ser recapturada por los aliados.
Lo expresado viene a cuento porque, la ciudad luz, ahora se ha quedado en penumbras ante la ola de violencia urbana – bajo pretexto del “asesinado pobre inocente inmigrante repartidor de pizza” – que, a gritos de “¡quemen todo!”, grupos de imberbes demostraron estar estimulados por mentes organizadas, pues dejaron en evidencia técnicas y comportamientos de guerrilleros.
Por el “pobre Nahel” de 17 años, y para reivindicarlo, provocaron 2000 incendios en la vía pública, más de 1200 vehículos también prendidos fuego, 700 edificios destrozados parcialmente, cerca de 200 colapsados, 74 incendiados, 600 bomberos y 250 policías y gendarmes heridos, en un infierno que arrojó la friolera de 4000 detenidos, y 1800 menores de edad vinculados a los actos. ¿Arde París? …. preguntaban fanáticos a la vez que gritaban, “¡muy pronto verás un califato gobernando, y acabaremos con tu civilización corrupta! ¡Macron, eres un miserable!”
Francia, se ha convertido en la nación más desinformada de Europa, poniendo únicamente sobre el tapete los movimientos de un periodismo bastardo, enardecido, volcado a una ultraizquierda cumpliendo su trabajo infiltrado en los medios, a los cuales se suma una jauría de descerebrados de derechas pasados a la vereda opuesta – para estar “correctamente ubicados”, aunque llegará un momento en el cual, los engendros, los devorarán –, y desde allí, sobre un hecho deplorable, elucubrar acciones mientras son llevados de las narices junto a otros que levantan banderas defendiendo la “igualdad”, pero son realmente cretinos codeándose con racistas compulsivos manejando posiciones de poder.
Gran parte de medios de comunicación europeos hacen correr información parcializada, tendenciosa, mientras la ultraizquierda organizada aviva la revuelta y la extrema derecha presiona para decretar “Estado de Emergencia”.
La Francia de hoy va transitando y hundiéndose – como asimismo su ilustración – entre un islamismo que se impone sobre una Europa quebrada provocada por un movimiento religioso convertido en ideología política con claro perfil antisocial en cuanto a Occidente, al cual está vejando, y degollando a “infieles”.
Nahel, “pobre chico repartidor de pizza”
Nahel, de 17 años, de familia argelina, formaba parte de un programa de rehabilitación social, como asimismo de integración, siendo un adolescente con dificultades en la escuela, y cuya historia de asistencia era prácticamente inexistente.
Cuando ocurrió la lamentable tragedia, Nahel estaba al volante de un coche Mercedes Benz – robado -, y a toda velocidad había pasado por encima de cinco controles policiales.
Reconocido por la Justicia por ser un “elemento que se niega a obedecer”, Nahel tenía un abultado y significativo expediente con antecedentes penales, donde lo menos “interesante” era que, desde el año 2021, estaba involucrado como “accionista,” en la “compra y venta” de automotores.
La tragedia de Nahel, y la desgracia de su familia, no ha sido debido a un asesinato – como señalan páginas con ríos de tinta -, pues en realidad, debería llamarse homicidio.
Otro de los puntos con “bombo internacional” es repetir cargosamente hasta el cansancio que, Francia, se encamina hacia una guerra civil.
Para reflexionar sobre dicha expresión, todo debería tener la misma esencia, la misma matriz nacional, pero en realidad se trata de una generación islamista que no reconoce a Francia, como su país. Por tanto, aquí, no existe un conflicto de guerra civil, y, además, cualquier argelino en Francia tiene más oportunidades que en su propio país.
El problema es la invasión en algunos barrios de Francia, por gente que no se considera ni se considerará francesa, y que, en gran parte, está bloqueando el tránsito a cualquier transeúnte, e incluso violando mujeres, y, por otro lado, exigiendo “peaje”.
Lo comentado, no es pillaje, es un modelo de acción – desde el año 2005 – organizado por mentes siniestras – ¡no son moros! – que, obviamente, son engendros adulando hipócritamente “virtudes” matonescas de tontos, para luego mandarlos a cumplir con las revueltas programadas.
“Amnistía Internacional” acusó a las fuerzas de seguridad francesas, de “abuso policial” en las manifestaciones callejeras, y recordó incisivamente lo ocurrido con los famosos “chalecos amarillos”.
En realidad, se pretendió hacer creer que, los “Chalecos Amarillos” eran pensionistas, gente de familia, provincianos, pobres pidiendo comprensión pues no querían volver a la época conservadora monárquica, seres humanos pacíficos, sin dirección ni portavoces oficiales, hombres y mujeres de muy diversas procedencias y sensibilidad humanista.
Esa “gente pacífica”, con “sensibilidad humanista”, destrozó todo de punta a punta de Champs Elysées, y no existió comercio – desde Plaza de la Concordia hasta el Arco de Triunfo -, que no fuera saqueado.
Como si fuera poco, se dijo hasta el cansancio que, el ochenta por ciento de los franceses “comprendía y apoyaba ese movimiento, al cual lo contemplaban con simpatía”.
A decir verdad, los “chalecos amarillos” nacieron en las redes sociales, pero siendo similares a “Nuit Débout”, movimiento surgido en la Plaza de la República, en el año 2016, como una remake francesa de los “Indignados”, agrupación llamada también “Movimiento 15” (formado en la manifestación del 15 de mayo de 2011), que acampara en la Puerta del Sol de Madrid, y se “destacara” por ser un conjunto de personas inclinadas a “todo para la gente”, y “sin tener intereses económicos, políticos, ni personales”.
¡Pobrecitos!… los “chalecos amarillos”, con el perfil de “Nuit Débout”, buscaron la lucha contra la oligarquía, y comandados por gente de partidos de izquierda de Francois Ruffin – redactor de la revista “Fakir” -, llevaban adelante un programa para destruir la economía capitalista, y al mismo tiempo reconocer y potenciar a la comunidad “LGBT”, a cambio de ser retribuidos en apoyo y difusión de programas.
Volviendo al “abuso de fuerza policial”; además de “Amnistía Internacional”, también la “Organización de las Naciones Unidas” (“ONU”) pidió – a través del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani – que, “durante las manifestaciones, se respete las marchas, los principios de legalidad, y democracia”.
Sería apropiado tener presente que, hoy, la institución de referencia se ha convertido en tendenciosa, siendo más de la mitad de sus miembros integrantes de países con dictaduras, y gobiernos corruptos, además de contar con un país como Rusia, que, en medio de la invasión a Ucrania desde hace más de un año, goza el privilegio de vetar.
A propósito…con todo este tema del “pobre chico de la pizza” …. ¿qué ocurrirá el próximo viernes 14 de Julio?