El batllismo y la economía
Propuestas, triunfos y fracasos
Miguel Lagrotta
Hubo una gran distancia entre el programa económico y las reformas que realmente se pudieron concretar. Quizás lo más grave fue no lograr un verdadero cambio en las estructuras económicas del Uruguay. Por supuesto que esto inicia un debate vigente hasta la actualidad sobre el verdadero rol transformador del batllismo, su rol modernizador y finalmente los logros en el aspecto social. La realidad fue el proyecto de transferir el rol del sector ganadero y terrateniente como administrador de las riquezas del país a través del Estado a los sectores urbanos emergentes que se desarrollaban desde la primera modernización a partir de 1860. Esto se realizaría mediante el accionar de un electo de colaborador políticos que disfrutaban de una autonomía dentro del sector político liderado por Don Pepe. Queda claro que, al alejarse del concepto de lucha de clases, la conciliación propuesta limitaba el ataque directo a las bases del modelo económico que se venía formando en los últimos treinta años del siglo XIX.
El equilibrio para lograr las reformas hacía que se fuera bastante cuidadoso en esta línea, aunque las propuestas eran, para la época, muy radicales. Pero si buceamos en mayor profundidad podemos ver que el programa económico se encaminaba a la modificación del modelo agroexportador. En realidad, fracasó por la presión de los sectores conservadores cuya mayor expresión ocurre luego del debate sobre “Los apuntes” propuestos para alcanzar un modelo colegiado de gobierno. En 1916 se concretó mediante “el alto de Viera” el triunfo de la oposición al batllismo. A partir de allí el modelo reformista derivó a un modelo denominado “política de compromiso” incluso para algunos historiadores el inicio de la “república conservadora” El debate, más allá de lo constitucional, fue duro sobre el modelo desarrollado por el batllismo en materia económica: diversificación en la producción o desarrollo urbanístico y de servicios. Los recursos asignados a este último rubro fueron amplios, y el estado batllista pareció preferir el modelo servicios, urbanístico y turístico, sobre todo de Montevideo donde tenía su mayor potencial. El modelo batllista de desarrollo se sostuvo en tres grandes líneas: modernizar las estructuras productivas lo que implicaba modernizarlas de la mano de la tecnificación y la industrialización de la producción de agroindustrias. Ampliar el mercado interno, crear un estado de bienestar nacionalizando la economía para retener el país los recursos generados. Para lograr esto había que desarrollar la presencia del Estado. Al lograr redistribuir mejor el ingreso de la población crece el mercado interno. Por todo lo anterior la ganadería era el tema clave la cual debía crecer en su productividad, pero en combinación con la agricultura. La industria debía focalizar el desarrollo de manufacturas nacionales a través del modelo sustitutivo de importaciones. Crear una serie de servicios y en base a su expansión lograr un modelo de desarrollo desde distintos ángulos: enseñanza, salud, transportes, comunicaciones y finanzas. La reforma del sistema fiscal incluía aumentar la recaudación, redistribuir los ingresos y desconcentrar la propiedad de la tierra. La verdad es que los proyectos fundamentales no tuvieron éxito. Todo lo propuesto a las bases de producción agrícola y ganadera no logró cambios significativos. Tuvo un éxito relativo el desarrollo de las primeras industrias, pero el proteccionismo asignado no logró que trascendieran de la competencia de las producciones importadas, cuya calidad era mejor y los precios de los productos no eran tan determinantes para las opciones de los consumidores. Hubo crédito del Banco República para el desarrollo del sector, pero no lo suficiente para que la balanza se inclinase por la producción nacional en algunos rubros. Sin embargo, hubo un crecimiento en los productos agroexportables debido a la diversificación productiva, el crecimiento de la población y el mercado interno, la creación de las Usinas Eléctricas del Estado y la culminación del puerto de Montevideo. Hubo un importante plan de vialidad con la consiguiente expansión de los transportes. Los servicios se expandieron en buena forma sobre todo en la modernización y eficiencia del sector financiero, la saludo y la enseñanza. La construcción de la Rambla fue la culminación del proyecto batllista de convertir a Montevideo y en general a la costa en un centro turístico regional. El éxito notorio, de avanzada y sin discusión, fue la legislación social, laboral y de apoyo a los sectores populares que tuvieron en el trabajo el motor de su desarrollo personal. A partir de la segundad mitad de la década de 1950 se produce en forma rápida el agotamiento del proceso de industrialización sustitutiva de importaciones (Modelo ISI) y se agudizó el estancamiento agropecuario que llevaba dos décadas de decadencia. La consecuencia fue la paralización de la capacidad productiva del país con los consecuentes desequilibrios macroeconómicos. Este proceso se genera por la caída de las condiciones que hacían viable el crecimiento. La Industria cuyo crecimiento había estado en el orden del 8.5% durante la década 1945-1955 cae al 0,4% entre 1956-1961 y a 1.4% entre 1962-1971.
Las causas del agotamiento del sistema industrial fueron:
El fin de la demanda debido a que la población uruguaya se estanca en su crecimiento llegando a 1.3% anual. El mercado interno no puede absorber los niveles de producción necesarios para que las inversiones sean rentables.
El proteccionismo estatal, que no tuvo en cuenta la evolución técnica, generando una frustración en la capacidad de desarrollo. Se generalizó el desarrollo industrial y no se profundizó en sectores más viables.
El estancamiento agropecuario que muestro una constante desde la década de 1930.
Caída de exportaciones con la consecuencia de la reducción del ingreso de divisas. A pesar de los controles del tipo de cambio con el sistema de cambios múltiple (SCM) la disponibilidad de divisas se fue reduciendo cada vez más haciendo más difícil adquirir los insumos industriales.
El endeudamiento externo sobre todo a partir de los gobiernos colegiados con mayoría de nacionalistas y liderado por la Reforma cambiaria y monetaria del contador Azzini.
La inexistencia de condiciones de rentabilidad en los sectores de producción, el estancamiento ganadero y el proteccionismo industrial generan la falta de opciones para el desarrollo de oportunidades para colocar los excedentes. Las consecuencias inmediatas fueron;
Incapacidad del sector privado para absorber la mano de obra que llega al mercado de trabajo. Fue el sector estatal y público el que asume el problema del desempleo creciendo la cantidad de funcionarios del Estado.
Crisis en la Balanza de Pagos, las exportaciones no generaban las divisas necesarias para sostener el sistema industrial que a su vez lo necesitaba para mantener su producción.
Incremento del endeudamiento, originando un círculo vicioso debido a la necesidad permanente de divisas.
Inflación en aumento, originada por una oferta reducida frente a una población que quería mantener sus niveles de consumo.
La inflación mostró con claridad el desequilibrio en que se encontraba la economía lo que, sumado a la pérdida de valores democráticos, la intolerancia de grupos sociales y del propio Estado llevaran lentamente a la gran crisis de 1965 y a la antesala del Golpe de Estado de 1973.
Ver: Dassatti,C. Márquez,G. 1960-2010. Medio Siglo de Historia Uruguaya. La Economía Uruguaya 1960-2010. EBO. Montevideo 2010. Pp153-155.