Política nacional

El moralòmetro frenteamplista

Daniel Manduré

Hace unos días, en la ciudad de Maldonado se oficializó la presentación de los cuatro candidatos que competirán  por el Frente Amplio en las próximas elecciones internas. Cada uno de ellos en sus discursos sacaron a relucir su moralòmetro propio. Ese aparato imaginario que mide la calidad moral del ciudadano, sus actitudes y procederes. Ese instrumento que decide sobre la maldad o bondad, que detecta acciones de corrupción. Que marca, al medir, con un rojo intenso, todos los hechos alejados de la legalidad y pueden considerarse inmorales y por otro señala con un verde luminoso la virtuosidad del ciudadano.

La llegada de los apóstoles.

Sobre un escenario y personificando casi que, a un cuarteto de apóstoles de la verdad, con un halo de luz sobre su cabeza, lanzaron una serie de fuertes acusaciones, donde abundaron los epítetos y calificativos hacia el gobierno. Frente a una tribuna que enardecida y que a modo de discípulos se regocijaba, además de aceptar como cierto  el dogma establecido.

Está bien, hay errores comprobados y la oposición los debe señalar, porque es además de una de sus atribuciones, el del control de las acciones de gobierno, una obligación hacerlo.

Como lo es también para el propio gobierno, reconocerlos, corregirlos y seguir gobernando.

Pero este moralòmetro propio, el del Frente Amplio, tiene una muy llamativa particularidad, está calibrado para medir actos irregulares de sus adversarios políticos, pero no mide los propios. Parecería que hasta lo tiene prohibido. Un moralòmetro profundamente sesgado y hasta adulterado. Un moralòmetro hemipléjico.

El Frente Amplio anda con su propia mochila de corrupción a cuestas, pero a la que parece no recordar

De memoria frágil

¿Es necesario recordarle a Frente Amplio el vasto collar de actos de corrupción de su muy reciente gestión?  No hablamos de supuestos actos, hablamos de actos comprobados y laudados por la justicia con procesamientos concretos.

Parecería que sí, que hay que recordárselos.

Pasemos a enumerar: Procesamiento de Bengoa y asesores por corrupción en Casinos Municipales. Los únicos casinos en el mundo que daban pérdida eran los manejados por el Frente Amplio. Bengoa fue defendido, incluso hasta después de procesado, por el sector frenteamplista al que pertenecía, Asamblea Uruguay.

Procesamientos de Lorenzo y Calloia, Ministro de Economía y Presidente del Banco República, por abuso de funciones, en lo que se conoció como el “Pluna Gate”, con aquel remate trucho y la aparición del famoso “caballero de la derecha”. Todo un gran invento donde las más altas autoridades del gobierno de aquel momento participaron y estaban al tanto. El Frente Amplio contrató ómnibus y organizó una gran caravana para defender a los procesados por la justicia.

El caso Placeres, diputado del MPP, procesado por conjunción del interés público y privado por el sonado caso de la cooperativa “Envidrio”. Participaba en la directiva de la cooperativa e incidía desde el parlamento con medidas que la favorecía. Los trabajadores denunciaron que los hacían trabajar estando en el seguro de paro, entre otras tantas irregularidades. Por supuesto, como no podía ser de otra manera, Placeres fue defendido por el propio Mujica. Fue despedido de la Cámara de Representantes por sus colegas frenteamplistas con vítores y estridentes aplausos…así despedían al corrupto.

El mafioso italiano, Rocco Morabito, líder de la mafia calabresa, se escapó caminando de Cárcel Central. Se destituyó a cuatro funcionarios, sin que ninguna de las máximas autoridades del ministerio fuera relevadas. Es de hacer notar también que a este capo mafioso se le permitía tener reuniones frecuentes con un gran narco mexicano, González Valencia. Por este hecho, el ministro del interior Bonomi habría presentado renuncia, según sus declaraciones, pero las mismas no le fueron aceptadas por el entonces presidente, lo respaldó. Nadie, pero nadie, de los principales jerarcas ministeriales fueron destituidos por tan grave arbitrariedad.

Por tres delitos de abuso innominados de funciones fue procesado el ex director de la Ursec, Nicolás Cendoya, como también el procesamiento se extendió a sus secretarios. Entre los delitos se comprobó la destrucción de profusa documentación oficial en una trituradora de papel del organismo.

Alfredo Silva, sindicalista y militante frenteamplista, en su calidad de director de ASSE fue  procesado por corrupción en ese organismo, su delito fue conjunción del interés público y privado. Caso resonante en su momento, donde también fueron procesadas cuatro personas más en una estafa vinculada a una empresa de limpieza en el Hospital Maciel.

Carrera, Susana Pereira y el Hospital Maciel, parece ser otro caso que va a traer cola, en el cual la justicia deberá expedirse, pero en el que todo hace pensar que será una nueva perla màs de este vasto collar de irregularidades.

El caso más fuerte, el más afectó al país por lo que representa en lo institucional su investidura fue el procesamiento del vicepresidente de la república Raúl Sendic por abuso de funciones y peculado. Único vicepresidente en la historia del país que renuncia por corrupción. Abusó de su poder, malversó el dinero del estado, de todos nosotros, en su beneficio. Les mentía a todos incluso, con un título que no existía. Tuvo por casi dos años una defensa cerrada de la principal dirigencia frenteamplista y del propio presidente Vázquez, que salió a pedir que no le hicieran más bullying. Hasta hoy muchos lo defienden. La propia Lucìa Topolansky llegó a declarar que ella llegó a ver el título. Es oportuno recordar que Sendic, como presidente de Ancap, fundió ese ente monopólico, al que hubo que capitalizar por perdidas mayores a los U$S 800 millones.

Entre mentiras, demonios y agitando cucos.

El Frente Amplio no sabe de límites, esa política del todo vale, el saber manejarse en terreno fangoso es su especialidad.

Desde “los niños comían pasto” no ha parado, en una avalancha de golpes bajos, inmorales, que no se condicen con nuestros valores republicanos.

Desde apoyar caceroleos a 15 días de la peor pandemia que afectó a todo el mundo y de la que muy poco se sabía como solicitando cuarentena total o hablando de muertes evitables.

Lo mismo sucedió en los debates al momento de discutir la ley de urgente consideración, intentando demonizar una ley a la que le votaron la mitad de los artículos, pero mintiendo una y otra vez, con muletillas falsas como: desalojos exprés, gatillo fácil o privatización de la enseñanza. Por supuesto que nada de eso pasó.

Inflaban los  números de ollas populares y respaldaron aún frente la evidencia de investigaciones del propio Mides, el manejo irregular de la coordinadora de olla populares, otro brazo al servicio militante. Solicitando alimentos para ollas inexistentes, descubriendo la venta de insumos, cuyo destino era determinada olla, a la venta por alguna red social o ferias montevideanas.

Lo más reciente y de muy baja calaña, fue la conferencia de prensa de Carolina Cosse, cuando la gran crisis de sequìa que vivimos hasta hace muy poco, donde intentando emocionarse y esforzándose que caiga alguna lágrima que nunca llegó, hablò de que por culpa del gobierno los trihalometanos podían crear malformaciones en los fetos, con sus graves consecuencias en mujeres embarazadas. Como al hacerlo mencionó un informe de la Facultad de Medicina, tuvo rápidamente su decano que salir a aclarar y desmentir estas bajas como falsas afirmaciones. Hablando que hay que ser responsable, prudente y no crear alarma pública en la población, en hechos aún no comprobables.

Entrega de llaves de la ciudad a dictadores, corruptos y violadores de los derechos humanos. Organizan o apoyan marchas por la democracia, pero se abrazan con dictadores y gobiernos corruptos. Causa escalofríos escuchar los discursos de diferentes intendentes frenteamplistas al hacer entrega de la llave de la ciudad, entre otros, al dictador Daniel Ortega, Nicolás Maduro o a la vinculada a varios casos comprobados de corrupción en Argentina como Cristina Fernández.

Dogma y libertad de pensar

Este es el Frente Amplio, el que quiere volver al gobierno.

El que echó como a un perro al Director de Educación Pedro Mir, solo por pensar diferente y disentir con una frase del entonces presidente Vázquez, aquella de cambiar el adn de la enseñanza. Al que siguió, por una cuestión de principios, el subsecretario Filgueiras. Pero que en 15 años, ellos tenían razón, no lograron ninguna reforma.

Los mismos que sacaron de los pelos de la Junta de Transparencia y Ética Pública, Jutep, a su representante, el comunista Jorge Castro por firmar una declaración que fue votada por unanimidad y que cuestionaba con dureza lo actuado por Carolina Cosse en torno a la construcción del Antel Arena. Pensar diferente no se puede, el dogma siempre gana.

El muerto riéndose del degollado, los del moralòmetro que solo mide al adversario.

Por suerte en la vida real, la corrupción no la indica ningún iluminado y a la moral no la mide ningún moralòmetro sesgado, la corrupción se dilucida en la justicia y las cuestiones éticas y morales la ciudadanía con su voto en las urnas.

En ambos casos la realidad fue lapidaria con el Frente Amplio.

Compartir

Deja una respuesta