El primer batllismo y Zonas Francas. Una visión del porvenir.
Miguel Lagrotta
En 1903 fue comisionado el Ingeniero Eduardo García de Zúñiga, en su momento, en su momento jefe de la Sección Puentes y Caminos, para estudiar en estados Unidos el problema de las zonas y puertos francos y el sistema de puertos adaptable al Uruguay. Dos años más tarde fue comisionado con el mismo objetivo el Dr. Juan Carlos Blanco Acevedo que funcionaba como secretario de la Oficina Técnica de Obras del Puerto. El resultado de ambas misiones fue la presentación de informes y los mecanismos para su aplicación en nuestro país. Años antes se había decidido la tarea de la modernización del puerto de Montevideo. Hubo un cronograma que se aceleró a comienzos del siglo XX: 1901 el Presidente Cuestas da por iniciadas las obras; 1904 se entregó el muelle Maciel; 1909 se produce la inauguración del puerto y comenzada la década de 1920 se presentó un plan de ampliaciones a 12 años que incluía varios núcleos de desarrollo como el Mercado de Frutas, la Dársena Fluvial y construcción de una amplia zona franca para el comercio de tránsito con Brasil, Bolivia y Paraguay. En 1906 durante la primera presidencia de José Batlle y Ordóñez se decide la construcción de un puerto en La Paloma con el objetivo de ser un puerto oceánico que abasteciera de carbón y agua a los buques que hacía la ruta al Pacífico y pudiesen embarcar ganado con esos destinos. Durante su primera presidencia estos temas fueron de preocupación permanente para la administración Batlle y Ordóñez. Es cuando surge la preocupación y el análisis de los informes de los enviados a los Estados Unidos. Es así que en 1908, el Dr. Juan Carlos Blanco presentó el proyecto de zonas francas en el puerto de Montevideo. Conocedores de esta preocupación el gobierno argentino abre una zona franca en el puerto de La Plata ante esta circunstancia el diario El Día publica un artículo titulado Zona Franca donde posiciona a nuestro puerto mejor estratégicamente: » (la zona franca) en esa forma, atrae capitales y brazos, siendo un actor poderosísimo de fomento del trabajo y de riqueza orgánica. Nadie ignora, en efecto, que en esa zona, se manipula, se envasa,, se mezcla, se transforma o se completa el artículo que viene del extranjero, destinado a ropa, alimentación,, vivienda, confort, trabajo o artes. Luego sale para proveer los mercados de consumo que comprende la zona de influencia del puerto en que está establecida dicha zona, venciendo toda competencia con el artículo importado directamente, a causa de la baratura de la industria complementaria en el recinto franco»( El Día. Enero, 28 de 1908.) Posteriormente en el año 1915 se funda la Liga de Defensa Comercial, vigente en la actualidad, que en uno de sus artículos constitutivos establecía el compromiso de propiciar la instalación de una zona franca dentro de Montevideo con el objetivo de abrir nuevos mercados al comercio y la industria. Uno de los hermanos Cosio, Ricardo Cosio muy vinculado a la gestión económica del batllismo desarrolla una profunda defensa del modelo y las ventajas que tiene para el desarrollo económico del Uruguay: «(Es evidente) que la zona franca de Colonia, emprendimiento extraordinario, en nuestro país de política económica proteccionista, y es que a eso nos convida el régimen económico de nuestras tarifas. Es más, las zonas francas no son en realidad sino una consecuencia de la política proteccionista y eso es comprensible facilmente. El país que cierra sus fronteras a la competencia exterior lo hace para asegurar el trabajo nacional, el mercado interior teniendo en cuenta la alta finalidad que con ellos se obtiene de que cada uno se baste a sí mismo. Pero la producción nacional no alcanza para satisfacer el consumo (…) Esta cuestión del proteccionismo de nuestras tarifas nos ha llevado a establecer de paso las dos clases de operaciones que deben permitirse dentro de la zona neutral: manipulación y embarque libre de las materias extranjeras y operaciones comerciales e industriales, éstas a realizarse sin limitación y cierto contralor para el establecimiento de industrias que elaboran materias primas» Zonas Francas. El Día. Abril 14 de 1922) En 1923 se habilitan zonas francas en Colonia, Nueva Palmira y Bella Unión y en 1928 se habilitan por decreto los puertos francos de Colonia y Nueva Palmira. Para finalizar esta aproximación a la política económica del batllismo sobre las zonas francas y sin perder su verdadera filosofía su visión está documentada en la obra «Batlle y el batllismo» corregida y sugerida por el propios Don Pepe: » Sería un régimen perfecto de la libertad comercial sin límites, la lucha abierta entre los industriales de todas las regiones y el triunfo delos más aptos. Pero este régimen no se construirá mientras existan fronteras y naciones distintas con intereses antagónicos. Entre tanto la previsión juiciosa de los pueblos nuevos consiste siempre en robustecer sus industrias(…) no solo para crear de inmediato la riqueza pública sino también para entrar sin desventajas en el régimen de la libertad comercial sin restricciones que será el régimen del porvenir» (Batlle y el Batllismo, Giúdici y González Conzi, 398)
Ver: Pelúas, D y otro. Ideología batllista. Solaris Montevideo. S/F.