Historia

HABLEMOS DE LA DERECHA URUGUAYA

La idealización del pasado

Jorge Nelson Chagas

(No me referiré en estas notas, salvo alguna que otra excepción, a los pensadores de la derecha política uruguaya, sino a la mentalidad de un sector de ciudadanos de a pie).

Recuerdo que mi buen amigo Aldo Solé me decía que ya los antiguos egipcios criticaban a los jóvenes porque no veneraban el pasado y esto implicaba un decaimiento de las tradiciones, paso previo  a la decadencia social.  O sea que el tema no es nada nuevo.

Admito que siempre me fascinó la idealización del pasado de una parte considerable de sociedad uruguaya. En algún punto de la historia nacional hubo una Edad de Oro, una suerte de Camelot uruguayo,  donde reinó la prosperidad, el orden, el respeto por las tradiciones y la paz. Su ubicación temporal es siempre imprecisa. Cuando yo era niño y adolescente  esta Edad Dorada se ubicaba hacia fines de los cuarenta y mediados de los cincuenta. La idea era (o es) que en esos años Uruguay era una suerte de excepción en un mundo convulsionado.  No deja de ser interesante que uno de los puntos recurrentes del discurso de Luis Batlle sea que Uruguay era “un pequeño gran país”. ¿Esto era ficticio?

Una anécdota: durante la Segunda Guerra Mundial la revista Mundo Uruguayo organizó una campaña para que jóvenes mujeres uruguayas les enviaran cartas a los soldados aliados que peleaban en el frente. Serían sus “madrinas”  que les darían ánimo y fortaleza espiritual. Una de las jóvenes que participó en ello fue la madre de la conocida política Daysi Tourné. Esta señora me relató que entabló una nutrida correspondencia con un soldado francés que peleaba a las órdenes de Charles De Gaulle. A medida que ella le iba detallando como era Uruguay y cómo vivían sus habitantes – que “comían carne todos los días”-  este soldado más se entusiasmaba. Le prometió que cuando terminara la contienda, se iría “aunque fuera a nado” al Uruguay, se casaría con ella y no regresaría nunca más a Europa. ¿Sorprendente…?

Acaso no. En aquel momento histórico Uruguay, aún con todas sus dificultades, no pasaba las penurias del resto del mundo. Simplificando: Uruguay estaba relativamente bien, en un mundo en llamas. Es probable que este sea el origen de la mitología de la Edad Dorada. El problema es que el tiempo no se puede congelar. El tiempo no se detiene y aquel mundo en llamas se recuperó rápidamente, ingresó en los llamados “Años Dorados del Capitalismo” y el país quedó rezagado.

Es comprensible que un persona de cuarenta años para arriba en el Uruguay de los ’60-’70 no sólo añorara aquellos años felices sino que rechazara los cambios que se sucedían en la sociedad. No los rechazaba por ser un vulgar reaccionario. La cuestión – a mi juicio- es más compleja: no aceptaba esos cambios porque consideraba que no mejorarían la situación del país, de por sí bastante calamitosa, sino que más bien la empeorarían. De ahí que se refugió en el pasado.

Creo que es la tercera o cuarta vez que narro el episodio de la “superselección” de 1974. Cuando un sector numeroso de la sociedad creyó que se podía retornar a la gloria deportiva perdida. No fue un movimiento creado por la dictadura. Los militares no tuvieron nada que ver. Ni siquiera existía la DINARP. Mi fascinación con este hecho es que surgió de las profundidades del entramado social sin distinción de clases. Obviamente estaba destinado al fracaso. Es imposible hacer retroceder las agujas del reloj.

Pero, al margen de esto, no hay dudas que la “idealización del pasado”, que a su vez implica una mirada lúgubre sobre el presente y una incertidumbre escéptica sobre el futuro,  es una de las principales características de esta mentalidad.

Una mentalidad- que un tanto arbitrariamente-  se puede denominar de derecha o conservadora.

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