La política educativa ante el desafío digital
Claudio Rama
La educación a escala global está desde las últimas décadas inserta en una reconfiguración hacia conformarse como una industria derivada de las tecnologías digitales y específicamente del desarrollo de los avances en las TIC y los chips. Mientras que la industria del entretenimiento o industrias culturales hicieron su transición desde lógicas analógicas o mecánicas en la primera revolución digital, el sector de la enseñanza aunque inició su transición en esa primera fase, ahora se está ampliando y completando esa transición con la evolución de los semiprocesadores y específicamente de los nuevos chips de la segunda revolución digital impuesta por la inteligencia artificial. Sin duda, estamos frente a múltiples cambios derivados de una amplia transformación de toda la infraestructura productiva así como de la sociedad derivada de la disrupción digital con la aparición de la microelectrónica y la programación informática. En este nuevo escenario, el cambio está asociado a los avances de los chips, y crecientemente a la articulación de hardware y software con innovaciones en la capacidad de procesamiento de datos, de miniaturización y complejidad.
Estos impulsos configuran la irrupción de una nueva lógica educativa y de los sistemas educativos, donde las áreas con mayor intensidad en el uso de componentes digitales se localizan en el nivel superior de su estructura piramidal o división del trabajo, organizada por niveles de eficiencia y calidad. En este sentido, asistimos a una nueva educación digital con cada vez más intensidad en los diversos componentes de la enseñanza y aprendizaje. El avance hacia la educación digital lentamente se ha ido produciendo en el acceso, en la gestión, en la didáctica y los recursos de aprendizaje, en las formas de evaluación, en las formas de realización de las prácticas para adquirir las competencias, en la cobertura, en las características de las ofertas y en las formas que asumen las demandas de formación, así como en los mecanismos del aprendizaje y la investigación. Ello se expresa, entre otros en `plataformas de aprendizaje en línea, video conferencia, contenido multimedia, realidad virtual y aumentada, aplicaciones móviles, gamificación, foros y redes académicas, big data y analítica educativa. e-books y recursos digitales, etc.
Es una transformación de todas las áreas de la enseñanza asociadas a los avances en las TIC que permiten mejores prestaciones pedagógicas y didácticas. Ello deriva del desarrollo de los chips y del mejoramiento de sus capacidades de procesamiento, memoria, miniaturización e interacción entre sus componentes y periféricos. Este es un avance ininterrumpido desde el inicio de la revolución digital, pero que adquiere un nivel superior con la actual disrupción de los chips de Inteligencia Artificial, que permiten muy superiores capacidades de producción, distribución, intercambio y consumo de información y conocimiento.
Es una transición de los sistemas educativos apoyada en lo digital, y que también facilita lógicas globales de enseñanza, una educación en red a través de plataformas y la expansión de la heutagogía como autoaprendizaje mediado dominantemente por las TIC. Es también una transición desde una lógica educativa apoyada casi o dominantemente en el trabajo vivo (docente), hacia una lógica donde los aprendizajes se apalancan en los productos o trabajos muertos, dado por recursos de aprendizaje, software, redes e interacciones automatizadas y que impone como mínimo modelos híbridos. La mejoría de las prestaciones de hecho remiten a la propia evolución de los chips sustentada en la Ley de Moore que mostró que el número de transistores que se pueden colocar en un circuito integrado se duplica aproximadamente cada dos años, lo cual se ha traducido en el aumento exponencial de su potencia de procesamiento y la disminución del costo por transistor. Cada vez más prestaciones educativas de acceso y manejo de la información derivan de estos avances en el ecosistema global de los microprocesadores
Esta transformación digital de la educación gracias a las TIC ha promovido tanto impulsos de nuevas formas de gestión y de enseñanza atentas a dichas tecnologías, como diversas formas de resistencias. Ello es determinante, en tanto su avance depende de transformaciones en las infraestructuras tecnológicas en función de recursos y de las propias políticas educativas. Es claro que uno de los campos en los cuales se dirime la transición societaria es en la educación, lo cual implica cambios en los programas, asociado a nuevas tareas profesionales, así como en la gestión, las ofertas, la formación docente y la investigación científica. Pero especialmente implica la introducción de modalidades educativas con mayor valor agregado de TIC, en tanto su uso intensivo permite mayor matrícula, eficiencia y calidad. En este sentido, la educación digital, y más específicamente, la educación virtual, es la nueva frontera educativa más eficiente de distribución y consumo de conocimiento a través de lógicas digitales para alcanzar mayor calidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Hoy el uso de chips más potentes y la IA son incluso al interior de la lógica digital, peldaños superiores más eficientes de la educación digital, al permitir innovar con chatbots como tutores, mejor nivel de realización de investigaciones, evaluación por evidencias, o manejo de la información y la escritura. Sin duda, son áreas donde se ubican las tensiones competitivas entre los actores y las resistencias, pero que también deben ser ejes de nuevas políticas públicas que apunten a los escenarios actuales. También implican responder a los derechos digitales de 5º generación de las personas para superar las desigualdades que crean los mercados y las propias TIC.
Inversamente no impulsar la educación digital y a la IA, nos pone lejos de la nueva frontera educativa de mejor calidad, pertinencia y aprendizaje. Centrarse en temas del pasado o con miradas tradicionales, no resuelve los desafíos reales