Del 1° de mayo, de Batlle y de Rodó.
Daniel Manduré
Al intentar escribir sobre un 1° de mayo se me vinieron a la mente dos cosas, por un lado la palabra batllismo, tan unida a la lucha por los derechos de los trabajadores y por otro recordaba que en esa fecha, pero de 1917 fallecía en Palermo, Italia, José Enrique Rodó.
Me parecía importante escribir sobre esta fecha recordando a dos hombres, que entre tantos otros, contribuyeron con su aporte con nuestra más rica historia.
Por un lado, la inmensa figura de Batlle y Ordóñez y sus grandes transformaciones sociales, con innumerables leyes dirigidas a defender a los trabajadores, con aportes que movían hasta las raíces de los árboles. El batllismo como escudo de los más débiles. Los sindicatos que hacían sus primeras armas y esa fuerte corriente migratoria anarquista que influía notablemente. No me canso de señalar, como anécdota, que pinta el pensamiento batllista y su relacionamiento con los trabajadores a ese encuentro de unos manifestantes anarquistas y el entonces presidente Batlle, un 22 de mayo de 1911, donde algunos obreros se dirigieron a casa de gobierno. Encabezaba esa fila de trabajadores Ángel Falco, un intelectual anarquista, que reclamaba el apoyo a sus reivindicaciones. La respuesta del presidente no se hizo esperar, saliendo al balcón le respondió lo siguiente: «Soy el encargado de hacer cumplir el orden y los derechos de todos los ciudadanos. Por lo tanto el gobierno garantizará vuestros derechos mientras os mantengais dentro de la legalidad. Organizaos, uníos y tratad de conquistar el mejoramiento de vuestras condiciones económicas que podéis estar seguros que en el gobierno no tendréis nunca un enemigo mientras respeteis el orden y las leyes».
Por supuesto que esa respuesta de Batlle recibió fuertes ataques de los sectores más conservadores de la sociedad.
Sin dudas la influencia del batllismo en la época y hasta nuestros días fue y es notable.
Por otro lado tenemos a José Enrique Rodó, integrante conjuntamente con otros connotados ciudadanos de la generación del 900 que comenzaba a brillar: Rodó, Horacio Quiroga, María Eugenia y Carlos Vaz Ferreira, Emilio Frugoni, Florencio Sanchez, Delmira Agustini, entre tantos otros. Toda una creatividad intelectual formidable a través de la poesía, novela, filosofía o ensayos.
Los bares y cafés de la época eran los lugares de encuentro donde se podía intercambiar ideas, debatir, acordar o discutir acaloradamente, pero con respeto y tolerancia.
Esos grandes provocadores que retaban a pensar.
Polo Bamba, Café Moka, Tupi Nambá, Café Sarandí, esas mesas que reunían a individuos de creencias e ideologías diferentes. Lugar de inspiración para poetas y escritores.
Ese espacio de libertad y paz, aún en tiempos de guerra.
En ese tiempo les tocó vivir a ambos, uno, dos veces presidente, periodista, un revolucionario social, un humanista, el otro un gran escritor, ensayista, filósofo, periodista, tres veces diputado, también un humanista.
Dos hombres diferentes, de una misma época, que tuvieron coincidencias y también discrepancias. Momentos de encuentros, Rodó acompañó con su voto las dos presidencias de Batlle. Pero también de duros desencuentros, algunos de ellos insalvables. El primero, cuando Batlle retira los crucifijos de los hospitales, el otro en cuanto al sistema colegiado que tanto defendía Batlle.
Como decíamos, Rodó voto en 1903 y en 1911 a Batlle y defendió formidablemente varias de sus leyes más importantes, como lo hizo en defensa de la ley de 8 horas que se aprobaría más tarde y su defensa de la ley que daba origen a la creación de los liceos departamentales.
Dos hombres temperamentales, con una formación y personalidades diferentes, que defendían con honestidad sus ideas.
La riqueza de lo diverso, esas diferencias que hace grande la vida interna de los partidos y la vida de una sociedad en democracia y libertad.
Me parecía importante recordar un 1° de mayo a estos dos grandes hombres, que con encuentros y desencuentros, contribuyeron con muchos otros, en la república laica democrática y tolerante de la que con orgullo formamos parte.