La tragedia universitaria. XI. La contrarreforma educativa
Claudio Rama
El pensamiento conservador y el enfoque reformista, han sido el centro de múltiples discusiones académicas y políticas en la historia, cuyos ejes se focalizan entre quienes pretenden mantener el “status quo”, sus intereses y beneficios frente a los que impugnan nuevas ideas y con ellas cambios en las políticas. En general han sido un movimiento democratizador expresión de los nuevos conocimientos y demandas. Múltiples debates han existido en la historia en relación a la mirada sobre el mundo conservador y propuestas de transformaciones.
Uno de los primeros debates político-religioso-educativo que definió el contexto del enfrentamiento entre las ideas del pasado y las nuevas ideas, no meramente como marco de intereses sino especialmente relacionado al avance de la ciencia y el conocimiento, estuvo marcado por las propuestas de reformas de Lutero contra el pensamiento dominante de entonces en la Iglesia. Expresaba un conjunto de ideas y miradas muy amplio que expresaban ya la irrupción del Renacimiento. La sociedad estaba cambiando con el avance del conocimiento, del descubrimiento de América y de un espíritu de innovación comercio y trabajo que derivó en el nuevo régimen social y económico, y en cuyo contexto irrumpían nuevos paradigmas intelectuales que superaban las afirmaciones previas. El debate más fuerte se planteó frente a las ideas de Ptolomeo que sostenía que la Tierra estaba inmóvil y ocupaba el centro del universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban a su alrededor. Este era el pensamiento sostenido por la Iglesia como sustentación y centro de su basamento religioso. Galileo enfrentó ese pensamiento con datos pero fue obligado igualmente por la Santa Curia a retractarse de las conclusiones de sus investigaciones. Mientras él se sometió y sobrevivió, otros como Giordano Bruno fueron quemados en la hoguera por seguir aferrándose a sus ideas de que el mundo no era el centro del Universo. Pero aquel pensamiento reformista fue mucho más amplio.
En lo educativo propendía al estudio y la investigación como eje del conocimiento frente a las verdades aceptadas sin sustentación, la descentralización frente al centralismo del imperio austrohúngaro, que todos los hombres debían ser pastores (educación secundaria), que el Estado estaba obligado a asegurar una educación para todos, pero que no se debía tampoco reemplazar la tarea de los padres sino complementarla, que la mujer tenía una función educadora que se le había negado y sostenía que la educación basada en la interacción de las personas, que el debate y el estudio era el mejor instrumento de transformación de las personas superando. Etc etc. En ese contexto Lutero fue de las primeras personas que propendió a la implantación de un sistema escolar universal con programas fijos, maestros estables y clases por edades, y apoyada en la lectura. Ese movimiento fue parte de múltiples reformas apalancadas además en las decenas de imprentas creadas por Gutenberg que acompañaron la difusión de las nuevas ideas. Ellas fueron el soporte que impusieron la irrupción del nuevo mundo económico y social y viabilizaron el desarrollo capitalista y comercial del norte de Europa. La resistencia y respuesta fue la Contrarreforma que impulsó la inquisición, el monopolio de poder, la censura y la prohibición de nuevas ideas. En el largo plazo, el resultado fue lapidario. Mientras en el norte se abrió un nuevo mundo de desarrollo, en el sur se reafirmó el pensamiento conservador, la Iglesia como estructura de poder, la persecución por la Santa Inquisición de toda innovación y el pensamiento nuevo como herejía. La Independencia de América como sostuvo Miranda, se realizó contra ese pensamiento
En Uruguay estamos en este dilema y debate desde hace muchos años, y que sin duda está limitando el desarrollo del país. Mientras se está tratando desde la reforma de Rama y aún antes, de llevar adelante cambios y modernizaciones de la educación. Desde hace décadas se impulsa la innovación pedagógica, la flexibilización de sus estructuras, la no ideologización y politización de la enseñanza sino en la laicidad, la exigencia de la calidad y el mérito, la innovación en las metodologías incorporando la virtualidad, la creación de nuevas instituciones educativas para acabar con los monopolios, la formulación de enfoques por competencias para darle a las personas mejores oportunidades de inserción laboral, la apertura a la internacionalización facilitando la movilidad y el reconocimiento, hemos tenido frente un pensamiento conservador que impulsa la contrarreforma y tirar todo abajo, para mantener un “status quo” centrado en el rechazo a la evaluación, la autarquía de la enseñanza, el monopolio universitario, la falta de competencia, de control de calidad, de regulación de los sistemas educativos o en asociar los recursos a la eficiencia y los resultados. Ese debate es el debate de este año electoral 2024.