La Universidad de la Educación y la manipulación del debate
Claudio Rama
El Consejo de Formación en Educación (CFE) no puede incitar acciones políticas para lograr alcanzar sus objetivos partidarios. El CFE, mientras trata de desarmar las cursos presenciales en el interior y busca imponer obligatoriamente una mala educación a distancia desde Montevideo, y el desempoderamiento del interior, también manipula acciones estudiantiles para apoyar su política de creación de una Universidad Nacional de Educación (UNED). En este camino ha financiado con recursos de PAEMFE (endeudamiento externo) eventos, movilizaciones, traslados y reuniones de estudiantes, siendo la conserjería estudiantil uno de los brazos operativos de estas acciones, como ha sido denunciado por diversos grupos estudiantiles de todo el país, y especialmente de Rivera.
Desde la Presidencia del CFE se ha incluso impulsado la realización de manifestaciones estudiantiles en las calles como contribución a la lucha por la UNED que claramente puede ser visto como apología de delitos e de incitación a la violencia.
En el caso de Rivera, los dirigentes estudiantiles locales se han opuesto a la creación de una universidad de la educación y la respuesta por parte de la Conservería Estudiantil ha sido la realización de acciones arbitrarias contra ellos como lo han denunciado los dirigentes estudiantiles de Rivera y de otros lados que han visto limitadas sus participaciones.
El CFE, como institución educativa pública cuya misión es fortalecer la educación y promover la calidad, no puede incitar acciones políticas para lograr alcanzar sus objetivos partidarios. Claramente hay diferencias entre promover debates y alentar manifestaciones, disponer el gasto de recursos con fines partidarios o impulsar acciones disfrazadas de debates académicos. Mientras recortan cursos realizan gastos en movilizaciones estudiantiles y la creación de instancias de discusión y foros para debatir sobre la UNED, se ha transformado en manipulación de la libre expresión de los estudiantes. La diversidad de miradas y el debate plural son fundamentales en una sociedad democrática y en cualquier institución educativa. Sin embargo como se ha denunciado asistimos a la persecución de grupos y comunidades de directores, estudiantes y profesores, con posturas críticas a la demolición en curso del actual mecanismo creado por la Ley de Urgente Consideración y ratificado por la mayoría de la población (61%) que había iniciado un sólido camino para alcanzar la formación universitaria en el país creando un sistema de aseguramiento de la calidad al evaluar externamente los programas, impulsar exámenes para titularse de licenciados en Pedagogía a los docentes y rechazar el alto riesgo a largo plazo de separar la formación docente de la actividad profesional y práctica de la ANEP. La creación de la UNED no sólo pondrá a los docentes a la competencia por los cargos con profesionales de otras instituciones, sino que creará el riesgo de tener que afrontar aportes futuros a la Caja Profesional o al Fondo de Solidaridad.
Las acciones del CFE, -como se vio claramente en la forma que pretendieron reducir los cursos o manipular los debates estudiantiles- no tienen el necesario espíritu universitario de la academia que, por su naturaleza, debe fomentar la libre y diversa confrontación de ideas. Las estrategias de universitarización docente, deben ser parte de un riguroso debate intelectual, con múltiples perspectivas disidentes, superando miradas ideológicas impulsadas con fines gremiales partidarios. La diversidad es el pilar indispensable de lo educativo y la propia Ley General de Educación establece claramente el principio de la laicidad e igualdad de oportunidades. Un debate plural debe respetar estos principios garantizando que todas las voces sean escuchadas, sin importar si coinciden o no con la postura oficial de las actuales autoridades. A diferencia, el CFE limita la participación, en contra de la esencia de la educación inclusiva y democrática. Sólo se ponen en la mesa argumentos a favor por sus propios voceros, cuando un debate honesto debe mostrar y analizar todos los puntos de vista en el ámbito académico. Sólo la participación abierta genera confianza e ignorar las voces disidentes, mina cualquier legitimidad del proceso y de las autoridades. Limitar el debate a la postura del poder es una manipulación a los estudiantes y docentes que merecen conocer las diferentes visiones y, por lo tanto, contraria a los principios educativos y se constituye en un acto de ideología partidaria. El CFE debe incluir en igualdad de condiciones a quienes tienen posturas críticas y dejar de pretender usar a los estudiantes como cadenas de gobierno. Ser académico y democrático implica permitir la libre expresión también a quienes se oponen, que consideran que el proyecto que estaba en curso no debe desmantelarse u otros modelos institucionales u académicos. La apertura al debate de todas las posturas no sólo es democrático, sino una obligación legal, académica y ética. Es difícil pretender levantar la bandera de lo “universitatis” limitando las expresiones de la diversidad.