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La verdadera historia sobre “San Petróleo”, ni tan pelado ni con dos pelucas.

José Luis Ituño

Analizar lo que ha sucedido con los combustibles en Uruguay desde poco antes de aprobada la LUC y cuando se negociaba si liberalizarlos o no, es entrar en un espiral de conjeturas agarradas con alfileres.

Los opinólogos del crudo -sentados en cómodos escritorios en Wall Street- mientras beben café, pronostican con la misma soliviantad, el fin del mundo o el renacimiento de la riqueza mundial; todo visto a través del ojo del petróleo.

De lo endulcorado del café, dependerá si anuncian agoreros desplomes del crudo o su alocada suba. Lo que digo es tan fácil de comprobar como recorrer los sitios con datos estadísticos del crudo y sus dispares anuncios.

Mientras un sitio habla de un barril con tendencia a la baja el otro opina todo lo contrario, entonces -volviendo al comienzo de mi columna- las conjeturas sobre el precio del petróleo, no tienen absolutamente ningún asidero, más que la necesidad de justificar el sueldo de los opinólogos de Wall Street.

CON UN OJO EN EL MUNDO Lo más parecido que hay a una información seria, son los datos estadísticos del precio del crudo, siempre hacia atrás, como los que se encuentran en el sitio www.eia.gov, la agencia americana de energía, que regula el sector en ese país.

Todos los anuncios a futuro, podrían ser consultados llamando al 0900 1920.

En el mundo el precio de los productos derivados del petróleo, se fija -entre otros factores económicos y regidos por las leyes nacionales en materia de impuestos- teniendo en cuenta las oscilaciones de éste. Hablo de mercados desregulados y de libre competencia.

En el caso de Uruguay -desde la creación de ANCAP en 1931- la fijación de precios de los combustibles, recae por ley, en la exclusiva órbita del Poder Ejecutivo, que año tras año marcaba los precios al menos dos veces al año.

El mercado de los combustibles en Uruguay está regulado por el Estado, eso es así desde siempre, aunque a partir de la entrada en vigencia de la LUC, -si bien el gobierno sigue regulando los precios- con esta ley, aggiornó el régimen con un ojo en el mundo, que lógicamente fija sus precios en base a los costos de los diferentes crudos (Brent, WTI, Arab Light, etc.).

PETRÓLEO: EL PRODUCTO MÁS DEMOCRÁTICO Allende los mercados internacionales de los refinados, y de las tendencias de las regiones, cada país tiene sus propios impuestos, tasas, subsidios, etc. y esos factores son los que marcan el diferencial de precio de los combustibles de un país a otro.

El costo del petróleo es el mismo para Uruguay que para cualquier país, no hay diferencias, lo que tira por tierra los engolados discursos que le echan la culpa de “todos los males” del combustible al crudo, así como tampoco creo que la panacea se encuentre en tomar el PPI de la URSEA como la biblia a la hora de fijar los precios.

Ni tan pelada ni con dos pelucas.

La pregunta que recibo casi a diario, es ¿porqué en Uruguay el combustible está entre los más caros del mundo?

En lo personal descarto la incidencia del petróleo en los precios, como una única razón o como discurso “facilista”, entonces en este escenario debe analizarse la realidad uruguaya, más que lo “exógeno” del crudo, que debe ser de los elementos más “democráticos” del mundo.

APORTE AL CAJERO AUTOMÁTICO A ningún uruguayo escapa que el combustible en Uruguay, ha sido tradicionalmente una fuente de ingresos al “cajero automático” del gobierno por la vía de los impuestos que sobre él pesan y en este sentido hay uno que se lleva todos los premios: el IMESI (Impuesto Específico Interno que pesa sobre las gasolinas) y que hoy representa el 40% del precio de un litro de gasolina (casi 29 pesos).

Según un análisis divulgado por ANCAP en el mes de marzo, de los 2.400 millones de dólares que en 2020 pagó la sociedad a ANCAP más de un 40% por ciento fue destinado a la recaudación del IMESI, aproximadamente unos mil millones de dólares.

A esto debe sumársele lo que el gobierno ha dado en llamar “Factor X”; compensación de 3 pesos por litro, fijada por el PE a efectos de contemplar costos que debe afrontar ANCAP pero que no están considerados en el PPI de URSEA, destinado a subvencionar las pérdidas en el cemento portland, el supergas y atender el costo de la mezcla del 5% con los biocombustibles de ALUR.

Para el caso del gas oil, un combustible gravado con el 15% de IVA (7.50 pesos por litro), pesa un fideicomiso al boleto capitalino de $ 3.48 aprobado durante el primer gobierno del presidente Tabaré Váquez y del que hoy se lleva la gran mayoría la empresa CUTCSA.

PRIMEROS EN LA TABLA Los reclamos de varios sectores de la sociedad, van en el sentido de que el nuevo sistema mensual de fijación de precios del combustible, sin tener en cuenta estos factores (impuestos, fideicomisos, factor X, etc.) no tiene el efecto esperado y de hecho los aumentos registrados así lo demuestran.

Lo bueno de todo (para estar a tono con esta semana futbolera de la selección) es que mientras en Uruguay se sigan tomando los combustibles como una de las principales fuentes de recaudación de impuestos o soporten sobre sí, sobrecostos o fideicomisos que le son totalmente ajenos -al menos en la tabla del combustible-  no dependemos de ningún resultado para estar primeros.

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