No deben ganar los malos
Daniel Manduré
La policía debe volver a las tribunas. En este año el creativo grupo de rock «El Cuarteto de Nos» sacó dentro de su nuevo álbum, un tema que se llama «Ganaron los malos» Donde habla de los individuos malos que le ganan el partido a aquellos honestos y de buen proceder. Esto me hizo recordar a lo que estamos viviendo en el fútbol. Las tribunas son tierra de nadie. Cada vez que sucede un hecho de violencia nos lamentamos, expresamos nuestra tristeza, vamos de reunión en reunión y con medidas disciplinarias de diferente tenor.
Sanciones económicas a las instituciones, listas negras, pérdida de localía, partidos sin parcialidad visitante, espectáculos a puertas cerradas hasta la quita de puntos. Nada ha funcionado y las autoridades de gobierno y del fútbol lo saben bien. Nos olvidamos de lo más importante: el Estado tiene la obligación de velar por la seguridad de sus ciudadanos. La policía debe volver a las tribunas. Robos, rapiñas, tráfico, destrozos, ingreso de elementos prohibidos, heridos, muertos son el factor común frente a la pasmosa pasividad de las autoridades. No de este gobierno en particular, sino de todos en las últimas décadas.
El deterioro de valores, el incremento de la violencia y un puñado de delincuentes que parecen ser los dueños de las tribunas.
Un factor más de la decadencia de nuestro fútbol que va a seguir alejando a las familias.
Años de indiferencia, insensibilidad política, ineficacia en la gestión e ineptitud de todos aquellos que tienen la responsabilidad de tomar soluciones de fondo.
Miedo a tomar medidas, terror de hacer lo que hay que hacer, un fierro caliente que nadie se anima a agarrar. Mientras tanto, todo sigue igual.
Cuando en este último hecho violento que deja dos heridos, uno de ellos de gravedad, escuchamos al ministro Negro decir que «el operativo fue todo un éxito», nos parece estar viviendo un verdadero dejá vú. Era lo mismo que decía frente a situaciones similares el ex ministro Bonomi, «el operativo fue todo un éxito».
Una vergüenza, que nos confirma que vamos de mal en peor, sobre todo cuando el actual ministro adelanta que el ingreso de la policía a las tribunas no está dentro de sus planes.
En 2014 el gobierno de la época inicia un proceso que culmina en el 2016 donde se decide retirar a la policía de las tribunas, por considerar que su presencia allí es un elemento «irritante y provocativo». Desgraciada y muy equivocada decisión. El mensaje fue: ganan los inadaptados y delincuentes, pierden las familias.
A partir de ese momento el gobierno frenteamplista de la época le tira la pelota a los clubes y que ellos, contratando seguridad privada, se encarguen de la seguridad dentro de los estadios. La policía se encargaría de la seguridad fuera de los estadios e ingresaría cuando el encargado del operativo así lo considere.
Mandaron a la guerra con un tenedor a individuos con mucha vocación de colaborar con la paz del espectáculo pero sin la potestad ni autoridad para hacerlo.
Cada vez que se presentó un hecho de violencia se vio la impotencia y el desborde de esa seguridad privada y la pasividad y la actuación tardía de la policía, donde la orden de actuar a veces nunca llegó.
En el hecho violento del último clásico ingresaron más de 15 bengalas náuticas con un valor por unidad de 100 dólares. ¿Cómo la ingresan y quién lo permite? ¿Quién las compra?
Rompen baños, destrozan butacas y alambrados, hasta una institución llegó a solicitar la instalación de baños químicos para que sus partidarios no rompieran los baños del estadio.
Esto tiene que cambiar, no se puede seguir así, cuando las «papas queman», con comunicados de prensa repudiando los hechos, repartiendo sanciones que no solucionan nada.
Hay que meter el bisturí a fondo. Se deben adoptar medidas punitvas más duras. La policía debe ingresar a las tribunas, para imponer autoridad, no como elemento «provocativo» sino para prevenir, disuadir y de ser necesario reprimir decididamente.
El Ministerio del Interior debe cumplir con sus obligaciones. La AUF y las instituciones hacer lo suyo. La seguridad privada puede colaborar en tareas auxiliares también valiosas, pero nunca velar por nuestra seguridad, que es competencia del estado.
Esperemos que en poco tiempo no tengamos que seguir diciendo lo del Cuarteto de Nos en su tema y que no terminen ganando los malos.