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Nuestra Ideología Parlamentaria

Nicolás Martínez

Luego de seis meses de investigación, el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) público recientemente un estudio titulado “Radiografía Parlamentaria”, trabajo que da a conocer y analiza las ideologías predominantes en nuestro parlamento uruguayo. El informe cuenta con cuatro capítulos específicos: Economía, Mujer y mirada al futuro, Sociedad y Definiciones personales. Sobre este último haremos especial énfasis y nos detendremos específicamente en los datos que evidencian cual es el pensamiento de cada uno de nuestros legisladores: “¿Qué piensan los legisladores del Uruguay? ¿Qué piensa cada uno más allá de las decisiones colectivas por partido político o bancada sectorial, que refleja una postura de lema, pero no necesariamente la posición individual de cada representante de la ciudadanía?”

Sobre la identificación ideológica de nuestros representantes, 32% se definen como liberales, 30% como socialistas, 19% como socialdemócratas, 13% como socialcristianos y 3% como comunistas. Dentro de quienes integran la coalición de gobierno, es decir; Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto, Partido de la Gente y Partido Independiente, 56% se identifica como liberal, 20% como socialdemócrata, 17% como socialcristiano, 1% como socialista, y un 6% que no sabe o no contesta. Dentro de quienes integran la oposición, Frente Amplio y Partido Ecologista Radical Intransigente; 68% se identifica como socialista, 19% socialdemócrata, 7% socialcristiano y 6% comunista.

Habiendo hecho la anterior señalización del informe, cabe traer a colación la importancia de entender de qué hablamos al referirnos a ideologías. Las ideologías en nuestra historia como humanidad son las que nos definen en un sentido ético, en un sentido del deber ser y más aún, como modelos y guía de los horizontes de las reivindicaciones que, en función de ellas, las hacemos propias. En este sentido, el abogado y profesor de Ciencia Política Joseph Valles (2000), entiende a las ideologías como aquel conjunto de conceptos y valores compartidos, que tienen la pretensión de interpretar y describir el universo político, es decir, pretenden explicar una realidad social y política desde una óptica particular, señalando a su vez, el camino a recorrer. Es entonces, en el proceso de regulación de conflictos (concepto señalado en pasadas columnas), que se interviene con la transformación de valores en instrumentos afines a la acción política.

El sistema de valores de preferencia de cada individuo será el determinante de su conducta y de los fines de su actividad, siendo estos, valores de igualdad, de jerarquía, de seguridad, de libertad, de solidaridad, de tradición, etc., los que varían en el tiempo, en las culturas y en las sociedades con un ritmo determinado, coexistiendo muchas veces, distintos sistemas de valores que disputaran entre sí la hegemonía.

Las ideologías políticas, serán responsables de ofrecer al individuo un conjunto sistemático y ordenado tanto de conceptos como de normas, con una función instrumental de señalización de objetivos, los que tendrán la particularidad de señalizar amigos y adversarios en función de la búsqueda de apoyos y resistencias. De cierta manera, las ideologías cumplen la función de simplificar el complejo entramado del universo político, seleccionando fines y conveniencias expresadas en un sistema de valores. Cada ideología, defenderá una concepción humana determinada, definirá una visión respecto a las relaciones entre los individuos, propondrán un esquema determinado de relaciones entre estos y los colectivos sociales, y finalmente, sostendrá un punto de vista especifico para el desarrollo de la sociedad.

Ahora bien, el lector bien sabrá y tal como se materializa en el informe de CERES, que hay algunas ideologías políticas que predominan en nuestra época contemporánea. Los invito entonces, a realizar un brevísimo recorrido desde la ciencia política, por algunas de las más importantes ideologías y algunas de sus características mas importantes, sin pretender profundizar en demasía, sino mas bien, poseer algunas herramientas básicas para interpretar con mayores elementos, el estudio mencionado.

Liberalismo: es la primera ideología que propone la fundación de un orden político distinto al de las monarquías absolutas tradicionales. En su esencia, el individuo tiene un rol protagónico, siendo la libertad un valor supremo a defender. En este sentido, entra el concepto de “libertad negativa”, que determina que el único limite de la libertad, es el de la libertad de los otros individuos, de allí el famoso refrán de sentencia que mi libertad termina donde comienza la del otro. Entre estos individuos libres y de común acuerdo, nace entonces, la comunidad política, la que su progreso no podrá ser programado de forma alguna, sino que deberá dejarse librado al resultado de carácter espontaneo de individuos libres y racionales, naciendo de esta tensión de intereses, un equilibrio beneficioso para todos. Desde la óptica del liberalismo, la autoridad política, solo debe limitarse a garantizar a los individuos, reglas básicas de competencia.

Conservadurismo: nace como una reacción hacia el liberalismo, ejercida por aquellos individuos que ven amenazada por este, su condición social privilegiada. A diferencia del liberalismo, entienden la primacía de la comunidad social no como fruto de un libre acuerdo por parte de sus miembros, sino como un organismo natural. En este sentido, la constitución de la comunidad será determinada por colectivos como las familias, las comunidades religiosas, los gremios, los estamentos, aldeas y ciudades. Predomina en el conservadurismo una suerte de rechazo hacia el progreso, donde el orden social estará determinado por el respeto y culto hacia las tradiciones. La autoridad política es fundada en un principio de jerarquía que garantizara el respeto y la legitimidad de las tradiciones. Rechaza la intervención del estado en la economía, y vela por la protección de la familia en su formato tradicional.

Socialismo: al igual que el conservadurismo, nace como reacción al liberalismo, sobre todo contra la explotación, la migración y la desigualdad. Su principal premisa, es la de la conducción de las sociedades hacia un estado de bienestar colectivo. El orden social estará dado en función de la solidaridad humana en una comunidad igualitaria de bienes y recursos. Podemos señalar dentro de la ideología socialista dos versiones bien diferenciadas, por un lado, el comunismo, quienes son partidarios de la vía revolucionaria, y por otro, la socialdemocracia, quienes participan y defienden el sistema liberal democrático.

Fascismo: nace como una solución superadora al enfrentamiento entre liberalismo y socialismo. Su visión política del mundo es una en la que el individuo se debe tanto a su nación (su comunidad) como a su líder. El orden político del fascismo es dado mediante jerarquías naturales, por ejemplo, entre hombres y mujeres, entre razas superiores y razas inferiores, entre la elite y las masas. Dicha jerarquía es sustenta en un seguimiento y una obediencia de carácter inquebrantable al supremo dirigente, quien suele caracterizarse por el poder de interpretación del destino histórico de la nación. Otra de sus características, es la imposición de esta comunidad nacional, incluso desde la violencia o mediante la guerra, a razón de eliminar cualquier indicio de resistencia, con una suerte de hostilidad hacia el otro; el inmigrante, el extranjero y las minorías étnicas.

Volviendo al insumo científico de la “Radiología Parlamentaria” y en referencia al espectro político entre izquierda y derecha del total de diputados y senadores, 36% se siente identificado con la izquierda, 25% con la centroizquierda, 19% con la centroderecha, 2 % con la derecha, y un 18% que se siente identificado con ninguna de estas características. Dentro de la coalición de gobierno, 32% se identifica con la centroizquierda, 32% con la centroderecha, 5% con la derecha, y un 31% con ninguna de las anteriormente mencionadas. Dentro de la oposición, el 85% se identifica con la izquierda y un 15% con la centroizquierda.

Ahora bien, ¿Qué es izquierda y que es derecha? Norberto Bobbio (1995) responde a esta pregunta tomando como punto de partida, la postura que tanto izquierda como derecha toman respecto al concepto de igualdad. A grandes rasgos señala a la izquierda con planteamientos políticos con tendencias a la disminución de las desigualdades sociales y a los factores que las causan, en cambio, la derecha es señalada con una percepción de naturalización de las desigualdades sociales, siendo un elemento constitutivo de la realidad y no existiendo, por tanto, una búsqueda de erradicación de estas. Desde esta perspectiva, se coloca a la izquierda con una característica igualitaria y ligada fuertemente a la emancipación, y a la derecha con una característica desigualitaria y ligada fuertemente a la tradición.

Bobbio hace énfasis a su vez en los conceptos de libertad y autoridad, donde es necesario un equilibrio entre los mismos. Finalmente podemos arribar a cuatro posibles combinaciones de lo anteriormente señalado, identificando por un lado una extrema izquierda como aquellos movimientos autoritarios e igualitarios (jacobinismo, comunismo) y por otro lado la extrema derecha, como aquellos movimientos antiigualitarios y antiliberales (fascismo, nazismo). En el centro del espectro identificamos la centroizquierda como aquellos movimientos igualitarios y libertarios (socialdemocracia) y la centroderecha como aquellos movimientos libertarios y no igualitarios (conservadores).

Para finalizar, es menester hacer la mención de que tanto izquierda como derecha, son conceptos que han cambiado a lo largo del tiempo y lo seguirán haciendo en la medida de que las sociedades transformen sus sistemas de valores y costumbres. Si bien estos términos que pueden catalogarse como viejos y que han ido perdiendo valor, aún siguen con muchísima vigencia y cobran protagonismo al referirse desde la polaridad de este binomio, utilizada y manoseada por los diversos actores políticos, buscando cada cual, llevar agua para su costal, demonizando desde un lado al otro, y santificando el uno sobre el otro. Una nación saludable es aquella en la que se fomenta el republicanismo, el pluralismo de ideas y el dialogo con el otro, porque al decir de Winston Churchill “Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión
y no quiere cambiar de tema
.”

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