Los indecisos de hoy definirán el partido del domingo
Jorge Bonino
Cuando ya estamos transitando el primero de los últimos cuatro días de publicidad electoral de acuerdo con las normas vigentes y a menos de una semana de la fecha de las elecciones nacionales, solo dos grandes premisas deberían conducir a los candidatos rumbo al domingo 27 de octubre: no cometer errores y conquistar a los indecisos.
En realidad más que dos premisas se trata de dos grandes retos, pero aunque parezca mentira, el primero de ellos es el que presenta el desafío más complejo y el segundo, en buena medida puede ser resuelto como consecuencia de lo que ocurra con el primero mucho más que por los méritos que los candidatos sean capaces de exponer en estas últimas horas de campaña.
No me voy a detener en los errores, que por cierto han sido varios los cometidos tanto por los principales competidores, como por algunos de los que solo pujan por una banca en el Parlamento. Ni los mejores asesores pueden evitar errores de los candidatos (aunque sí pueden trabajar para tratar de prevenirlos y en caso de ocurrir, procurar rápidamente la neutralización de sus efectos); solo los propios candidatos en base a autocontrol, autenticidad de opiniones y plena confianza en sus capacidades, pueden llevar adelante el desafío de no equivocarse y sobre todo, de no hacerlo en forma más o menos grave.
La conquista de los indecisos en una elección que a priori luce como de final incierto, es a esta altura de la campaña el gran objetivo a perseguir por todos los partidos y en especial por todos los candidatos presidenciales.
Frente a un núcleo de indecisos que parece estar en el entorno del 10% según varias de las encuestas publicadas, la apuesta a este grupo de ciudadanos debería ser muy fuerte y también muy bien segmentada. Se trata de un grupo muy heterogéneo, del cual solo se conocen algunos datos que surgen también del trabajo de las empresas dedicadas al estudio de la opinión pública y en base a esa información es que pueden definirse las acciones, que ya no van a pasar por mensajes masivos de último momento (los que de todas maneras deberían hacerse), ni por declaraciones públicas (sobre las que debe prevalerse la premisa de no cometer errores), ni por un debate que no va a existir (y que sí podría mover la aguja).
LA EDAD ES UN FACTOR CLAVE Entonces hay que bucear dentro del grupo de indecisos para conocer un poco mejor los perfiles.
Para Cifra no habría diferencia significativa de indecisos en base a sexo. Sin embargo Equipos Consultores halló una cantidad de mujeres sustancialmente mayor que de hombres (18 puntos porcentuales) entre quienes no han definido su preferencia.
El corte por tramo de edades muestra en el caso de Equipos, que dos tercios de los indecisos tienen entre 18 y 49 años, por lo que solo un tercio tiene 50 años de edad o más. Y de los dos tercios indicados, más del 60% tiene entre 30 y 49 años (40% del total), es decir que la indecisión mayor no está entre los más jóvenes (incluidos los que votan por primera vez) como podría suponerse, sino entre aquellos que ya han votado antes por lo menos dos veces, que han alcanzado la madurez y que están en pleno desarrollo de su actividad laboral. Cifra, en cambio, afirma que no hay diferencias sustanciales entre los indecisos de diferentes edades, y que “los más jóvenes, que tradicionalmente se dice que se deciden a último momento, hoy son los que más tienden a tener un candidato preferido, pero las diferencias con los mayores no son grandes”.
A MENOS EDUCACIÓN MÁS INDECISIÓN Una variable muy importante dentro del grupo de indecisos es la relativa al nivel educativo, ya que según Cifra apenas 8% de los indecisos tiene nivel terciario, frente a 21% que solo posee educación primaria.
Por nivel socioeconómico, según Equipos prácticamente no hay diferencias entre los cuatro grupos en que se clasificó a los indecisos: bajo (26%), medio bajo (25%), medio (22%) y alto y medio alto (27%). Pero hilando un poco más fino se podría decir, que de acuerdo con esos datos, entre las personas con mayores carencias hay menos indecisión que entre los que se ubican de un nivel medio bajo a alto. También puede deducirse que el grupo que todavía no tiene definición de partido y/o candidato está prácticamente divido en dos, entre quienes tienen un nivel medio bajo y bajo, y entre quienes tienen un nivel medio a alto. Visto de esa manera, la situación socioeconómica de los ciudadanos no tendría un peso significativo a la hora de decidir el voto. Sin embargo, en el relevamiento de Cifra se observa que el 71% de los indecisos define su situación económica de “ni buena ni mala” (38%) a “mala” y “muy mala” (33%), en tanto que los que se visualizan con situación “muy buena” y “buena” representan 27% del total. Un dato no menor es que más de la mitad de esos indecisos aprueba la gestión del Presidente Luis Lacalle Pou y que 24% se manifiesta neutro (no aprueba ni desaprueba), por lo que solo 19% desaprueba y por ende, solo ese núcleo podría considerarse contrario a aquellos candidatos que apoyan al primer mandatario o que han sido incluso parte del gobierno.
PREDOMINA LA IDEOLOGÍA DE “CENTRO” Pero tal vez uno de los datos más significativos que resulta de las encuestas es que más de la mitad de los indecisos se autodefinió de “centro” (57% según Equipos), mientras que más de un quinto dijo ser de “derecha” (22%) y solo poco más de un sexto se identificó como de “izquierda” (16%), mientras que 5% no contestó o no supo clasificarse desde el punto de vista ideológico.
Sin perjuicio de que la mayoría -dependiendo de los recursos materiales y de la capacidad de movilización de cada uno- buscará pescar en todas las peceras, está claro que lo más lógico es centrar la munición más pesada en donde se puede usar redes en vez de caña, y todo parece indicar que eso debería enfocarse preferentemente en el grupo de indecisos que reúne las siguientes condiciones: edades de entre 30 y 49 años, situación económica entre media baja y alta, con solo educación primaria y con secundaria parcial o completa, con ideología de centro.
De quienes sean capaces de canalizar en forma efectiva sus mensajes hacia ese núcleo de indecisos y también de quienes sean capaces de provocar el cambio de los votos con definición “débil”, dependerán los resultados de las elecciones del próximo domingo.
Y además hay que tener en cuenta que los votos de los hoy indecisos podrán ser resultado de definiciones racionales, emocionales, fruto del exitismo, o simplemente también -y aunque esto suene muy feo- porque a la hora de votar habrá algunos (¿pocos?) ciudadanos que utilizarán, sin más, la lista que tengan a mano.