Noticias

Peligro, riesgo y percepción de riesgo

Orlando Aldama

La diferencia entre peligro y riesgo es fundamentalmente conceptual. Reside en que se puede distinguir que el peligro es una condición intrínseca y el riesgo es una medida sobre la posibilidad de daño. Definimos peligro como cualquier fuente, situación o acto con potencial de causar daño (físico, a la salud, a la propiedad o al ambiente). Es la causa potencial de un suceso adverso. Son sus características primordiales el ser inherente a un objeto, sustancia o situación.

Por Ejemplo: Un cuchillo afilado, la electricidad en un cable expuesto, trabajar en altura. El peligro existe incluso si nadie está cerca.

Sin embargo, definimos riesgo como la combinación de probabilidades   que determina que un peligro se pueda materializar, es decir que se produzca un determinado daño, así como la gravedad y sus consecuencias, es decir la posibilidad cierta de sufrir un posible daño.

Tal situación debe ser evaluada y gestionada para lograr minimizar la probabilidad y también la gravedad.

Sigamos con los ejemplos, un cuchillo afilado siempre es peligroso, de por sí, pero el riesgo para un carnicero con experiencia es relativamente bajo, pero… para un niño que lo pretende manipular, significa un riesgo alto. En este caso como en los demás el peligro es el mismo porque es inherente al elemento (cuchillo) pero sin embargo el riesgo cambia según el contexto, por ejemplo la idoneidad de quien lo utiliza y manipula o del control que debe generarse para que finalmente no quede al alcance de un niño

UNA MIRADA SOBRE LA PSICOLOGÍA SOCIAL Dentro de una sociedad dada, lo que podemos expresar en relación a cómo opera la percepción de peligro y riesgo, lo vemos por ejemplo en la forma en que moldea el comportamiento colectivo, como lo perciben dentro de las políticas públicas y como se refleja en el nivel de ansiedad general.

Percepción Social del Riesgo

Las personas no evalúan el riesgo como lo haría un organismo de seguridad; más bien, la percepción social del riesgo es un fenómeno psicológico producto de cómo se visibiliza en la problemática cotidiana y como incide directa o directamente en estas personas, en su familia o en la sociedad toda, de tal forma que se amplifica o atenúa por factores comunicacionales, emocionales, políticos y sociales.

Las personas en sociedad mantienen una relativa preocupación sobre el riesgo, generalmente las personas se encuentran desprovistas de la necesaria sensibilidad como para advertir e identificar un mínimo nivel de riesgo, lo que los lleva a una especial despreocupación, sólo inquietándose ante episodios catastróficos, incontrolables, o poco comprensibles (p. ej., terrorismo, energía nuclear, violencia letal), incluso mantienen este comportamiento con aquellos riesgos que son más comunes y probables como los cotidianos (por ejemplo un accidente de tránsito).

La comunicación y como se accede a ella, repercute sobre la sociedad, no solo es la información sino que tipo de información es la que se emite, y sobre todo como se advierte de estos peligros y riesgos.

Y en este tema está señalado tanto lo que se difunde por los medios de comunicación como lo que se puede llegar a conocer en los círculos sociales, redes, otros.

Existe un tema no menor que se relaciona a la desconfianza que generan los expertos y/o las autoridades, lo que de alguna manera puede y seguramente así sucede, lograr amplificar la percepción del riesgo por algo relacionado con la sensación de vulnerabilidad.

La exposición constante a factores de riesgo (como la inseguridad ciudadana o el aumento de la violencia en los delitos) genera efectos emocionales (ansiedad, apatía, miedo, depresión) cuando no estrés y propiamente miedo, algo que seguramente se acentúa ante la inacción de las autoridades tanto de seguridad como políticas.

CÓMO SE PERCIBE EL RIESGO Y PELIGRO EN LA MENTALIDAD CRIMINAL Teniendo en cuenta como base los enunciados de la criminología y la mentalidad del delincuente, debemos establecer una especial distinción esto significa que para la delincuencia la percepción del riesgo y el peligro operan de forma contrapuesta, lo que representa que a mayor vulnerabilidad de la sociedad, laxitud de las leyes, desinterés, o desinteligencias de las autoridades, la delincuencia percibe una menor percepción de riesgo y de peligro.

Cuando hablamos de peligrosidad y factores de riesgo, lo hacemos porque tradicionalmente en el ámbito criminal se utiliza el concepto de peligrosidad criminal, lo cual definimos como la tendencia de una o varias personas a cometer un delito (o peligrosidad por la probabilidad de actos futuros), evidenciada en referencia a su conducta antisocial.

Podemos concluir que la peligrosidad se enfoca en el sujeto (el delincuente) como fuente de daño potencial.

Siendo que los factores de riesgo representan el grado de probabilidad o de existencia de potencial peligro, en función a la propia peligrosidad de las circunstancias o coyuntura, esto nos permite una valoración objetiva de los hechos orientada a una posible o necesaria intervención

LA EVALUACIÓN DE RIESGO DEL DELINCUENTE El delincuente, antes de cometer un acto, realiza una evaluación de riesgo/beneficio, aunque a menudo de forma impulsiva o sesgada cuando no bajo el efecto de sustancias o narcóticos.

Identificación del Peligro (Fuente de Daño Potencial para Él): El peligro para el criminal, es una instancia de seguridad que lo advierte de poder ser capturado, herido o neutralizado, juzgado y penado.       El «peligro» es también el sistema legal y sus consecuencias.

Cálculo del Riesgo (Probabilidad de ser Capturado, lesionado, herido, más la Gravedad del Castigo).  Si percibe una baja probabilidad de ser capturado (por ejemplo, poca vigilancia policial, cámaras inoperantes, falta de testigos) y/o una baja gravedad del castigo (por ejemplo, penas leves, impunidad), la percepción del riesgo es bajo.

Si el beneficio (es decir el botín o la ganancia) es alto, el desbalance favorece a que el delito se cometa, más allá de la percepción del riesgo.

En síntesis, mientras que la seguridad pública trabaja para identificar el peligro (la actividad criminal) y minimizar el riesgo (la probabilidad de que afecte a la ciudadanía), la mentalidad delictiva opera calculando cómo maximizar el beneficio mientras minimiza su propio riesgo operativo de ser descubierto y castigado.

En tal sentido y para ser meridianamente claros, toda sociedad puede quedar sometida a la inseguridad, sea por ineficiencias, inacciones o falta de una voluntad política.

Sobre todo ante la existencia de una delincuencia que carece de procesos burocráticos para su forma de operar y de lograr sus objetivos.

Una delincuencia que no solamente se encuentra un paso adelante en esa carrera “sin fin”, sino que con su accionar incide en la sociedad creando confusión y descreimiento, logrando con su proceder generar miedo, estrés y ansiedad.

Una población incapaz de percibir y valorar el riesgo y mucho menos el peligro pero que si sufre sus consecuencias.

Compartir

Deja una respuesta