Política nacional

Personalismos que matan

Daniel Manduré

A los intendentes frenteamplistas Orsi y Cosse su propio ego les ganó la batalla.

Ese ego que los atrapa, los desborda, les nubla la razón y al que no pudieron controlar.

Prefirieron que el Frente Amplio perdiera ese valioso espacio de acción política, ese invalorable instrumento de desarrollo local por no concederle poder al otro. La ambición personal pudo más que el proyecto colectivo.

Este año la presidencia del Congreso de Intendentes le correspondía al Frente Amplio, pero no lograron ponerse de acuerdo.

Su ego los dominó, esa desesperación por el poder, esa ambición desmedida que lleva a que su fuerza política pierda un espacio de relevancia nacional, porque nadie tuvo un gesto de grandeza y de desprendimiento personal. Esos gestos que tanta falta hacen en la vida política.

Carolina Cosse nunca tuvo interés por el accionar del Congreso de Intendentes, mostraba, como en tantos otros casos hasta cierto desprecio. No concurría a sus reuniones, enviaba a un representante.

Lo que llevó incluso a la crítica y reproche de sus propios colegas por este tema.

Ahora cuando de cargos se trata parece que el tiempo y el interés aparecen de golpe para Cosse. El solo escuchar la palabra mágica: “presidencia” la estimuló y la motivó lo suficiente para pelearle ese espacio de quien parecía ser su candidato natural: Yamandù Orsi.

Esa dificultad para llegar a un acuerdo los llevó a una propuesta alternativa, 6 meses cada uno, lo que fue rechazada y con razón, por el resto de los Intendentes. Solo una vez y en forma excepcional se dio tal cosa. Pero en esa ocasión fue ocupada por intendentes de diferentes partidos.

Orsi, con una estrategia diferente, mostrándose generoso, por lo menos en apariencia, declaró hace unos días atrás que de no llegar a un acuerdo el cedía el espacio con gusto para que la intendenta de Montevideo ejerciera el cargo durante todo el pròximo año.

Mientras todo esto ocurría, comenzaba a terciar Andrés Lima que al ver que no se ponían de acuerdo se ofrecía a “allanar el camino” para que sea el, quien ocupara el cargo.

Todo quedó en la nada, no lograron un acuerdo. Orsi pareció olvidarse de sus palabras, Cosse quería ese cargo y no se bajaba del caballo, mientas que Lima veía como se derrumbaba su pequeña chance de que alguien mirara para su lado.

“Los pingos se ven en la cancha”, estos momentos límites donde se conoce a las personas, donde la grandeza debe mostrase en acciones y hechos, no solo en palabras.

Nadie lo hizo, nadie cedió. El altruismo, el desprendimiento, la grandeza que los ciudadanos esperan de sus dirigentes en momentos como este dieron paso a la pequeñez, el egoísmo y la mezquindad.

Prefirieron que su fuerza política perdiera un espacio a concederle un espacio al otro.

¡De “compañeros” …nada!

EL Fracaso de Fernando Pereira.

Como pasa muchas veces en estos casos, lo más fácil es echarle la culpa al otro. Fue lo que hizo el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira que culpó a quienes no aceptaron que se dividiera en dos la presidencia anual. Cuando en realidad su inoperancia y falta de liderazgo, como máximo representante de esa fuerza política, no le permitió lograr que se alcanzara un acuerdo.

Si esta tragicomedia seguía un tiempo mas seguramente en cualquier momento salía Andrés Lima proponiendo que la presidencia se dividiera en tres, 4 meses para cada uno. Porque tal vez con el análisis alocado de Pereira hubiera sido lo más lógico…porque entre dos y no entre tres.

Baruch Spinoza decía hablando de los soberbios: “Lo justo no les alcanza, quieren más”, mientras Dean Acheson reflexionaba: “el gran corruptor del hombre es el ego, mirarse al espejo continuamente distrae la atención de los problemas”.

Solo basta imaginarse si no lograron un acuerdo en esto, que puede pasar al momento de tener que decidir sobre aspectos de mayor relevancia para la vida del país.

La batalla de los egos.

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