Revaloricemos a los autores vivos de nuestras comunidades
David Auris Villegas
A finales del año pasado, durante un viaje de vacaciones por el norte de Perú, fui invitado inesperadamente a dar una ponencia en un encuentro literario con estudiantes y docentes. Al notar que el evento destacaba más a autores clásicos, decidí enfocar mi intervención en revalorar a los autores vivos presentes. De esa experiencia emerge este artículo, que invita a otorgar protagonismo a quienes hoy erigen cultura.
No se trata de cerrar los ojos al mágico Canto a mí mismo de Walt Whitman, de dejar de cabalgar con el Quijote de Cervantes o perdernos en los encantados laberintos de Borges. Estos escritores siempre nos acompañarán. Pero, ante los vertiginosos cambios actuales y la incertidumbre del futuro, es urgente escuchar el aliento y la voz de los autores vivos y de la mano de ellos abordemos los desafíos de nuestra época.
El pedagogo Paulo Freire afirmaba que la lectura construye identidad cultural. Con esta premisa, necesitamos hacernos preguntas esenciales: ¿A cuántos autores vivos de sus países han leído nuestros estudiantes? ¿Con cuántos escritores de sus regiones han estrechado la mano? ¿Han dialogado con los autores que comparten sus calles y su diario vivir? ¿Los estudiantes se identifican con los autores de sus comunidades?
La lectura potencia el capital humano y amplía nuestras perspectivas. Borges lo resumió magistralmente: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Lo recordamos en esta Semana del Lector, celebrada en Argentina y otros países en honor a su natalicio, pues Borges leía con vehemencia a los clásicos y también a sus contemporáneos.
Así pues, no se trata de un “parricidio literario” ni de derribar el canon, sino de actualizarlo con las voces vivas. El ecosistema educativo debe abrir espacio real en los sílabos y planes de estudio a los autores vivos de nuestras comunidades, leer sus obras, analizarlas y discutirlas con rigor. De esta manera, no solo se potencia la comprensión lectora, sino que se aprovechan sus aportes para comprender los problemas y desafíos de la actualidad y contribuir en la búsqueda de sus soluciones.
En suma, es vital tender puentes donde las manos del autor se encuentren con las de estudiantes y docentes, como aliados en la noble tarea de inspirar, educar y sembrar la identidad cultural intergeneracional.