Sacándole el cuerpo a las responsabilidades individuales
Zósimo Nogueira
Liberalismo es tolerancia, pero tolerancia en la igualdad
Ha habido transformaciones en las interacciones sociales en nuestro país con un notorio remplazo de obligaciones civiles.
Sin renunciar privilegios una serie de colectivos trata de desentenderse de responsabilidades, trasladándolas al Estado.
Acelerando beneficios y salteándose los escollos de la legítima competencia.
Beneficios especiales a no impedidos es ni más ni menos que avasallamiento contrario a las inequidades que dicen reivindicar.
En un país en que la ley madre, la Constitución no hace distingos; promover preferencias para ocupar un espacio, un cargo, desempeñar una actividad por el color de piel, sexo, inclinación sexual, creencia religiosa etc. o por la presión de un colectivo es a mi juicio injustificable.
Ninguna ley de cuotas tiene razón de ser en un “Estado” de derecho, como el nuestro.
Que sabios nuestros constituyentes al redactar el Articulo 8 (todos iguales ante la ley sin otra distinción que los talentos y virtudes) y que torpes, ingenuos u avivados quienes construyen esas prebendas preferenciales.
Es mucha la avidez para obtener privilegios y la ansiedad para satisfacerlos y así obtener un nicho de apoyos. En busca del poder que aparejan esas adhesiones se elaboran y debaten leyes contradictorias.
Se redactó una ley de cuidados altruista y sensible complementando políticas sanitarias en defensa de la vida, ahora se promueve la eutanasia y se dice que van en el mismo sentido.
El protagonista, y responsable de asignar los recursos siempre el Estado.
Ni riesgos, ni grandes responsabilidades individuales. Así como se alivia un sufrimiento también desaparece una carga. Valoraciones, con componentes objetivos y subjetivos.
El Estado que somos todos aporta para curar, mejorar calidad de vida pero también para terminar una supuesta y variable agonía.
Poco se dice que día a día la ciencia evoluciona a un ritmo de aceleración mayor.
Con nuevos descubrimientos, variación de criterios. Inventiva, innovación. El genoma humano.
Otro dilema como en la ley de aborto, el ejecutor es el colectivo médico. Que juramento hipocrático ni nada.
Muy felices estarán los médicos, poniendo sobre sus espaldas la ejecución de decisiones individuales ajenas a sus criterios científicos profesionales. Como una operación estética.
Acá también está el caso de los cambios de sexo.
Con tratamientos previos sobre un niño sin capacidad de decidir, por evaluación y preferencia de sus mayores. Cambios de los que no hay retorno por supuestas inclinaciones distintas a su sexo genético de nacimiento cuando aún se está en proceso de formación de la personalidad.
Otra cuestión poco hablada, las cuestiones de costos, “don dinero”
Que aranceles deberán pagarse por realizar estos “actos médicos”, no son parte de la medicina convencional. Cuál será la próxima. ¿Se cambiara el color de piel?
Considero que el “Estado” no debería involucrase en estas acciones, su deber es proteger y salvar vidas salvo especialísimas circunstancias, como es el caso del aborto terapéutico con riesgo de vida de madre, circunstancia ya prevista en antiguas leyes.
Deberían ser otros los caminos, exonerar de responsabilidades y sanciones.
El Estado no debería asumir responsabilidad en estas decisiones individuales.
Las leyes de género y diferencia racial vienen acompañadas de cuotas laborales, cuotas de representación sin más argumentos que inequidades económicas y sociales con el argumento de clases postergadas y disgregación social.
A mi juicio. En un país con educación obligatoria, gratuita y laica totalmente infundadas. También desproporcionadas por la cuantificación de esos colectivos.
Tomando de ejemplo a Argentina con una composición poblacional similar.
Datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) del 19.05.2022 digital.
En su población de 47.327.407 habitantes 41.05% son varones, 52,83% mujeres, 0,12no asociados a ninguno de esos sexos. Crecimiento 17,97% desde el 2010.
Si hombres y mujeres tienen las mismas capacidades intelectuales y las mujeres sobrepasan en número a los hombres porque cuotificar bancas en el legislativo, plazas laborales o cualquier actividad. La competencia valoriza y prestigia los espacios logrados en buena lid.
Al igual que en Uruguay amplio predominio universitario de mujeres. Mayor escolaridad, mayor preparación, mayor salario.
El porcentaje no asociado a varones o mujeres es un minúsculo 0,12, falta encasillar en algún segmento un 6%. Como es posible que tales minorías condicionen a las mayorías.
Cuotas laborales, educativas, y de diversa índole. No son minusválidos ni impedidos
Cuanto colectivo se abroquela bajo un estereotipo se transforma en un grupo de presión y sale a demandar al Estado.
Por ahí anda un grupo de individuos que se dice descendiente de charrúas, que seguramente tendrá alguna cuota genética indígena como todos poseemos.
Vaya a saber de cuantas etnias raciales tiene rasgos, de la raza blanca seguramente mayor cantidad. No existe la pureza racial, y como bien se ha dicho América es un crisol de razas.
La etnia charrúa ni siquiera es originaria de nuestras tierras. Como tantas estuvo de paso y por periodos irregulares. Eran tribales de comportamiento nómade.
Es más, previo a la llegada europea no existían limites divisorios.
Por el año 1830 había apenas 500 individuos itinerantes que vivían en tolderías, y ese contingente de “Charrúas” incluía gauchos malevos prófugos de la justicia, asociados a sus -tropelías.
Los Charrúas luego de más de 300 años de colonización europea continuaban sin producir nada, guerreaban apoyando a los diversos grupos en pugna y por ello se les toleraba muchos desmanes.
Pero como toda época de barbarie tiene fin, asentadas las instituciones, y organizados los colectivos humanos se combatió esa forma de vida.
O se adaptaban a las normas o se les sometía. Algunos reacios al sometimiento continuaron con su vida errante en espacios cada vez más limitados. Las enfermedades también los fueron diezmando.
Esta evocación del pasado forma parte de reivindicaciones con pedidos de resarcimientos económicos a una colectividad minoritaria, no autóctona, que le hizo mucho daño al progreso y determinante de muchas tragedias a los primeros asentados en nuestra campaña.
Las ollas populares y los tickets de alimentación del Mides.
A una manera poco digna de alimentarse, parados en una esquina o en el cordón de la vereda se le suma secretismo y negativa de datos concretos y reales de quienes son destinatarios de alimentos.
Se trata de capitalizar electoralmente el hambre, se pide y reclaman apoyos asistenciales y se pasan datos números no verificables y poco más.
Sembrando intrigas y dudas con afirmaciones sustentadas en imágenes no cuantificables.
En una democracia republicana y laica sin exigencias dogmáticas, ni adhesiones condicionantes los beneficios que se reciben del estado deben tener como retorno el esfuerzo individual.
El servicio que brindan los CAIF de atención a niños de primera infancia para que los padres puedan trabajar, debe ser correspondido.
El Estado brinda educación gratuita, y provee alimentos para alumnos carenciados, pero eso no debe ser permanente como han reclamado incluso en vacaciones.
La alimentación de los niños es obligación de sus padres, y si no lo cumplen deben ser llamados a responsabilidad, en caso de disgregación familiar se fijan pensiones alimenticias.
A esa pléyade de demandas y poca responsabilidad sobre actos individuales sumemos el lenguaje inclusivo.
Seguro que muchos de quienes lo promueven no conocen las normas gramaticales que implican el uso correcto del idioma español, y lo solucionan con x y e por doquier.
Quién rebate. Quién corrige. No hay normas.
En aras de la igualdad y eludiendo responsabilidades se desvaloriza al individuo.
Ese individuo que es esencia de República y de la Democracia.