Culturales

Santa bárbara y el hidrógeno verde

Ricardo J. Lombardo

“Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena”, dice un viejo refrán pues,  en  la Iglesia Católica, Santa Bárbara es la patrona asociada al rayo, los truenos, los relámpagos, las tormentas y las tempestades.

El dicho alude a una cierta ingratitud y olvido de las causas de las cosas, en las que uno solo repara frente a sus consecuencias.

Estos días de abrumador calor en nuestro país y sorprendentes bajas temperaturas en algunos lugares del hemisferio norte, reaparece en las conversaciones cotidianas el tema del cambio climático.

Es bueno entonces que la opinión pública se acuerde de esta especie de Santa Bárbara que provoca todas esos sucesos, que es el exceso de carbono producido por los combustibles fósiles y tome consciencia de la necesidad de acelerar el proceso hacia la obtención de un tipo de energía más limpia y compatible con ese imprescindible cambio climático.

Los expertos apuntan a que la solución al problema será el hidrógeno verde que se produce a partir de agua y energías renovables y consiste en la descomposición de las moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O) e hidrógeno (H2).

Históricamente, el llamado hidrógeno gris se ha obtenido usando combustibles fósiles, lo cual es dañino para el medio ambiente. .

La molécula de H2 tiene alta densidad energética por unidad de masa; 3 veces más que la gasolina y 120 veces más que las baterías de litio.

Así que los gobiernos y las empresas se preparan con esto para lograr una reducción sustancial de las emisiones de carbono para 2050 y con ello disipar el llamado efecto invernadero que provoca las alteraciones en el clima en la actualidad..

En Estados Unidos, se discute cuáles son las características técnicas de ese hidrógeno verde para que califique a las exoneraciones impositivas que empezarán a regir desde ahora.

En todos lados, incluso en Uruguay, los gobiernos atienden otras formas de estimular a las empresas a la reconversión hacia procesos más amigables con el medio ambiente.

Las industrias que generan una mayor producción de carbono, como la automovilística, ya formula planes para promover una fuerte reducción de las emanaciones. Los vehículos eléctricos parecen solamente una transición hacia modelos basados en el hidrógeno verde.

Así que, afortunadamente, sea por acordarse de Santa Bárbara o no, el mundo parece haber tomado una consciencia generalizada de la necesidad de estos cambios que, al final de cuentas, hacen a la supervivencia de la especie humana.

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