Politica Nacional

Se minimizó el problema del consumo

Derivo en más oferta y más tráfico

Zósimo Nogueira

Naturalizando el consumo de drogas como algo recreativo, como expresión de libertad.

El adicto se fortaleció, se lo ha desinhibido ante la sociedad, ante la autoridad y ante los distribuidores de drogas.

Estos de parabienes, con mayor conocimiento de su público destinatario ofrecen variedad de sustancias direccionando consumos según su poder de compra.

Hasta hace unos años quién compartía droga iba preso, ahora con el invento de la “troupe Mujica y asociados” se forman clubes de consumidores.

Consumos grupales de Marihuana; quien asegura que es lo único que consumen si han dado muestra de que buscan droga con más pegada.

Que es una droga nadie lo pone en duda, que sea menos dañina puede ser.  Según como se mire.

Como las primeras variedades tenían poca pegada, se autorizo una especie con mayor graduación de thc y se está en proceso de otra variedad más potente.   

Los encargados de diagramar políticas sobre consumo, muy felices; ninguna propaganda sobre consecuencias negativas en salud y comportamientos humanos, todo ok

Era duro, tal vez desproporcionada la sanción que recibían aquellos que compartían drogas por lo general en ámbitos reservados ahora lo hacen a ojos vistos de su entorno y de los proveedores oferentes de la droga que el vicioso demande.

Esa visibilidad del consumidor, desinhibido, con escaso o nulo riesgo de penalización por los pequeños volúmenes de  sustancia que le pueden incautar  favoreció al crecimiento exponencial de distribuidores y bocas de venta muy redituables.

Amplia escala de proveedores, menudeo, bocas de distribución y proveedores mayoristas conectados con el exterior pues aquí lo único que se produce por iniciativa del “Pepe” y tolerancia actual es el Cannabis o marihuana

La situación actual de inseguridad.

Trastornos ocasionados a la comunidad por parte de traficantes y consumidores.

Riesgos de inseguridad y muerte con unos y también miedo de consumidores con trastornos de personalidad por esos consumos problemáticos de sustancias toxicas.    

La lucha de las autoridades policiales con este flagelo es incesante pero siempre que se detecta y cierra un centro de distribución y venta como la mitológica hidra, en algún lado se renuevan tentáculos. 

O lo hace un secuaz del apresado o lo aprovecha la competencia para extender su radio de acción.

La policía tiene detectados unos cincuenta grupos criminales dedicados al tráfico en Montevideo.

Resulta difícil cuantificar por las relaciones entre bandas. Los proveedores que ingresan o reciben la mercadería interactúan en relación de dependencia con los jefes de bocas, pero poseen jerarquía sobre éstos.

Hay escalones que no pueden saltearse y cuando esto ocurre hay enfrentamientos muy violentos. Muertes.

Al Estado le cuesta mucho esfuerzo, mucho dinero y no ha logrado la estabilidad necesaria para imponer el orden y darle tranquilidad a la comunidad.

Un reciente trabajo del Departamento de Ciencia Política de la Udelar publicado en el Observador visibiliza y da cuenta que en Montevideo, en barrios carenciados hay traficantes que invierten, hacen donaciones a comedores, instituciones deportivas etc.

La cara linda del traficante ya instalado, que socorre con objetos y dinero a gente e instituciones necesitadas. 

Alimentos, ropas, equipos deportivos, pago de facturas, prestamos. etc. etc.

Se dice que es una forma de ganar poder yo diría silencio, impunidad y protección. 

Obligación de retorno de favores, de dar alertas, pasar información y si fuere necesario ocultar a personas o cosas. La fidelidad se premia, la infidelidad se castiga.

Para combatir este flagelo hay que recordar que la droga es producida fuera de nuestras fronteras y para ingresar a nuestro territorio debe eludir controles o contar con la complicidad de quienes custodian y ejercen el control de nuestros límites terrestres y fluviales.

Que una vez en nuestro territorio pasa por los diversos escalones de acopio y distribución. 

Finalmente llega al destinatario, al consumidor, el adicto.

Ese individuo que según su grado de dependencia, deja salarios mientras los tiene, que pierde empleos, que se despoja de sus bienes, recurre  a los de su familia.

Que vende lo que sea para conseguir la droga.

Se vende el mismo, pierde valores, mendiga y se convierte en un problema social. 

Recurre a centros de ayuda pero por lo general vuelve a reincidir en el consumo.    

Su organismo se deteriora, su salud mental se deteriora, pernota en espacios públicos y es recurrente habitual a centros de atención médica.

La luc establece la prohibición de ocupar espacios públicos o privados sin consentimiento e impone obligaciones de actuación para diversos organismos públicos pero estos actúan muy esporádicamente.

No hay una capacidad real de solución pues estos individuos que un día piden apoyo para salir de esa situación al día siguiente cambian de opinión y vuelven a su vida errante.

El combate a los narcotraficantes en el territorio es extenuante y no se logra una solución definitiva.

Se deben agotar los medios e ingenio para impedir el ingreso de la droga al país, con tareas de inteligencia, interactuar con organismo similares de los países vecinos y ser eficaces en la represión.

Pero está muy claro que sin consumidores no hay tráfico, distribución ni venta.

Debe sancionarse el consumo, probado este debe facultarse al Estado a adoptar medidas curativas para sacar a esos individuos de la dependencia al consumo de drogas y de la dependencia de los narcotraficantes.

Se requiere de una resolución legislativa y para bien de la sociedad, de los propios adictos y del erario público urge una solución.

Con medidas tomadas a tiempo se puede revertir la situación, internación compulsiva en un establecimiento creado específicamente para tal fin.

Obligación de tratamientos de recuperación y evaluación clínica médica previa a la reinserción social.

La benevolencia y tolerancia con el consumo de sustancias toxicas solo ha traído perjuicios, hay que revertir esta situación.

Los recursos del Estado que se desvían a tareas asistenciales sin el resultado final son inmensos.

Hay una generación de jóvenes parcialmente cuasi que perdida.

La clase trabajadora y empresarial tienen demasiada carga contributiva son sus problemas sanitarios y previsionales para continuar cargando con problemas ocasionados por el delito y el fomento del delito a través del consumo de tóxicos.  

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