Política Internacional

Turquía; ¿religiosidad islámica, o secularidad?

Lorenzo Aguirre

Ni el actual presidente Recep Tayyip Erdogan – “Partido de la Justicia y el Desarrollo” (“AKP”), “Partido de Acción Nacionalista” (“MHP”), de ultraderecha, y varias agrupaciones fundamentalistas -, ni su opositor izquierdista Kemal Kiliçdaroglu – “Partido Republicano del Pueblo” (“CHP”), secular -, lograron alcanzar el 50% más un voto, para obtener la victoria en las elecciones presidenciales de Turquía. Recep Tayyip Erdogan se llevó el 49.5% de papeletas, mientras su oponente fue votado por el 44.5%, marcando una diferencia de 5 porcentual, la cual está en manos del tercer candidato, Sinan Ogan – académico de ascendencia azerí, manejando una alianza de partidos ultranacionalistas -, cuya decisión de apoyo definirá indudablemente la segunda vuelta de comicios – Turquía no tiene experiencia en este tipo de elecciones – el próximo domingo 28 de mayo, en una concurrencia a las urnas de aproximadamente sesenta y cuatro millones de ciudadanos.

Entre acusaciones de juego sucio por parte de los protagonistas, y manifestaciones de fraude, se desarrolló la primera ronda electoral cuyo resultado otorga mayoría parlamentaria al “AKP”, hecho que, quizá, no hubiera ocurrido si no fuera culpa de un divisionismo por ambición de poderes entre la alianza de izquierda kurda – perdió dieciocho escaños – y el “Partido Republicano del Pueblo”, liderado por Kiliçdaroglu.

A lo largo de un mes de campaña electoral, donde en forma permanente se luchó con información contradictoria y narrativa inventada, la primera vuelta en las urnas demostró una vez más los manejos y comunicados bastardeados, estrategia política deplorable que, en estos últimos días, de cara a la votación final del próximo domingo, se disparara, provocando en cierta forma una especie de desorden mental, e incertidumbre, en esta “partida de ajedrez” que estaría definiendo si se continúa con la ruta establecida en los últimos veinte años, con un perfil claramente religioso, islámico, o si se anhela una sostenida secularidad.

Más allá de lo expresado, aquí no solo se decide el futuro de Turquía en cuanto a lo interno, sino una proyección internacional, y especialmente de relacionamiento con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (“OTAN”), puesto que, Turquía, es el segundo país de dicha alianza en cuanto a acuerdos de porcentajes de soldados – más allá que también tiene “affaire” con Rusia, e Irán -, como, asimismo, nexo entre Europa y Asia, colocándolo entonces en una posición geográfica estratégica sumamente importante.

Recep Tayyip Erdogan

A mediados de los años 90, Recep Tayyip Erdogan llegó como Alcalde de Estambul, dando vida a las zonas más pobres, y de esa forma ganando electores, pero su gobierno fue interrumpido al ser arrestado durante cuatro meses, por “incitar al odio racial”.

El hecho, ocasionó ser defendido por la mayoría del pueblo apoyando la libertad de expresión, esa misma condición que, casi veinte años más tarde perdería la sociedad civil turca, la cual, gran parte, fuera llevada entre rejas por actitudes autoritarias del propio Erdogan, quien, en 2016, intentara un golpe de Estado.

Con la victoria de Erdogan en el referéndum de 2017 entró en vigor el sistema presidencialista, otorgándole casi plenos poderes – realizó 18 enmiendas -, una postura desmedida, absolutista, pues, no solo se convirtió en Jefe de Gobierno, sino también del Poder Legislativo, aprobando leyes y decretos sin pasar por consulta de la cámara de diputados, como asimismo elector del aparato judicial.

Erdogan, ha buscado liberarse del Parlamento porque dice ser necesario crear una “nueva Turquía”, poniendo énfasis en “potencia económica mundial, identidad islámica, y guía del mundo musulmán”, pero rompiendo de esa manera con todo ideal laico, llevando adelante un gobierno autoritario sostenido por ultranacionalistas, haciendo que, “Alternativa para Alemania” – partido político de ideología euroescéptica, calificado como populista de ultraderecha, cuyos integrantes han hecho declaraciones calificadas de racistas, xenófobas, y su defensa del nacionalismo alemán comparada con el neonazismo – y la ultraderecha austríaca, sean niños de pecho.

El mandatario turco ha reprochado duramente a Israel sobre la situación con Palestina, como también los ataques en la Franja de Gaza, el “adormecimiento” de la Unión Europea en relación a los refugiados sirios, al no cumplir el pacto acordado en el año 2016, y denunció recibir una tercera parte – de tres mil millones de euros -, para atender las necesidades.

Por otra parte, es oportuno recordar que, luego del intento de golpe de Estado contra Recep Tyyip Erdogan – también en 2016 -, este, tomó medidas radicales, haciendo una purga y encarcelando alrededor de 130 mil personas, entre jueces, policías, militares, catedráticos, y profesores, sospechosos de estar ideológicamente unidos a golpistas.

La Unión Europea advirtió a Erdogan que no podía actuar de esa manera, y desde allí, las relaciones entre Turquía y el bloque fueron debilitándose, haciendo que, el presidente turco cambiara de posición e inclinara su frente en dirección al demente autócrata ruso.

Por su parte, la “Comisión de Venecia del Consejo Europeo” señaló que, Turquía, se ha convertido en un sistema autoritario, mientras, Bruselas, sostuvo: “Erdogan, no cumple los requisitos del criterio de Copenhague, en cuanto a garantías democráticas y derechos humanos”.

Kemal Kiliçdaroglu

Tiene la posibilidad de dar término a veinte años de gobierno de Erdogan, y como líder del “Partido Republicano del Pueblo” (“CHP”), de perfil socialdemócrata y nacionalista, buscó conformar una coalición con partidos liberales, e islamitas.

Kiliçdaroglu, pone énfasis en, de ganar los comicios, hacer caer el sistema presidencialista, y en la primera vuelta electoral llevó adelante con vehemencia una acusación a la agencia electoral, de no brindar datos fiables, como asimismo al partido islamita “AKP”, de obstruir el conteo de papeletas, e impugnar actas.

Si Erdogan, pierde, quizá Turquía pueda acercarse más a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (“OTAN”) – con el actual mandatario la amistad con Rusia, e Irán, se fortalecería -, pero, obviamente no todo es luminoso, pues, Kiliçdaroglu, es líder de 6 partidos muy diferentes – a decir verdad, se alinearon para hacer caer a Erdogan -, entonces, en el supuesto caso de triunfar en las presidenciales del próximo domingo, no solo no contará con mayoría parlamentaria – 322 bancas de la constelación de 600 sillones, pertenecen a Erdogan -, sino, además, deberá observar sus propios movimientos y resolver la dirección a tomar ante el poder de sectores distintos, y por supuesto, hambrientos de poder. Entre los grupos con los cuales ha negociado, por no decir transado, se encuentra el terrorista kurdo “PKK” (“Partido de los Trabajadores de Kurdistán”), quien sintetizara elementos marxistas, con anarquistas, más allá que, en la actualidad, presenta una incorporación de pautas ecologistas, mezcladas con una especie de confederalismo democrático, rechazando los Estados – Nación, pues los considera una estructura amparando intereses y posturas de la clase gobernante.

Según las encuestas – a lo largo de la semana se verán reiterados y majaderos nuevos resultados -, Kiliçdaroglu se llevaría las presidenciales con aproximadamente 6 puntos sobre Erdogan….

Estaba pensando…. Turquía… ¿no se inclinará aún más hacia una extrema derecha, con mayor unidad de islamitas y nacionalistas?

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