Política nacional

Un merecido reconocimiento

Zósimo Nogueira                                            

Desde el retorno a la democracia el pasado reciente es objeto de relatos con mucho de imaginación y sub realismo. Los revolucionarios derrotados se presentan en sociedad como quijotescos justicieros a la manera de Robin Hood.

Para peor, jóvenes y adolescentes que no vivieron esos penosos momentos, se han sumado al falso relato y sin fundamentos lo repiten y defienden con pasión.

Un relato sobre hechos reales sustentado en falsedades y narraciones novelescas.

Episodios delictivos disfrazados de idealismo, omitiendo responsabilidades.

Páginas sangrientas de historias recientes con importantes daños a patrimonios públicos, de empresas, comercios y en particular a las libertades de la población.

Un relato que justifica y endiosa. Las bombas y metrallas erán fuegos artificiales, los asaltos eran requisa y expropiación; los secuestros y confinamiento el cumplimento de la sentencia de un tribunal.

Los ajusticiamientos, la incuestionable decisión del poder supremo. La cúpula revolucionaria.

La verdad está al alcance de quien la quiera. En documentos y publicaciones periodísticas de ese pasado reciente. Y mucha bibliografía. Basta comparar y la verdad aflora abrumadora.  

Pero nuestra juventud está masivamente alejada de la lectura analítica y volcada a la síntesis y  al eslogan que se pregonan por redes y medios informáticos.

Y los protagonistas de esos sucesos se hacen los distraídos, deslizan comentarios de las atrocidades del enemigo y lo vulnerables que eran.

Ni de un lado ni del otro cambian su postura ni forma de pensar. Muy poca autocrítica, casi nulo arrepentimiento

En seguida aflora el manido tema “Terrorismo de Estado”, como si el Estado hubiera iniciado la revolución. Como si el “abstracto Estado” dispusiera sobre golpes, torturas y muerte.

El estado es impersonal, las acciones de las personas son responsabilidad de las personas tengan uniforme, túnica u overol.

Como lo expresó el Gral Seregni, el Ejército como Institución no debe pedir perdón ni asumir responsabilidades; éstas son, de los individuos por sus malas o buenas acciones.

Si cometieron delitos deberán responder. No el Estado.

El camino seguido por los pseudo revolucionarios ha sido redituable para recibir compensaciones y beneficios pecuniarios. Es una generalización excesiva de responsabilidades.

Es muy difícil juzgar con ecuanimidad hechos y actitudes de otros tiempos, fuera de contexto.

Esa deformación de la verdad la viven las familias y ha sido razón de disgregaciones y su vez de formación de grupos de afinidades.

Radicalización de posturas en base a verdades y supuestos que solo va atenuándose con la desaparición de los protagonistas.

Las disidencias persisten, pero van tomando caminos más novedosos.  Siempre mesclando verdades con falsedades.

Decía el Dr. Kats sobre salud mental. En cada etapa de la vida siempre esta primero el esfuerzo para luego el éxito.

Eso lo obvian los solapados agitadores. Esos que dan manija y luego esconden la mano, agitadores que no participan de los hechos, no arriesgan vida, libertad ni patrimonio.   

Las consecuencias las viven otros. En una contienda de masas cuando se dispara el primer tiro nunca se sabe el final. Lo dijo entre otros el Che Guevara.

Una actitud lleva a la otra y solo finaliza con la rendición o eliminación de uno de los bandos contendientes.

En estos avatares de la historia hay figuras que han dejado su impronta.

Aquí ubicamos a Jorge Pacheco Areco. En esa tergiversación de hechos históricos se ha denostado a quién enfrento y derroto al movimiento guerrillero y lo hizo con la policía y la Justicia.

Solo dio participación a los militares al final de su mandato a requerimiento del legislativo y la población ante la fuga masiva de tupamaros. Pero más que nada por su convicción de imponer el orden legítimo de las instituciones.

Desde mucho tiempo venimos proponiendo en coincidencia con el hoy Ministro de Turismo Tabaré Viera un reconocimiento que lo proyecte y perpetué en el tiempo.

Pensamos en la designación de una calle con su nombre y el lugar en donde se podría concretar con mayor rapidez era la ciudad de Rivera por el hecho político de que el gobierno Departamental está en manos del partido colorado.

Queremos reivindicar a nivel nacional a tamaña figura política; nos propusimos que su nombre fuera incluido en el nomenclátor de la Ciudad de Rivera.

Así se le hizo saber a la Sra Graciela Rompani, viuda del extinto mandatario que complacida agradeció el interés.

Se realizó el pedido a las autoridades Departamentales, verbalmente y luego a fines del 2021 por escrito.

Al no tener novedades al respecto y habiendo trascurrido cierto tiempo optamos por presentar un escrito ante la Junta Departamental, se formó expediente que prestamente fue tratado.

En respuesta oficial se informa que esta inquietud ya había sido planteada por la Sra Edil Departamental Nury Rodríguez y que fue tratada y aprobada por ese legislativo en la Sección del 27/7/22; contando con media sanción paso a la órbita del Ejecutivo Departamental.

Bienvenidas las coincidencias, esperamos en breve por esa chapa identificando al Camino Presidente Jorge Pacheco Areco como lo aprobó el Legislativo Departamental, y que toda la comunidad y en especial la Sra. Rompani puedan ver ese reconocimiento.

Se ha estado omiso en reconocer a este ilustre ciudadano que enfrento con éxito tiempos muy difíciles de conmoción interna.

Las páginas de la historia contemporánea de nuestra nación están impregnadas de huellas dejadas por este gran colorado que gobernó ajustado a derecho y finalizado su periodo gubernamental entrego el mando a su sucesor con todas las prerrogativas que fija la Ley.

Esto ha sido expresamente manifestado por el propio General Seregni fundador y líder del Frente amplio, la mayor fuerza política opositora en aquellos aciagos tiempos.

Rivera contó con un fuerte sector partidario que apoyo con entusiasmo su gestión y se merece un perpetuo reconocimiento.

La designación de una calle con su nombre es sin dudas un mojón importante.

Como se fundamentó en la sesión ordinaria de la Junta Departamental de Rivera Jorge Pacheco desarrollo una proficua labor política.

Fue periodista, deportista, Diputado, senador, Embajador, Vicepresidente y Presidente de la República entre el 6/12/67 y 1/3/72

Se le dice pro militarista; lejos de esto, fue quién le corto el ombligo a la policía dándole vida Institucional propia.

Durante su gobierno se aprobó la primer Ley Orgánica Policial 13963 del 22/5/71 ampliada por la 14050 del 23/12/71.

Hasta ese momento los mandos policiales eran ejercidos por Militares o por políticos del partido de gobierno.

Esto genero una revolución en las fuerzas policiales, cesaron los cargos de mando asignados a militares, solo se mantuvo al Jefe de Policía como cargo de Particular confianza, que no distingue la profesión de quién lo ocupa. Todas las jerarquías pasaron a ser ocupadas por oficiales de policía.

Pacheco Areco es sin lugar a dudas uno de los grandes responsables del empoderamiento y profesionalización de la carrera y función policial.

Destacando otra arista de sus cualidades podemos decir que aún en épocas tan aciagas siempre estuvo junto al pueblo, moviéndose con soltura en su actividad familiar y social, sin encorsetarse ni guarecerse en ninguna fortaleza amurallada.

Y tal era su magnetismo que sin hacer campaña por su reelección fue el candidato más votado en las elecciones del 71.

Con Pacheco Presidente no hubiera habido Dictadura.

Aceptó la posibilidad de ser reelecto pero no la propuso.

Rota la institucionalidad los mandos militares lo alejaron del país para evitar su influencia y por temor a la movilización de masas de sus seguidores. Un gran demócrata, un gran colorado.

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