Política Internacional

Mañana… el tiempo en línea roja

Lorenzo Aguirre

Kabul, ya no es el último refugio, y los que escaparon hacia esa capital encontraron a los talibanes a las puertas. Es imposible llegar al aeropuerto pues los caminos fueron controlados, y la rama afgana del grupo terrorista Estado Islámico se atribuyó la autoría del atentado en el cual, al menos ciento setenta y siete personas fallecieron, y ciento cincuenta se encuentran heridas, además de trece soldados estadounidenses muertos, y otros veinte graves, según John Kirby, portavoz del Pentágono. Desde la terminal aérea de Kabul salieron hasta el momento unas ciento veinte mil personas, pero una suma considerable no podría ser evacuada en los tiempos establecidos.

Durante veinte largos años, Estados Unidos, algunos países integrantes de la Unión Europea, y gran parte de Occidente, financiaron y protegieron a las nuevas generaciones de afganos, pero, ahora, Afganistán vive la reimposición de la Sharía, denotando un modo de vida que, no solo constituye un código religioso, sino codificando conductas y rigiendo aspectos de vida, mientras los Tribunales de Justicia se instituyen como Tribunal Islámico.

Los radicales, cortaron la educación para niñas mayores de doce años, y si sus padres no cumplen las disposiciones, serán castigados, como también ejecutados públicamente, más allá de volver a imponer la pena de lapidación a mujeres infieles, la prohibición de salir sola – debe hacerlo acompañada de su esposo, padre, o hermano -, y el decreto no permitiéndole ser profesional, excepto médico – teniendo la posibilidad de especializarse en ginecología -, pues ninguna mujer puede ser tocada por un hombre.

El pueblo afgano está furioso con Ashraf Ghani, quien huyó cobardemente abandonado a los ciudadanos, como también con Estados Unidos, y Reino Unido, que evacúan a representantes diplomáticos, y a su gente, dejando a los afganos a su suerte – aunque la administración Biden envía majaderos reportes (la casi totalidad no creíbles) informando respecto al esfuerzo sobrehumano para ayudarlos -, mientras los talibanes ejecutan a las rendidas tropas, constituyendo crímenes de guerra.

Rusia, respalda a talibanes

Rusia, no se sorprendió de los acontecimientos, tampoco se ocupó en retirar a sus funcionarios ni a sus propios ciudadanos instalados en Afganistán, es más, declaró que, ahora el país, es seguro.

El presidente Vladimir Putin, señaló: “el nuevo gobierno de los talibanes, es una realidad”, y Vassily Nebenza, representante de Moscú ante la Organización de las Naciones Unidas manifestó la llegada de un futuro brillante, de reconciliación nacional, con la ley, y el orden, volviendo a las calles, y el fin de muchos años de derramamiento de sangre.

Por su parte, Zamir Kabulov – enviado especial del presidente Vladimir Putin, para conversar con los talibanes – expresó “la comodidad de negociar con ellos, cosa que no sucedía con el “gobierno títere” de Ashraf Ghani”.

Quizá, valdría la pena aprovechar el momento y hurgar en “perdidos informativos” de la agencia de noticias rusa, “Tass”, que, “negligentemente” cambió la palabra “terrorista”, por “cierto perfil autoritario”, en los informes sobre talibanes.

Gran parte de gobiernos de occidente, y muchos integrantes de la Unión Europea, dijeron: “¡parece que, Rusia, se está dando vuelta!”.

La tontera, es como el universo… ¡no tiene límite!; en el año 2015 los intereses de Rusia gozaban un affaire con los talibanes, y desde 2017 comenzaron a suministrarles armamento.

“Documento Doha”

En febrero de 2020 el expresidente Donald Trump, y los talibanes, firmaron en Doha, Qatar, el pacto fijando un calendario para la retirada definitiva de Afganistán, por parte de los Estados Unidos y sus aliados, luego de veinte años de conflicto.

Se llamó “Acuerdo para traer la Paz a Afganistán”, aunque en realidad el resultado fue el derrocamiento del gobierno afgano, y la huida del presidente Ashraf Ghani, observándose sin tapujos la restauración de un régimen integrista que había sido impuesto en Afganistán antes de la invasión occidental.

El momento Biden

El presidente Joe Biden se rindió ante los talibanes – a Estados Unidos le costó toneladas de dólares y la pérdida de 2.500 soldados – en medio de una retirada desordenada, provocando una situación deshonrosa.

Lo gracioso de la “novela” es, que, Biden, parece estar orgulloso, siendo apoyado por los líderes del Grupo 7, como asimismo por la Organización del Tratado del Atlántico Norte, pero lo más delirante son las palabras en las cuales pide “unión, para llevarse bien con los talibanes”…. – ¿Biden, se ha convertido en “embajador de buena voluntad”?-, y manifiesta que no prolongará la fecha estimada, pero lo peor – tonto hasta el mediodía, y también después del almuerzo por el resto del día -, es, “el éxito de la operación de retirada depende de la colaboración de los talibanes”.

En realidad, en tal caso… ¡compasión!

El tiempo, se termina…

Es imposible cumplir el “ultimátum” en la fecha mencionada, y Biden está abandonado a unos 10.000 afganos con doble ciudadanía, o sea, estadounidenses, pero la realidad muestra la imposibilidad de retirarlos, porque, si bien tienen pasaporte de Estados Unidos no están registrados ante la embajada, entonces no pueden buscarlos.

Por lo expresado, lo urgente, es, que, esos dobles ciudadanos, se deshagan del pasaporte norteamericano, porque la documentación los compromete, pues no solo están los talibanes de Afganistán, sino también Al Qaeda, y el Ejército Islámico, el cual tanto odia a los estadounidenses.

Biden, sostiene que, ni el Ejército Islámico, ni Al Qaeda, utilizarán el territorio de Afganistán para adiestrar a terroristas, pero la ciudad de Kandahar funciona como el centro más importante para dicha acción.

El Director de la CIA, William J. Burns, mantuvo una reunión secreta con el líder de los talibanes, Abdulghani Baradar – ¡gran parte de medios noticiosos no quieren ni mencionarlo! -, el cual, antes de estar al frente de la Oficina Política de los fundamentalistas islámicos en Qatar, permaneció ocho años encarcelado, y la CIA, como asimismo Pakistán, fueron quienes se ocuparon de capturarlo.

¡Ahora, se negocia de otra forma!

¡La fecha límite para evacuar, es mañana!

El portavoz talibán, Suhail Shaheen, advirtió: “no se permitirá a los ciudadanos afganos entrar al aeropuerto de Kabul, no aceptaremos ninguna extensión del plazo, y si prolongan la estadía, estarán cruzando la línea roja, provocando una reacción en cadena”.

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