La nueva evaluación virtual de los aprendizajes
Claudio Rama
La nueva dinámica educativa, especialmente universitaria, con el avance hacia formatos híbridos con crecientes componentes digitales en la estructura curricular y en las prácticas pedagógicas, está implicando nuevos criterios de evaluación de los aprendizajes así como de los sistemas de aseguramiento de la calidad, marcados por herramientas y sistemas informáticos. Tal fue el elemento central de una conferencia que realicé en la XXI Reunión Ordinaria del Consejo de Acreditación y Comité Técnico de la Agencia Centroamericana de Acreditación de Postgrado (ACAP) que se realizó en días pasados en Santo Domingo, República Dominicana, y donde tuvieron la gentileza de invitarme a reflexionar sobre los cambios en los sistemas de aseguramiento de la calidad.
A medida que se avanza hacia una educación virtual e híbrida, todos los sistemas de evaluación, tanto de los aprendizajes en relación a los estudiantes, tanto de la evaluación de los procesos de enseñanza, como de los procesos de licenciamiento y acreditación de los programas o de las instituciones, pasan desde los viejos formatos presenciales y documentales a nuevos formatos virtuales o híbridos de evaluación. Es una radical transformación de un componente fundamental de la educación como es la evaluación en su mayor alcance como aseguramiento de la calidad y verificación de los aprendizajes. Esta transformación que es parte de la irrupción de una universidad y educación 4.0., y se produce tanto en los mecanismos, e instrumentos informáticos como también en los paradigmas y concepciones evaluativas. Estamos frente en una enorme transición y una modificación de la educación desde procesos presenciales a procesos virtuales o híbridos en todos sus componentes de enseñanza, aprendizaje, gestión y evaluación que han sido acelerados por la pandemia. Con ello asistimos al pasaje desde verificaciones documentales físicas y presenciales de los aprendizajes al uso de sistemas de evaluación digitales incluyendo el uso creciente de algoritmos para verificar los aprendizajes y evaluar y acreditar el cumplimiento de los estándares. La creciente despresencialización de la enseñanza y el incremento del uso de recursos de aprendizaje digitales, es acompañada con nuevas formas y concepciones de evaluaciones informatizadas y en red. La virtualización de la enseñanza, es parte de una transformación para alcanzar mejores aprendizajes a través de formas digitales sincrónicas y asincrónicas de aprendizaje, y así también la evaluación de los aprendizajes se virtualiza con múltiples sistemas informáticos. Así, los resultados de los aprendizajes se evalúan con complejos software bajo sistemas de “múltiple choice” que además tienen bancos con cientos de opciones. Los trabajos estudiantiles se realizan con programas informáticos y se transfieren por la red para ser colocados en plataformas y aulas virtuales para ser evaluados. Allí, se verifica además su originalidad con sistemas antiplagio, y se acompañan las evaluaciones de los resultados con interacciones digitales tanto sincrónicas como asincrónicas. Se usa Skype, Zoom o Google para realizar presentaciones o defensas de trabajos individuales o colaborativos.
El pasaje a una educación digital 4.0 aumenta la importancia de las plataformas digitales, la gestión y el aprendizaje en red, que van transformando los antiguos procesos académicos y administrativos en procesos digitales en red. Las fechas de presentación de los trabajos se fijan en las plataformas y desaparecen las confusiones. Muchos recursos de aprendizajes están en YouTube de acceso abierto y se usan los MOOCs que además facilitan la tercerización de las evaluaciones y permiten la obtención de micro credenciales que valen como créditos. Es una transformación que facilita las evaluaciones continuas y sumativas y donde el mayor trabajo docente es la preparación de las evaluaciones y no la corrección que hacen ahora los algoritmos informáticos. Las defensas de tesis incluso se hacen por Zoom. Además toda la gestión académica se hace en base a indicadores informáticos. Pero más importante que las técnicas, cambian las concepciones y funciones de la evaluación sobre los aprendizajes y sobre las instituciones. La evaluación se torna más aún una labor profesional y compleja, y cuyos procesos recaen en actores externos a la enseñanza directa. Las evaluaciones de ingreso a las instituciones están a cargo de los algoritmos de las pruebas del College Board o de TOEFL para el inglés. ¿Debe ser el docente el que evalúa los resultados de su trabajo de enseñanza, o debe ser un actor externo que verifica el alcance a determinados estándares de la enseñanza, plantean muchos especialistas?
En esta transición a la educación digital, las resistencias que en su inicio se focalizaron en la propia enseñanza virtual, se transfieren a la evaluación virtual, proclamando que sólo la evaluación presencial garantiza la calidad. El refugio de la ideología “presencial”, es que las evaluaciones deben ser obligatorias presenciales.
Sin duda, más allá de las competencias docentes evaluativas que son escasas en general, la evaluación de la educación virtual tiene aún limitaciones que facilitan los formatos híbridos, tales como las limitaciones de conectividad, demandas estudiantiles de interacción social, marcos normativos, realización de actividades prácticas e incluso los propios sistemas informáticos. Pero la evaluación digital o virtual en sus diversas vertientes aporta mayor precisión de diagnóstico que las evaluaciones tradicionales. Es más completa y precisa, puede abarcar más áreas y es más profunda en la capacidad de medir lo nuevo y no saberes anteriores o generales. Además existe una diferenciación de mecanismos de evaluación vinculados a la diversidad de instrumentos sincrónicos y asincrónicos, y con ello se hace más detallada, compleja y rigurosa: como evaluación de evidencias, de trabajos en aplicaciones informáticas, continua o final con sistemas informáticos con o sin banco de evaluaciones, o incluso de competencias en forma presencial, los sistemas informáticos permiten medir con mayor precisión y comparar más eficientemente. El diagnóstico o la evaluación en todas las áreas de la sociedad se apoya crecientemente en sistemas informáticos. La nueva evaluación facilita la flexibilidad curricular y la individualización de la enseñanza. Mientras que el paradigma evaluativo tradicional se apoyaba en un formato único, la evaluación digital se apoya en diversidad de mecanismos y en su mayor individualización. La pandemia entre muchos aportes, impulso este nuevo paradigma de evaluación que debería continuar y no abandonar.