La Intendenta, su aptitud y su actitud
César García Acosta
La Junta Departamental de Montevideo, más allá del Frente Amplio en el Gobierno, y de su hegemonía por el voto de la gente desde hace 32 años, encierra historias de realizaciones, frustraciones y desavenencias culturales que casi siempre han tenido como protagonistas a sus Intendentes y muy pocas veces, a sus ediles.
Pero lo cierto es que la historia da cuenta que hubo un intendente que dejó su cargo interpelado por un edil de su propio partido, por acusaciones de corrupción dadas a conocer en el Senado (Montevideo/1969); bastando con los dichos de un Senador -en la media hora previa- sobre presuntas irregularidades, para que haya aceptado comparecer ante la Junta, y hasta renunciado a su cargo por una cuestión de responsabilidad política.
Los Intendentes –sea por su historia y tradición- son “caudillos” en lo local con una clarísima proyección nacional. Ser Intendente de Montevideo es ser parte de una institución que, por imagen corporativa puede plantarse ante el país con perfil de Gobierno. Para la ciudadanía el jefe comunal debe profesar sensibilidad política, apego a la ley y ser un confeso republicano.
Pero para muchos analistas el “Palacio de Ladrillo” puede ser la `tumba de los cracks´, y su féretro imaginario se adapta mucho más a la talla de quienes aplican la intransigencia como método, que a los que legítimamente defienden un programa de gobierno por sentirse titulares, más que de una Intendencia, de un centro de formación ciudadana, porque convengamos que los gobiernos departamentales son bastante más que gobiernos de cercanía: para Montevideo, su Intendencia, es un punto de referencia y de encuentros.
Yendo a los hechos como dato objetivo, la denuncia fue por “violación de la Constitución”. Para la Intendenta Carolina Cosse ninguna de las dos cosas sucedió. A su modo de ver “… lo que sí sucedió es que la intendencia respondió todos los pedidos de informes: en 2021 recibió 234 pedidos de informes de parte de los ediles de la oposición y todos fueron respondidos. En 2022, se tramitaron otros 234 pedidos de informes, de los cuales 225 han sido respondidos y los nueve restantes aún están en plazo de trámite.”
La intendenta señaló que, además, el año pasado se presentaron 2.159 solicitudes de acceso a la información pública desde la ciudadanía. Del total, 2.136 (98%) fueron respondidos. “El restante 2% no se respondió porque correspondían a otros organismos del Estado. La intendencia responde y la intendenta da respuesta”, aseveró Cosse, agregando que fue evaluada en 2021 por la Unidad de Acceso a la Información Pública, unidad dependiente de Presidencia de la República, con buena calificación. En esa evaluación, que consideró a 228 organismos del Estado, la comuna capitalina “quedó posicionada en el ranking de transparencia en los primeros diez lugares” y entre las intendencias en el “lugar número uno”. “Por lo tanto, la única explicación que encuentro para haber generado este hecho es que se quiere distraer y confundir a la ciudadanía. No lo van a lograr”, manifestó.
En este contexto, la aptitud como capacidad para realizar adecuadamente una acción o tarea, debe ir de la mano de otro concepto: la actitud que es el comportamiento que una persona emplea para hacer lo que se requiere de ella.
A simple vista podría plantearse ¿qué es más importante, si la aptitud o la actitud?
Pero el dilemapor optar entre actitud y aptitud como debate en la cohabitación laboral, resulta una clave para que pone en juego el factor de la motivación para interactuar y, sobre todo, porque hará que cualquier aptitud que pueda faltar no sea un problema.
El debate aptitud vs. actitud es quien marca la diferencia.
Y la pregunta es: ¿tuvo Carolina Cosse como intendenta aptitud y actitud ante los representantes del pueblo?; ¿fue capaz de dialogar o su incapacidad de comunicación la dejan librada a la incomprensión?
Cosse –más allá de los debates de si juicio político si o no- (o creo que no cabe se lo mire por donde se lo mire), si de algo es responsable es de su falta de actitud republicana. Y que conste que la misma critica le han hecho sus pares, los otros 18 intendentes, ante su falta de comparecencia, diálogo y presencia en un recinto que apenas dista unos metros de su propia oficina.