El Uruguay en los sesenta
La Guerra fría como mala compañera
Miguel Lagrotta
En los años 50 nuestro país había logrado un sistema salarial y de seguridad social muy avanzado para la época. Sin embargo, la Guerra Fría y el plan Marshall y la aplicación del GATT sumado a la reconstrucción europea y a la reconversión del modelo industrial norteamericano complicaron profundamente la estrategia exportadora del Uruguay. Inmediatamente repercute en los salarios que responden con una serie de huelgas en varios sectores del sistema productivo y laboral: transporte, enseñanza, combustibles con una gran fuerza durante el año 1952. El Consejo Nacional de Gobierno o sea el Poder Ejecutivo colegiado enfrenta el tema de las huelgas, la inseguridad y la infiltración comunista. En realidad, la oposición a la aplicación de una “mano dura” la llevó adelante el sector de la lista 15 batllista. Las “Medidas Prontas de Seguridad” se aplican en marzo y en setiembre de 1952. El diario “El País” titulaba “defender el orden contra la subversión; la ley contra la violencia organizada, la libertad contra el libertinaje”. Cesar Batlle sostenía que las huelgas no eran culpa de los obreros “sino de quienes los extraviaban”. Toda esta situación no impidió el triunfo arrollador de Luis Batlle Berres en las elecciones de 1954 con su propuesta: “todo o nada”. Sin embargo, se terminaba lentamente el proceso industrializador, el fin del modelo ISI, y la derrota en cámara lenta del proyecto batllista. Paralelamente Uruguay seguía recibiendo refugiados políticos desde Guatemala en 1954, en 1955 cadetes argentinos durante el conflicto que determinó la caída de Perón. La finalización del colegiado batllista se enfrentó con grandes manifestaciones estudiantiles que reclamaban la sanción de la Ley Orgánica de la Universidad que le otorgaba la autonomía. A estas manifestaciones se unió el movimiento obrero con la consigna “obreros y estudiantes unidos y adelante” inicio de luchas simbólicas vinculantes hasta la actualidad. Todas las leyes reclamadas fueron aprobadas, lo que no impidió la consolidación del inicio del fin del batllismo. La década de 1960 se inicia con dos consignas muy fuetes “los blancos al poder” y “los barbudos a la Habana” Una etapa muy compleja se inicia en los años 60, con la consolidación en el año anterior de la “Liga Federal de Acción Ruralista” y su alianza con el Partido Nacional llevó al gobierno al Partido Nacional. En ese mismo año la Revolución cubana triunfante. Nuestro aletargado país va a entrar en una dinámica sin preparación y nos vamos en ver involucrados en la dinámica ideológica de la Guerra Fría. La década de 1960 en el cono sur de América fue un período de intensos cambios políticos y sociales que tuvieron un impacto significativo en la pérdida de valores democráticos en varios países de la región. Si bien es importante tener en cuenta que la situación en cada país fue única y compleja, se pueden identificar algunos factores comunes que contribuyeron a esta pérdida.
La Revolución Cubana, liderada por Fidel Castro, tuvo un efecto inspirador en muchos jóvenes y movimientos políticos de la época. La promesa de una revolución socialista y antiimperialista resonó en una región donde existían profundas desigualdades y la influencia de Estados Unidos era dominante. La Revolución Cubana generó expectativas y también temores en diferentes sectores de la sociedad.
Los teóricos de la violencia como Frantz Fanon, Regis Debray y Abraham Guillen también ejercieron influencia en la región. Sus ideas sobre la necesidad de la lucha armada como medio para lograr la liberación y la transformación social encontraron eco en grupos y organizaciones políticas que se sintieron marginados o excluidos del sistema político tradicional. Estas ideas contribuyeron a la radicalización de ciertos sectores y a la adopción de la violencia como estrategia política.
En este contexto, la Escuela de las Américas, una institución militar estadounidense que brindaba entrenamiento a militares latinoamericanos, también tuvo un impacto importante. Algunos de los graduados de esta institución participaron en violaciones a los derechos humanos y en la represión de movimientos populares y políticos de izquierda. La conexión entre la Escuela de las Américas y los regímenes autoritarios en la región generó un clima de represión y violencia que socavó los valores democráticos.
Por otro lado, la Guerra Fría también influyó en la región. Argentina, Chile y Uruguay se vieron envueltos en la lucha ideológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En este contexto, los gobiernos de la región, respaldados por Estados Unidos, buscaron erradicar cualquier forma de oposición política y establecer regímenes de seguridad nacional. Esto condujo en varios países de la región a violaciones masivas de los derechos humanos, desapariciones forzadas, torturas y represión generalizada.
La década de 1960 en el cono sur de América fue un período de agitación política y social en el que la influencia de la Revolución Cubana, los teóricos de la violencia, la Escuela de las Américas y la Guerra Fría, así como los intereses geopolíticos, contribuyeron a la pérdida de valores democráticos en Argentina, Chile y Uruguay. Estos factores desencadenantes llevaron a la consolidación de regímenes autoritarios y a la violación sistemática de los derechos humanos. Sin embargo, es importante destacar que la historia y los contextos específicos de cada país pueden variar, y es necesario analizarlos en detalle para comprender completamente los procesos políticos y sociales de la época.
Hannah Arendt, en su libro «La violencia», examina de manera crítica el papel de la violencia en la política y sus consecuencias. Si bien la obra de Arendt se centra en el contexto europeo, sus reflexiones pueden ser aplicadas a otras regiones, incluyendo América Latina. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada contexto histórico y político es único, y las dinámicas de violencia y luchas de liberación nacional en América Latina pueden variar significativamente.
En América Latina, partiendo de la década de1960 se produjeron diversas luchas de liberación nacional, como las revoluciones cubana y nicaragüense, así como los movimientos guerrilleros en países como Argentina, Chile y Uruguay. Estos movimientos buscaban la emancipación de las estructuras políticas, la eliminación de regímenes autoritarios y la implementación de cambios socioeconómicos y políticos radicales.
Si bien es posible establecer algunas conexiones entre las luchas de liberación nacional en América Latina y los movimientos de emancipación en otros lugares, como Argelia, Guatemala o Indochina, es importante tener en cuenta que cada contexto nacional tiene particularidades propias. Los factores históricos, sociales, económicos y políticos específicos de cada país moldearon los movimientos de liberación nacional en la región.
Además, aunque las teorías de liberación nacional y los intelectuales influyentes pueden haber inspirado y apoyado estos movimientos, no se puede reducir la violencia y los conflictos en América Latina únicamente a las teorías intelectuales. Es fundamental considerar las condiciones políticas y sociales que llevaron a la adopción de la violencia como estrategia, así como los factores estructurales que contribuyeron a la opresión y la resistencia.
La Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) y la creación de la Tricontinental fueron eventos significativos en la década de 1960 que buscaban promover la solidaridad entre los movimientos revolucionarios de América Latina, África y Asia, así como la expansión de la Revolución Cubana en la región.
La OLAS se celebró en La Habana, Cuba, en 1967 y contó con la participación de líderes revolucionarios y representantes de diferentes países latinoamericanos. El objetivo principal de la conferencia era coordinar los esfuerzos revolucionarios en América Latina y fortalecer la lucha contra el imperialismo y el neocolonialismo.
La Tricontinental, por su parte, fue una organización fundada en 1966 con el fin de unir a los movimientos de liberación nacional de América Latina, África y Asia. Buscaba promover la solidaridad y la cooperación entre estos movimientos y ofrecer apoyo logístico y político a sus causas.
En cuanto al alcance real de estas reuniones y su aplicación violenta en Chile, Argentina y Uruguay, es importante tener en cuenta que cada país y contexto nacional tuvo respuestas y dinámicas diferentes.
En Chile, por ejemplo, el proceso político y social que llevó al gobierno de Salvador Allende en 1970 estuvo influenciado por la idea de la vía pacífica al socialismo, aunque también hubo sectores más radicalizados que promovieron la lucha armada. Sin embargo, el golpe militar de 1973 liderado por el general Augusto Pinochet y apoyado por Estados Unidos, resultó en una violenta represión contra los sectores de izquierda y el establecimiento de una dictadura militar.
En Argentina, el movimiento guerrillero Montoneros, inspirado por la Revolución Cubana y otros movimientos revolucionarios, llevó a cabo acciones armadas en la década de 1970. Sin embargo, la respuesta del gobierno militar liderado por Jorge Rafael Videla fue una represión masiva y brutal que resultó en miles de desaparecidos y víctimas de violaciones a los derechos humanos.
En Uruguay, el movimiento guerrillero Tupamaros también fue influenciado por la Revolución Cubana y llevó a cabo acciones armadas en la década de 1960 y principios de 1970. La respuesta del gobierno uruguayo fue la aplicación al extremo de los mecanismos legales, votados por el Parlamento sin embargo derivó en represión violenta, estado de guerra interno y la implementación de un proceso en varias etapas que llevó a la disolución de las cámaras.
Las reuniones de la OLAS y la creación de la Tricontinental buscaron promover la solidaridad revolucionaria y la expansión de la Revolución Cubana en América Latina, el alcance real de estas iniciativas y su aplicación violenta en Chile, Argentina y Uruguay fue influenciado por una serie de factores políticos, sociales y geopolíticos específicos de cada país. Las respuestas de los gobiernos en esos países resultaron en represiones y violaciones a los derechos humanos.
La Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) se celebró en La Habana, Cuba, del 3 al 13 de agosto de 1967. Durante la conferencia, se llevaron a cabo discusiones y se adoptaron resoluciones sobre diversos temas relacionados con la solidaridad revolucionaria en América Latina. A continuación, mencionaré algunos de los puntos principales abordados en las resoluciones de la OLAS:
Solidaridad revolucionaria: Se hizo un llamado a la unidad y la solidaridad entre los movimientos revolucionarios latinoamericanos para enfrentar al imperialismo y al neocolonialismo. Se destacó la importancia de la lucha armada y la guerrilla como formas legítimas de resistencia.
Apoyo a la Revolución Cubana: Se reconoció y apoyó la Revolución Cubana como un ejemplo para los movimientos revolucionarios en América Latina. Se exhortó a los países latinoamericanos a seguir el camino de Cuba en la lucha contra la opresión y la explotación.
Antiimperialismo: Se denunció la dominación imperialista y se rechazó la presencia y la influencia de Estados Unidos en América Latina. Se instó a la expulsión de bases militares extranjeras y a la nacionalización de los recursos naturales y las empresas extranjeras.
Independencia y soberanía: Se reivindicó el derecho de los países latinoamericanos a la autodeterminación, la independencia y la soberanía política, económica y cultural. Se abogó por la construcción de un sistema socialista en la región.
Solidaridad con otros movimientos de liberación: Se expresó solidaridad con los movimientos de liberación nacional en otras partes del mundo, como África y Asia. Se buscó fortalecer los lazos de cooperación entre los movimientos revolucionarios de distintas regiones.
Es importante destacar que las resoluciones de la OLAS tuvieron un carácter político y no tenían un carácter vinculante para los países participantes. Además, la OLAS fue una organización efímera y sus objetivos y acciones fueron objeto de controversia y disputas entre los países de la región.
En cuanto a los integrantes de la OLAS, participaron líderes y representantes de varios países latinoamericanos, incluyendo a Fidel Castro de Cuba, Ernesto «Che» Guevara, Salvador Allende de Chile, de Bolivia, de Uruguay entre otros. Cabe mencionar que la participación y el nivel de compromiso de cada país variaron y hubo diferencias ideológicas y políticas entre los participantes.
La teoría foquista de Regis Debray y la influencia de las guerrillas urbanas, como la planteada teóricamente por Abraham Guillén y el modelo insurgente tupamaro en Uruguay, así como las guerrillas directas lideradas por el Che Guevara, jugaron un papel importante en las luchas políticas y sociales de América Latina en la década de 1960 y 1970. Estas acciones armadas y las respuestas violentas por parte de los estados tuvieron consecuencias significativas en la pérdida de valores democráticos y los excesos cometidos por ambos contendientes.
La teoría foquista de Regis Debray sostenía la idea de que un pequeño grupo de guerrilleros, a través de acciones militares y propaganda, podía desencadenar una revolución en un contexto específico. Esta teoría influyó en la estrategia de algunas guerrillas en América Latina, que buscaban generar una «chispa» revolucionaria que encendería el movimiento popular.
La guerrilla urbana liderada por Abraham Guillén fue adoptada por los Tupamaros en Uruguay. Su objetivo era desestabilizar al gobierno y promover la revolución a través de acciones armadas directas y de propaganda. Sin embargo, la respuesta del gobierno uruguayo fue contundente y que llevaron la violación de derechos humanos en un ámbito de guerra interna, lo que llevó a una escalada de la violencia por parte de ambas partes.
El Che Guevara, por su parte, defendía la lucha armada como un medio para lograr la liberación y la transformación social. Sus intentos de impulsar la revolución en Bolivia y otros lugares también llevaron a enfrentamientos violentos entre los guerrilleros y los estados. Estas luchas resultaron en represión y violaciones de derechos humanos por parte de los gobiernos, así como en acciones violentas por parte de las guerrillas.
Estas acciones y respuestas violentas generaron un clima de polarización, represión y violencia en varios países de América Latina. Los excesos cometidos por ambos contendientes, tanto las guerrillas como los estados, tuvieron un impacto negativo en los valores democráticos, ya que se violaron los derechos humanos y se socavaron las instituciones democráticas.
Es importante señalar que la relación entre las luchas guerrilleras y la pérdida de valores democráticos es compleja y no se puede atribuir exclusivamente a estos factores. También existieron otros elementos, como la Guerra Fría, la represión de los movimientos populares y la intervención externa, que contribuyeron a la erosión de la democracia en la región.
Finalmente, la crisis de 1965, la unidad sindical, los movimientos subversivos, la esperanza del “tomar el cielo por asalto” que involucró a intelectuales, estudiantes y trabajadores, sumado a la reforma constitucional de 1966 determinaron un enfrentamiento entre miedos y esperanzas que culmina en el golpe de Estado de 1973.
Ver: Frega, A. y otros. Historia del Uruguay en el siglo XX. EBO 2007.