A medio camino
Alvaro Vero
Hemos llegado a la mitad de esta legislatura y la aguja salteña no se ha movido del panorama del último decenio : escaso aporte al PBI nacional, bajo nivel de calidad de viviendas, excesivo número y creciente de asentamientos, máximos valores de desocupación, informalismo, casi 300 bocas de drogas en 2 años, altos niveles de pobreza y de protección social ( los más altos del país en Salto ,Artigas y Tacuarembó), permanencia de ollas populares ,descreimiento social por lo político y acomodos a dedo naturalizados que siembran desesperanza.
Nos centraremos en las barreras de acceso a los servicios de salud que corresponden a la dimensión organizativo-funcional integrados por distancias-costos-tiempos de espera y disponibilidad de horarios. El precio de los tickets (máximo posible de acuerdo al monopolio instituido) y distancias han sido soslayados.
Esto crea inequidades entre grupos de población departamentales que son evitables y que constituyen diferencias injustas. Y esto es medible con indicadores como los años de vida perdidos ocupando Salto el lugar 15 de los AVP (por muerte prematura y discapacidad)- (OPP) – de la lista de departamentos.
El debut sanitario de los nuevos gobernantes se produce inmediatamente al conteo de votos, donde aparentemente éste da lugar a un rápido y desafortunado designación de un staff médico que naufraga días después con el comienzo de la pandemia y la ignorancia por parte de las designadas en el área pública y “amigas” de otras en el área privada (hermanas del alma según dijeron), donde públicamente asumieron que no iba a ser un problema en Salto donde ellas “estaban haciendo las cosas muy bien”.
El compromiso preelectoral de “hacerle bien a la gente” pronto se olvidó, la gente que pedía servicios oportunos y eficientes recibió promesas de barcazas y un puerto cuyas fotos permanecen en estado de naturaleza pura ; mucho más natural que el Puerto de Palos de la Frontera, donde en 1492 partieron la Niña, la Pinta y la Santa María y que aún mantiene aquellos palos que le permitían operar.- Se pidieron mejoras de la calidad asistencial y bajo marketing engañoso de la humanización médica y cuidados de los derechos de los pacientes se prometieron Free shop, trenes del olvido, puertos deportivos, además IMAES inoportunos.
Finalmente el COVID tuvo la máxima expresión mundial a mediados del 2020 en Salto, (se ocultó), y “goza” del máximo galardón estadístico en suicidios con una atención mental inexistente tanto en estructura como en programas y proyectos, eso sí, con inversión del seguro privado en la anónima médica nunca auditada, de los propios médicos.- Quejas diarias, muertes evitables, omisiones asistenciales graves, ausencia de especialidades que el público busca por miles mensuales en Argentina hacen cristalizar una situación lúgubre, desesperanzadora y fundamentalmente no creíble.
Hoy el Poder Ejecutivo visita muy frecuentemente policlínicas, no entiendo en carácter de qué, pues para prometer faltan más de dos años, y es preciso conocer el estado de salud de la población para determinar sus necesidades. Se desconoce la situación de salud del prestador privado, indiferente a los convenios firmados, a los derechos de los usuarios (7% de afiliados en el interior), sin programas ni proyectos, con discapacitados mentales en la gestión sanitaria, y en particular ignorantes de la epidemiología según solicita y obliga el marco regulador de la asistencia del sistema nacional.
Pero hay un proyecto, siniestro y deleznable. Lo hubo siempre pero hoy con más fuerza.
Hoy la planificación existente tiene un estilo laissez-faire , donde prevalecen los intereses médicos de sus anónimas, deprimentes ,del pasado, en estructuras físicas como gestores de salud, alguna de más de 100 años, que no son controladas, que actúan arbitrariamente, y que no pueden acompañar ningún plan estratégico institucional porque su mediocridad está en cobrar lo más posible cada mes.
Este sistema tiene responsables o mejor dicho irresponsables, con nombre y apellido, que han destruido especialidades, y que el público hoy compara con el minotauro recluido en su laberinto responsable de la decadencia en salud inocultable.
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