Política nacional

Actuar sin miedo

Joaquín Bilat

La crisis producida por el Covid-19 se ha agravado en las últimas semanas, con récord de casos y aumento de las muertes por día. El escenario es complejo, el elefante es grande, necesitamos acción.

Leonardo Haberkorn en una de sus últimas columnas para El Observador, tituló “Cincuenta muertos por día: un elefante en torre ejecutiva” donde hacía una analogía entre el problema que representa el virus y la escalada de muertes con un elefante en el edificio donde trabaja el Presidente. Lo interesante de la columna es que –más allá de malas interpretaciones de un titular por parte de algunos senadores nacionalistas- no se equivoca Haberkorn al enfatizar la falta de acción y toma de decisiones por parte del Presidente.

El Sinae informaba el 16 de Abril la confirmación de 79 fallecimientos con diagnóstico de SARS-CoV-2 en nuestro país,  y que  a la fecha son 1.726  las defunciones con diagnóstico de COVID-19 en Uruguay. Es decir, hay una emergencia, y es esperable que haya reclamos por parte de la oposición e incluso por parte de actores de la coalición de gobierno. Es un momento de escuchar, de escucharse, no alcanza con oponerse a medidas propuestas, es necesario la contrapropuesta que responda al problema existente.

El ex vicepresidente de los Estados Unidos Albert Gore en su libro “El ataque contra la razón” señala que “Las naciones triunfan o fracasan, y definen su carácter esencial según el método que utilicen para desafiar a lo desconocido y afrontar el miedo. Depende en gran parte de la calidad de su liderazgo.” Lo desconocido (o ya no tan desconocido) es el coronavirus y el miedo que provocó, aunque impere actualmente la idea de que la gente ya no le tiene miedo a contraer la enfermedad, sino a las consecuencias, principalmente económicas y sociales que desata la presencia del virus.

Desde las primeras conferencias de prensa con motivo de la llegada de la enfermedad a nuestro país, enseguida se notó la centralidad de la figura del Presidente Lacalle Pou, informando la situación, desde los primeros casos de Covid hasta las primeras muertes a raíz de este. Pero, con el paso de los meses, “la nueva normalidad” pasó a ser normal, las conferencias se hicieron cada vez menos frecuentes, y la información sobre el Covid pasó a ser una sección más de los noticieros. Con la llegada de las vacunas se abrió una nueva esperanza, la salida está cada vez más cerca, pero la situación empeoró, llegaron los picos de casos y record de muertes.

Al Gore señalaba también que “Si el líder explota los temores del pueblo para encaminarlo en direcciones insensatas, el propio miedo puede convertirse en una fuerza desencadenada que se autoperpetúa, que consume la voluntad de la nación y debilita el carácter nacional, además de desviar la atención de las auténticas amenazas y sembrar la confusión acerca de las verdaderas decisiones que toda nación ha de tomar de manera constante sobre su futuro.” Ciertamente el Presidente apelando a la libertad responsable responde a su filosofía liberal y hasta se puede lograr un gran consenso respecto al fin de tal concepto, pero el “quédate en casa” terminó en un slogan y hashtag en Twitter. Los hay quienes no acataron las medidas por voluntad propia, son los menos, y tantos otros que simplemente por falta de apoyo desde el gobierno no podían reducir su movilidad, y que se ven acusados y responsabilizados desde Presidencia por no acatar las medidas. Se desvía la atención, se le quita valor al gobierno y al Estado.

Existe la idea de que en una democracia, la gran premisa generalizada (aunque pocas veces materializada) es que los ciudadanos se comportan como seres racionales, y razonan ante los problemas que se les presentan cotidianamente como si cada cuestión pudiera ser analizada de una forma racional y debatida con imparcialidad, hasta llegar a una conclusión colectiva bien razonada. Pero esto en la práctica no sucede así, no todos actúan razonadamente, ni todos concluyen en quiénes recaen las distintas responsabilidades que corresponde asumir en la actual pandemia.

El 14 de Agosto de 1947 asume la Presidencia Don Luis Batlle Berres, en una parte de su discurso dice algo trascendental sobre gobernar: “(…) El gobierno es acción; es andar siempre hacia adelante; es encarar problemas y tomar caminos; siempre tomar un camino antes que quedarse estacionado y vacilante; prefiero equivocarme andando que detenerme en la marcha.” Porque equivocarse es actuar sin miedo, en estos momentos de agravamiento de la llamada crisis del Covid, hay que actuar. Y como ha venido pregonando el Presidente, para adelante todo lo posible para atrás todo lo necesario.

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