Desarrollo sostenible: COP28 Responsabilidad colectiva
Andrea MADDALENA
Ingeniera. Asesora en MIEM Uruguay. Especialista en Género,
Cambio Climático y Desastres
Andrea Maddalena
Uruguay, con una delegación representativa de la institucionalidad del Estado, participó de la COP 28 (Conferencia de las Partes), realizada en Dubai, Emiratos Árabes, durante diciembre de 2023. La celebración de las distintas cumbres del clima tiene como objetivo lograr la estabilización de gases de efecto invernadero (GEI), atenuando e impidiendo interferencias, derivadas de actividades promovidas por los seres humanos, con el sistema climático. Los temas de agenda jerarquizados de cambio climático son la mitigación a las emisiones que provocan el calentamiento global y la adaptación a los cambios que ya se advierten de manera significativa en el mundo.
En la actualidad nuestro país, ha culminado la primera etapa de su transformación energética, a partir de la descarbonización de su matriz eléctrica, con un 97% renovable entre 2017 y 2020. La segunda etapa de la transformación energética incluye, entre otros desafíos, la descarbonización del resto del sector energético y materias primas, y el desarrollo de una economía del hidrógeno tanto para el mercado local como para la exportación.
La matriz de generación eléctrica de Uruguay está conformada por fuentes de energía eólica (44,2%), hidráulica (39.1%), biomasa (12.1%), solar (3.9%) y térmica (0,7%), un 99,3 de renovable a nivel nacional. Fuente SEG Ingeniería en base a UTE, ute.com.uy; diciembre 2023.En el marco de las metas de descarbonización a nivel nacional e internacional, el hidrógeno verde y sus derivados (con capacidad de descarbonizar distintos usos), se ubica como un vector energético de gran relevancia en la agenda global.
La Hoja de Ruta de Hidrógeno Verde en Uruguay, ya disponible, es una estrategia imprescindible para consolidar una fuerte industria basada en hidrógeno verde y sus derivados, teniendo en cuenta que varios países potencialmente exportadores ya han manifestado su interés. Con mirada a largo plazo, nuestro país podrá generar ingresos por 1900 millones de dólares anuales (2040) y promover más de 30.000 puestos de trabajo de calidad.
Podemos referenciar entonces, sobre la importancia de la energía circular, cuando posibilitamos un uso más eficiente y sostenible de los recursos energéticos que promueven la reutilización y el reciclaje de materiales y desechos, en lugar de su eliminación en vertederos o potencial incineración. Los cambios culturales, a la hora de producir y consumir, nos desafían cotidianamente a nivel individual y colectivo.
La movilidad y el transporte contribuyen al 24% de las emisiones de carbono que provienen de la energía. La forma para enfrentar la dimensión ambiental del transporte sostenible, es la producción de vehículos eléctricos, entre otras formas. La electrificación de la movilidad garantiza mecanismos de descarbonización cuando ésta proviene de fuentes renovables; inmenso desafío que requiere de sensibilización y articulación pública y privada.
Para avanzar en la eficiencia energética son necesarios los incentivos y regulaciones, para motivar las inversiones sin determinadas barreras técnicas y financieras que existen en todos los ámbitos de la sociedad.
Los sistemas energéticos mundiales, actualmente, siguen sosteniéndose, en fuentes no renovables, como gas natural, petróleo y carbón. Uruguay tiene una transición de la matriz energética impulsada desde hace más de una década, como política de Estado, que repercutió no sólo en una generación eléctrica mayoritariamente renovable sino también, en impactos económicos extraordinarios.
Hace unas semanas, en Montevideo, se celebró la octava semana de la energía de la OLADE (Organización Latinoamericana de Energía) con cerca de dos mil representantes de gobiernos, agencias internacionales, academia y empresas de 27 países. Tuvimos la oportunidad de escuchar, de primera mano, a Michelle Bachelet, reflexionando sobre una mayor justicia climática y necesaria transición justa. Hizo referencia a la igualdad de género, como herramienta indispensable para lograr avances en la transición energética, considerando a la energía como un impulsor del desarrollo humano que puede mejorar o empeorar la calidad de vida de las personas.
La energía puede incidir en la realización de cambios educativos, sociales y económicos que promuevan mayor igualdad y niveles de participación más equitativos en espacios de decisión. Es posible, justo y necesario.
Uruguay es un país de escala pequeña, con responsabilidad colectiva evidente, en el cumplimiento de metas de desarrollo sostenible, a través de las políticas de Estado en temas tan importantes como la matriz energética. Garantizar el cuidado del ambiente, la prosperidad de las sociedades en base a la igualdad de oportunidades y de derechos y el fortalecimiento de la democracia son parte de los objetivos por donde transitar las próximas décadas sin dejar a nadie atrás.