Historia

Ansina: el mito y los documentos

Jorge Nelson Chagas

¿Qué pruebas documentales concretas existen sobre Joaquín Lencinas/Lenzina (a) Ansina? El historiador Jorge Pelfort y encontró dos cartas en el Archivo Artigas . En una de ellas Artigas por medio de la pluma de su secretario José Monterroso, expresa lo siguiente: “Acaba de llegar Tío Lensinas del otro lado [obviamente Entre Ríos]. Las tropas de Andrés [Guacurarí] están para Mandisoví que llegarán hoy ó mañana… Mañana marcharé sobre el Uruguay a apurar estas providencias y demás que crea precisas para el más pronto repaso [del Uruguay] á ver si de pronto cargamos sobre estos hombres. Salud y Libertad. 29 8bre. JOSÉ ARTIGAS”. (Fuente: Archivo Artigas, Tomo XXXIII, pág. 306).

Que el regreso del asistente Lencina con la información que recabara “del otro lado” era de suma importancia, lo confirma otra carta enviada al día siguiente por Artigas a otro de sus lugartenientes, Rivera, que reza: “Ayer regresó Tío Lensinas. Este me dice que el barco también pasó del otro lado y llegará hoy. Lo espero y esto me detiene p.a mandar sobre el Uruguay a ver si apuro el ingreso de esos hombres”. (Fuente: Archivo Artigas. Tomo XXXIII, pág.305)

 Estos textos nos aportan tres pruebas fundamentales.

1) Ansina/Lencina/Lenzina existió realmente. Fue un ser de carne y hueso.

2)  Artigas lo llama “Tío”. Es una denominación cariñosa que se le daba en esa época los negros viejos. Lo que implicaría que, presumiblemente, era mayor que el prócer y éste sentía afecto por él.

3) Artigas lo envió a hacer tareas de espionaje. O sea que no era un mero cebador de mate, sino un hombre de extrema confianza que además poseía la suficiente capacidad para realizar ese tipo de actividad. Es interesante contar que el general Líber Seregni – conocedor de esta documentación – consideraba que Ansina había sido “el primer oficial de Inteligencia del Ejército oriental”

Existe otra información más. El oficial oriental Ramón de Cáceres- en sus memorias – relató una anécdota referida a Ansina,  junto al fogón de Artigas. Lo denomina “Asistente”, que en el lenguaje de la época significa  el hombre de confianza del caudillo. (Fuente: Revista del Museo Histórico, Tomo XXIX, pág. 599).

Obsérvese que en ninguno de estos documentos se menciona a Ansina como un sirviente del prócer sino que su papel fue relevante.   No sabemos, hasta el momento cuando nació, donde pasó su infancia, cómo conoció a Artigas. Tampoco  hay pruebas materiales sobre si sabía leer y escribir. Que no fuera un hombre letrado no significa que no fuera culto. No es lo mismo. En esos tiempos bárbaros la lectura y escritura eran saberes elitistas y que prácticamente no tenían ninguna utilidad para los hombres y mujeres que debían sobrevivir en un medio natural hostil y con guerras permanentes. Montar, usar armas para comer o defenderse, conocer la naturaleza y el terreno por donde se  andaba, eran saberes vitales. Olfato, vista, oído se convertían en herramientas esenciales para aquellos hombres y mujeres. No eran incultos. Tenían otros saberes que utilizaban en su vida diaria que, por cierto, no era placentera según nuestros cánones actuales.

(Un dato interesante: Seregni creía que Ansina sabía tocar la guitarra y se hacía pasar por un payador nómade, y esto le permitía adentrarse en los campamentos  de los enemigos y recabar información estratégica para Artigas)

¿Ansina  era un estratega como muchos creen?  Por ahora no podemos afirmarlo. Tampoco podemos afirmar – por falta de datos –  si actuaba como consejero de Artigas en cuestiones afro.   Este último punto encierra un defecto del artiguismo: nunca planteó la abolición de la esclavitud. De ahí que haya aparecido la hipótesis que Ansina lo aconsejaba que no procediera a decretar una abolición absoluta porque los hombres y mujeres negros requerían tiempo para adaptarse a la libertad. Por eso era preferible el gradualismo.

Mi opinión personal: esta hipótesis salvo que se  encuentren documentos que la avalen es prácticamente imposible. Significaría que existía en el artiguismo una sofisticación en el pensamiento de emancipación de esclavos que no aparece en ninguna documentación conocida.  Lo cierto es que el artiguismo consideraba que podía haber negros libres y negros esclavos.  Y esto – antes de hacer cualquier juicio de valor – hay que comprenderlo dentro del contexto de época.

Ahora bien, la documentación encontrada por el profesor Pelfort en el Archivo Artigas revitalizó los esfuerzos para lograr la concreción del monumento. Pero hubo un paso previo.

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