Política Internacional

China mordió el anzuelo

Ricardo J. Lombardo

El gobierno de Xi Jinping parece haber perdido la tradicional paciencia  china ante la embestida de Trump, y ahora quedó en falsa escuadra.

El sorprendente anuncio  de la suba de aranceles  del presidente norteamericano que rompe con la vocación hacia el libre mercado de su país, ahora muestra tener como objetivo principal revertir el resultado comercial de su intercambio con China.

En 2024, Estados Unidos importó 462.500 millones de dólares en bienes y servicios de China y exportó 199.200 millones de dólares, lo que resultó en un déficit comercial de 263.300 millones de dólares.

El extraordinario crecimiento de la economía del país asiático en los últimos 40 años, hizo que pudiera salir de una situación de extrema pobreza en que lo dejó el régimen de Mao, a convertirse en la segunda economía mundial,

Eso se basó fundamentalmente en las ventajas competitivas que tenía por los bajos niveles del costo de su mano de obra en un país donde había mil millones de pobres y en las inversiones extranjeras, fundamentalmente provenientes de Estados Unidos.

Así, China creció, creció, creció y sus excedentes  demoró en destinarlos a la mejora del nivel de vida de su población, cosa solo posible en un régimen estrictamente autoritario. Se dedicó fundamentalmente  a comprar Bonos del Tesoro norteamericanos.

Así, durante décadas, las dos economías quedaron entrelazadas. El nivel de consumo y bienestar de la economía norteamericana permitía absorber la producción de China y además sus déficits tanto público como comercial eran financiados con el mismo dinero que los chinos destinaban a los bonos del tesoro.

Este proceso fue haciendo a China más poderosa y a Estados Unidos más vulnerable.

Pero llegó el momento de la reacción norteamericana a este estado de cosas. Y lo hizo a través de la bravuconada de un presidente que parece haber visto muchas películas del oeste, y cree necesario siempre atacar con todo y después proceder a negociar.

Su anuncio de elevar los aranceles de manera generalizada, pareció una medida demasiado contradictoria de un país que ha sido el paladín de la libertad de los mercados.

Pero ahora la jugada se ve clara.

La reacción del gobierno chino retaliando con su propios aumentos arancelarios, lo hizo perder su  promocionado lugar de liderazgo hacia el libre comercio, y con esa pérdida de línea  le da el espacio a Trump para reformular las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos, de manera más equilibrada y, por lo tanto, menos favorables al país asiático.

China perdió la paciencia y mordió el anzuelo.

Así que, mientras esto dura, esperar y ver.

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